Mientras la atención internacional se posa sobre la destrucción y los muertos palestinos que provocan los continuos bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza, por un lado, y las cruentas y trágicas historias de los mil asesinados que dejó el masivo ataque de Hamas contra el sur israelí el fin de semana, otra crisis crece día a día y podría romper una verdad histórica de Israel: en momentos de guerra, la unidad se impone, sin grietas ni cuestionamientos, al menos mientras duren los tiros. La tensión militar sigue a tope y la conmoción por las masacres cometidas por milicianos palestinos aún domina la sociedad; sin embargo, al primer ministro Benjamin Netanyahu le costó convencer a la oposición de unirse en un Gobierno de emergencia y recién este miércoles pudo sellar "un gabinete de guerra" con al menos un dirigente crítico. En parte, las tensas negociaciones se debieron a que no logra frenar la lluvia de críticas por lo que muchos consideran no solo fue una falla de inteligencia, sino una estrategia política equivocada.
El ataque de Hamas sorprendió a los israelíes y al mundo entero no solo porque los sofisticados servicios de inteligencia de Israel no lo vieron venir, sino que además se trata de la operación militar más sofisticada de la historia del movimiento islamista palestino, que nació en 1987, en un momento en que -según coinciden la mayoría de los analistas israelíes y palestinos- al Estado israelí le convenía impulsar la vieja estrategia de divide y triunfarás para debilitar a la entonces Organización para la Liberación Palestina (OLP) y, principalmente, al liderazgo del ya fallecido Yasser Arafat, quien apenas cinco años después estaría en Estados Unidos firmando un un primer acuerdo de paz parcial con el entonces presidente de Israel, Yitzhak Rabin, asesinado dos años más tarde por un extremista de su país.
MÁS INFO
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Apenas un año después del asesinato de Rabin, Netanyahu llegó por primera vez al poder en Israel. No tenía intención de continuar profundizando el proceso de paz, que aún tenido enamorado al mundo. Una forma de boicotearlo era debilitar a Arafat y a su flamante Autoridad Nacional Palestina (ANP), con la que había logrado volver a territorio palestino, aunque se mantuviera la ocupación. Tras la muerte de Arafat, la estrategia continuó con su sucesor: el actual presidente, Mahmud Abbas.
Una columna de opinión del diario Times of Israel del domingo recordó: "Durante años, los sucesivos Gobiernos liderados por Benjamin Netanyahu tomaron un enfoque de dividir el poder entre la Franja de Gaza y Cisjordania, poniendo a la Autoridad Nacional Palestina de Mahmud Abbas de rodillas, mientras hacía movimientos para impulsar al grupo terrorista Hamas. La idea era prevenir que Abbas -o cualquier otro del gobierno de la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania- pudiera avanzar en el establecimiento de un Estado palestino. Entonces, en su apuesta por debilitar a Abbas, Hamas se convirtió de un mero grupo terrorista en una organización con la que Israel mantuvo negociaciones indirectas a través de Egipto, y las que le permitieron recibir infusiones de dinero desde el exterior".
El martes, el diario Haaretz pareció ratificar este análisis cuando citó un discurso que, según afirmó, Netanyahu dio a su bancada en el Congreso en marzo de 2019, es decir, luego de haber ordenado él mismo dos ofensivas masivas contra la Franja de Gaza para atacar a Hamas a quien había comparado con el Estado Islámico por "su salvajismo" contra civiles. "Cualquiera que quiera evitar el establecimiento de un Estado palestino -había dicho, según Haaretz a sus aliados hace solo cuatro años- debe apoyar el fortalecimiento de Hamas y la transferencia de dinero a Hamas. Esto es parte de nuestra estrategia, aislar a los palestinos en Gaza de los palestinos en Cisjordania."
El primer ministro nunca confirmó esta declaración. Sin embargo, Ami Ayalon, el ex militar que fue jefe del servicio de inteligencia interior Shin Beth entre 1995 y 2000, le contó el martes al diario francés Le Figaro: durante el actual Gobierno, "los comandantes de todas las organizaciones de seguridad le dijeron (a Netanyahu) que la política que impulsaba era mala y que era obvio que sería utilizada por nuestros enemigos. Percibieron un momento de gran división alrededor de la crisis provocada por la reforma judicial". Además, agregó: "El Gobierno israelí hizo todo para asegurar que Fatah (el partido de Abbas) y la Autoridad Palestina no sean más un socio ya que le dieron poder a Hamas".
Y, como si esto no fuera suficiente, el lunes la agencia de noticias estadounidense AP y el portal de noticias israelí Ynet publicaron relatos de funcionarios de inteligencia del vecino Egipcio, que pidieron no revelar sus identidades al contar que el ministro de su cartera le había advertido al premier israelí varias veces que "algo grande" estaba por pasar. Egipto es el país que una y otra vez Netanyahu utilizó como mediador en sus negociaciones con Hamas.
MÁS INFO
Ynet contó que, 10 días antes del ataque de Hamas del sábado, el general Abbas Kamel habló con Netanyahu y le dijo que "algo inusual, una operación terrible". La fuente de AP, en tanto, relató: "Les habíamos avisado que la situación iba a explotar muy pronto y que sería algo grande. Pero subestimaron las advertencias." Según agregó, los israelíes estaban más concentrados en Cisjordania, donde varios de sus ministros vienen apostado todo a apoyar el avance de las colonias judías sobre ese territorio reconocido internacionalmente como parte del futuro Estado palestino.
Netanyahu negó todo y dijo que nunca hubo advertencias del Gobierno de Egipto. Sin embargo, este miércoles, el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Michael McCaul, contó a la prensa en Washington que El Cairo sí advirtió "tres días" antes. "Sabemos que Egipto advirtió a los israelíes, tres días antes, de que podría ocurrir un evento similar" a los ataques de Hamas, dijo McCaul y agregó: "No quiero entrar demasiado en información clasificada, pero se dio una advertencia. Creo que la pregunta era a qué nivel", según replicó la agencia de noticias AFP.
Entre las críticas y denuncias, la necesidad de un Gobierno de emergencia
Luego del ataque de Hamas y cuando comenzaron a lloverle las críticas, Netanyahu apeló de inmediato a la convocatoria de un gobierno de unidad, convocando a los líderes que hasta hace una semana apoyaban las manifestaciones multitudinarias que durante meses pidieron la renuncia del primer ministro y la suspensión de la reforma judicial que empuja en el Congreso.
Los dos principales líderes de la oposición, el ex premier Yair Lapid y ex ministro de Defensa Benny Gantz, pusieron primero como condición para sumarse la salida del actual ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, un dirigente ultranacionalista y de extrema derecha que es señalado hoy como uno de los grandes responsables de la falla de inteligencia y seguridad que permitió la inédita infiltración masiva de Hamas el sábado. Además, reclamaron remover al ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, otro referente del ala más radical del Gobierno que supo ser una de las voces más extremistas, xenófobas y violentas en su apoyo a la avanzada de los colonos sobre Cisjordania.
"Netanyahu sabe que con la composición extrema y disfuncional del actual gabinete es imposible hacer la guerra. En el actual estado de emergencia tengo razones para dejar de lado las diferencias y establecer con él un gobierno de emergencia profesional y limitado", dijo Lapid al principio de la semana y varios medios israelíes agregaron que Gantz, un ex jefe del ejército, también le pidió un compromiso real para derrocar a Hamas esta vez. Este miércoles, Gantz y Netanyahu se reunieron y finalmente hubo fumata blanca, aunque parcial.
En un comunicado conjunto, informaron del acuerdo y la creación de "un gabinete de guerra" compuesto por Netanyahu, Gantz y el actual ministro de Defensa, Yoav Gallant. Faltarían definir dos nombres más. Por ahora, Ben Gvir no parece haber quedado adentro. Esta información también parece haber dejado afuera al otro líder mayoritario de la oposición, Lapid.