El jefe de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, presentó un plan de diez puntos para poner fin a la "carnicería" en la Franja de Gaza que incluye la apertura de más pasos fronterizos, incluido el de Kerem Shalom, que une el enclave con Israel, para permitir la entrega de ayuda humanitaria a la población. "A medida que la masacre en Gaza alcanza nuevos niveles de horror cada día, el mundo sigue observando conmocionado como los hospitales son atacados, los bebés prematuros mueren y toda una población se ve privada de los medios básicos de supervivencia. No se puede permitir que esto continúe", dijo Griffiths en un comunicado recogido por la agencia de noticias Sputnik.
"Esto no puede continuar. Las partes en conflicto deben respetar el derecho internacional humanitario, acordar un alto el fuego y detener los combates", dijo. El funcionario instó a todas las partes a implementar un plan de diez puntos, que incluye adoptar un alto el fuego humanitario; facilitar un flujo continuo de convoyes de ayuda; abrir puntos de cruce adicionales para la entrada de ayuda y camiones comerciales, incluido Kerem Shalom, que comunica la frontera entre la Franja de Gaza e Israel.
También propone "mejorar el mecanismo de notificación humanitaria para ayudar a evitar ataques contra civiles e infraestructuras civiles" de las hostilidades, y financiar la respuesta humanitaria, que ahora asciende a 1.200 millones de dólares. Griffiths subrayó que otros puntos son "permitir a la ONU y a otras a organizaciones humanitarias públicas y privadas acceder a combustible en cantidades suficientes para entregar ayuda y dar servicios básicos en Gaza sin impedimento o interferencias".
El plan incluye permitir "expandir el número de refugios seguros para desplazados en escuelas y otras instalaciones públicas en Gaza, así como garantizar que son zonas seguras durante las hostilidades" Asimismo, pidió establecer "puntos de distribución de ayuda para civiles, en línea con las necesidades. Permitan que los civiles se muevan a zonas seguras y que vuelvan de forma voluntaria a sus residencias". Destacó que el último punto del plan es "aplicar un alto el fuego humanitario para permitir que los servicios básicos se reinicien y el comercio esencial se reinicie".
"Un alto el fuego así es también vital para facilitar la entrega de ayuda, permitir la liberación de los rehenes y dar un respiro a los civiles", argumentó. El pasado 7 de octubre, el movimiento islamista palestino Hamas lanzó miles de misiles desde la Franja de Gaza en un ataque sin precedentes y realizó una incursión armada en las zonas fronterizas del sur de Israel, que dejó cerca de 1.200 muertos y unos 240 secuestrados, incluyendo a una veintena de argentinos. En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró que el país "está en guerra".
Desde el 9 de octubre Israel mantiene el enclave palestino sin provisiones básicas y emplaza a cientos de miles de civiles a desplazarse hacia el sur del enclave, adonde la ayuda humanitaria internacional llega a cuentagotas a través del paso de Rafah, en la frontera con Egipto. En tanto, las autoridades de Gaza, controladas por el grupo islamista, cifraron en más de 11.200 los muertos por los bombardeos israelíes, entre ellos unos 4.600 niños.