Los bombardeos entre Israel y Hezbollah no se hicieron esperar después de las inéditas -por su escala- explosiones de localizadores personales o pager y walkie talkies utilizados por miembros de la milicia-partido libanesa y atribuidas a Israel. Mientras seguían contando las víctimas -también civiles- llegaron los ataques de artillería y fuerza aérea del Ejército de Israel que este viernes mataron en el sur de Beirut a un jefe del grupo chiita, mientras que estos siguen lanzando cohetes contra el norte del país hebreo que provocaron la muerte de dos soldados israelíes. Los cruces hasta el momento no produjeron golpes a centros de población y según especialistas, parecen querer evitar una escalada aún mayor, pero no la descarta.
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Cerca de 150 cohetes lanzó el grupo islamista contra el norte de Israel en las últimas horas, pero dado que la mayoría cayeron en zonas abiertas, únicamente provocaron incendios sin víctimas civiles hasta el momento. Sin embargo, el jueves, Israel informó del fallecimiento de dos de sus soldados en lanzamientos previos desde el Líbano. Mientras que un ataque israelí en plena capital libanesa, Beirut, mató este viernes a Ibrahim Aqil, alias "Tahsin", el comandante de las fuerzas especiales de Hezbollah (Fuerza Radwan). También en Siria, hubo un ataque atribuido a Israel contra un coche cerca del aeropuerto de Damasco, pero aún no se informó quiénes fueron las víctimas. El gobierno del primer ministro israelí aseguró que afectó hoy cientos de plataformas de lanzamiento de Hezbollah.
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Israel y Hezbollah, dos enemigos históricos, vienen escalando las tensiones desde que el grupo islamista libanés se “solidarizó” con Gaza desde el inicio de la incursión israelí en ese territorio, donde las víctimas ya superan los 41 mil muertos, además de miles de heridos. Esa ofensiva se produjo después de que la milicia palestina Hamas atacara el país hebreo el 7 de octubre dejando a su paso 1200 personas fallecidas y secuestrara otras 250, entre ellas una veintena de argentinos. Desde entonces, los cruces principalmente de cohetes fueron una constante en la frontera sur del Líbano y la frontera norte de Israel.
Sin embargo, esta semana Israel logró dar un golpe imprevisto a la milicia libanesa, ya que, si bien hasta el momento no reconoció su autoría, todo indica que el país está detrás de las explosiones de pagers y walkie-talkies que se registraron el martes y miércoles en el Líbano. Los dispositivos de comunicación inalámbrica explotaron en varias regiones del país mediterráneo e incluso en la vecina Siria. Los aparatos que son utilizados principalmente por el grupo islamista también generó muerte entre civiles.
El jueves, el ministro de Salud, Firas Abiad, afirmó a periodistas en Beirut que la cifra de muertos por la segunda ola de explosiones subió a 25, y a 608 la de heridos. Otras 12 personas, incluyendo a dos menores, murieron un día antes por las explosiones de los pagers o bípers. Abiad también detalló que unas 2.300 resultaron heridas ese primer día, y no 2.800, como se había informado al principio, porque algunos heridos fueron contados dos veces en el caos que siguió a los estallidos. En total son 37 víctimas fatales y más de 2900 heridos. Por su parte, Hezbollah afirmó que 25 de sus miembros murieron el miércoles, lo que iguala la cifra total de víctimas mortales de la víspera dado por el Gobierno, pero aún falta determinar si son las mismas personas.
El portal de noticias estadounidense Axios, citando a funcionarios de Estados Unidos, aseguró que Israel informó al Gobierno de Joe Biden con anticipación que iba a ejecutar el ataque. Hasta el momento no está claro si se trató de un golpe que buscó desbaratar la organización de un posible ataque de Hezbollah contra Israel. Los cierto es que Hezbollah e Israel relanzaron ataques convencionales, y este viernes llegó la nueva escalada entre dos enemigos jurados que ya tienen dos guerras en su historia.
Peligro de una escalada mayor
El repunte de estos enfrentamientos entre Israel y Hezbollah hacen temer con la posibilidad de una expansión del conflicto en Medio Oriente. Las autoridades israelíes instruyeron en las últimas 24 horas a su población, principalmente del norte del país -donde gran parte ha sido evuada desde el inicio de la invasión a Gaza- que se mantengan cerca de los refugios y reducir su movimiento por esas zonas que comprenden la Alta Galilea, las entradas de Hermón, Yosod Ha Maale, Hazor, Rosh Pina, Safed Metola y los del Golán Norte.
En tanto, los lanzamientos de la Fuerza Aerea y artillería israelí no parecían estar dirigidos a grandes centros de población, según reportes de periodistas en el lugar. “El conflicto entre Hezbollah y Israel puede haber alcanzado un nuevo nivel… pero la última escalada todavía se encuentra dentro de las reglas de combate no escritas: Israel continúa su estrategia de desgaste contra Hezbolá y ambos bandos respetan los centros de población”, informó esta mañana desde territorio libanés la periodista de la cadena de noticias Al Jazeera Zeina Khodr. Pero antes del mediodía de Argentina, se registró el ataque en Beirut, en plena capital libanesa, contra un edificio donde se encontraba Tahsin. La misma periodista aseguró que Israel parecía haber declarado finalmente la guerra.
Ayer, en sus primeras declaraciones públicas tras los ataques con dispositivos de comunicación, el máximo líder de la milicia chiita libanesa Hassan Nasrallah dijo en un discurso televisado que Hezbollah sufrió un "golpe enorme y sin precedentes" con la ofensiva de Israel de esta semana, pero que se recuperará, continuará la lucha y se vengará. "El enemigo enfrentará un castigo severo y justo de donde lo espera y de donde no lo espera", amenazó, después de decir que habían cruzado una “línea roja”.
Riad Kahwaji, analista en temas de seguridad radicado en Dubái, se preguntó después del discurso de Nasrallah si estos ataques de los libaneses “para apoyar a Gaza” no podrían terminar con la ocupación de Israel de las tierras del sur del Líbano. “¿Cómo podemos explicar y justificar la apertura de un frente para salvar otro frente perdiendo tierras libanesas? La guerra de Gaza terminará de una forma u otra, entonces, ¿cuánto debe perder el Líbano antes de eso? ¿Dónde está la lógica militar y estratégica en esto?”, se cuestionó los dichos del líder de Hezbollah.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo el miércoles que las fuerzas militares israelíes estaban "al comienzo de una nueva fase de la guerra que requerirá "coraje, determinación y perseverancia". No mencionó los artefactos explosivos, pero elogió el trabajo del Ejército y las agencias de seguridad israelíes y consideró que "los resultados son muy impresionantes". Y agregó que, después de meses de lucha contra Hamás en la Franja de Gaza, "el centro de gravedad se está desplazando hacia el norte al desviar recursos y fuerzas". El gobierno de Israel definió como parte de sus objetivos de guerra -desde que invadió Gaza- la vuelta de su población al norte del país, de donde fueron desplazados desde octubre por los cruces con Hezbollah, mientras que Nasrallah dijo que no va a dejar de atacar esa zona hasta que no se retiren de Gaza.
En este contexto, los dos sectores tensan la cuerda al máximo. Cabe recordar que si bien no es la primera vez que Nazrallah habla de que Israel ha trasvasado un límite hacia un punto de no retorno, y que Israel eleva la apuesta, tanto la milicia como el país hebreo vienen dando señales de que están dispuestos a elevar el conflicto pero no al punto de una guerra total. El director y analista del Middle East Institute, Firas Maksad, dijo en su cuenta de X que “Israel y Hezbollah están destinados a librar una guerra limitada, pero más amplia, antes de que se pueda desbloquear un nuevo acuerdo de seguridad en el sur Lebanon”.
De todos modos, este objetivo, con este nivel de tensión, puede salirse de eje ante cualquier mínimo error de cálculo. Y un ataque como el de hoy a Beirut, podría indicar un nuevo corrimiento de los límites, con costos altísimos para los dos países. “Existen paralelismos inquietantes entre Gaza y el Líbano: Israel no puede lograr sus objetivos declarados en ninguno de los dos países, pero está decidido a intentarlo mediante una violencia aplastante, mientras que Hamás y Hezbolá se muestran inflexibles en su intento de mantener su posición, a pesar del tremendo coste que ello implica para sus pueblos”, agregó Maksad.