Toda China se paralizó hoy e hizo sonar las sirenas para rendir homenaje al expresidente Jiang Zemin, fallecido la semana pasada a los 96 años y quien fue exaltado como un hombre que "dedicó su vida" al país.
El homenaje, en presencia del presidente Xi Jinping, comenzó a media mañana en el Gran Salón del Pueblo de Beijing y fue transmitido en vivo por la televisión estatal del país comunista, un día después de que el cuerpo de Jiang fuera cremado en la capital china.
La nación guardó tres minutos de silencio mientras sonaban las sirenas.
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"Dedicó toda su vida y su energía al pueblo chino, dedicó su vida a luchar por la independencia y la felicidad del pueblo", declaró el presidente Xi a los miembros del Partido Comunista congregados en el salón, informó la agencia de noticias AFP.
El exmandatario murió el miércoles pasado en Shanghái, víctima de leucemia y falla múltiple de órganos, según medios estatales.
En Yangzhou, la ciudad natal de Jiang, unas 100 personas se reunieron frente a su antigua residencia para cumplir con los tres minutos de silencio.
Las banderas en el país ondearon a media asta, así como en edificios oficiales chinos en el exterior.
Entretanto, las bolsas de Shanghái y Shenzhen suspendieron las negociaciones durante los tres minutos de silencio, al igual que la Bolsa de Oro y Plata de Hong Kong.
Mientras autoridades y empleados públicos guardaban los minutos de silencio, cientos de navíos en la bahía de Hong Kong hicieron sonar sus sirenas.
Incluso el entretenimiento público fue suspendido, con algunos videojuegos como el popular League of Legends que hicieron una pausa de todo un día.
"Jiang Zemin fue un destacado líder de gran prestigio", publicó el diario China News en un obituario titulado "La gran y gloriosa vida de Jiang Zemin".
Su cuerpo fue incinerado ayer en Beijing en una ceremonia a la que asistieron el presidente Xi y otros altos dirigentes, consignó la agencia estatal de noticias Xinhua.
También asistió el expresidente Hu Jintao, quien fue retirado al parecer contar su voluntad del reciente XX Congreso del Partido Comunista, en octubre pasado, en un incidente que captó la atención mundial.
El jueves pasado, los restos de Jiang fueron trasladados en avión a Beijing. El presidente Xi estaba presente para su llegada, según las imágenes de la TV estatal CCTV.
Con brazaletes negros y flores blancas en sus chaquetas, el presidente y otros altos dirigentes se inclinaron de forma coordinada cuando los restos de Jiang eran sacados del avión.
Jiang fue secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) entre 1989 y 2002 y presidente del país entre 1993 y 2003.
Llegó al poder tras las protestas estudiantiles de Tiananmen de 1989 que terminaron con una feroz represión y la muerte de un número nunca conocido de manifestantes.
El suceso desencadenó una profunda lucha de poder en la cúpula del PCCh entre los partidarios de la línea tradicional y los reformistas.
Esto hizo que Jiang fuera elegido como líder por acuerdo mutuo, con la esperanza de que unificara a los miembros más vinculados a la vieja guardia y los más liberales.
Finalmente, fue considerado la figura capaz de equilibrar el giro aperturista de Deng Xiaoping con la estabilidad y el control del partido al frente del Estado.
Cuando Jiang reemplazó a Deng como líder del PCCh en 1989, China se encontraba aún en la primera etapa de su modernización económica.
Cuando dejó el poder en 2003 había sentado las bases para el ascenso del gigante asiático a la categoría de las superpotencias, con tasas de crecimiento inéditas y tras haber forjado la imagen de un gigante global, favorable a los negocios.
Poco antes, en 2001, esa trayectoria se había consolidado con el acceso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Otro hito de su gestión fue la supervisión del traspaso pacífico de Hong Kong en 1997.
En el liderazgo lo sucedió Hu, de 79 años, otra figura aperturista.
Los analistas afirman que Jiang y su grupo, conocido como "La Banda de Shanghái", continuó influyendo en las políticas comunistas mucho tiempo después de que abandonara el poder.
Desde su retiro, Jiang era visto con cariño por sus admiradores chinos de las generaciones Y (nacidos de 1980 a fines de los años 1990) y Z (de fines de los 1990 a 2010), autodenominados los "Fieles del Sapo", fascinados por su porte similar al de un batracio y sus excéntricos ademanes.
Con información de Télam