El Gobierno de Estados Unidos anunció este martes que el presidente Joe Biden recibirá el próximo viernes 10 de febrero a su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en la Casa Blanca para la primera visita oficial del tercer mandato del sudamericano en la potencia del Norte.
"Los dos presidentes discutirán el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a la democracia de Brasil y cómo los dos países pueden continuar trabajando juntos para promover la inclusión y los valores democráticos en la región y en todo el mundo, particularmente en el marco de la próxima Cumbre por la Democracia de marzo", informó la Casa Blanca en un comunicado, según la agencia de noticias Europa Press. Asimismo, Biden y Lula discutirán en su encuentro otros "desafíos" comunes, como la lucha contra el cambio climático, la protección de la seguridad alimentaria, el fomento del desarrollo económico, el fortalecimiento de la paz y la seguridad y la gestión de la migración regional.
Fuentes gubernamentales brasileñas habían confirmado hace unas semanas que Lula visitaría Estados Unidos, pero no habían puesto una fecha. Ahora, el encuentro podría coincidir con el proceso de visa de turista que demandó hace solo unos días el ex presidente Jair Bolsonaro, quien abandonó su país dos días antes de terminar su mandato, a fines de diciembre, y se instaló en Florida, en principio por unas vacaciones cortas. Desde allí, guardó silencio cuando miles de sus seguidores irrumpieron y destruyeron parte de las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia, la capital. Solo cuando empezaron a lloverle denuncias por su presunta responsabilidad, condenó -tibiamente- la violencia y hasta prometió volver antes a territorio brasileño.
Sin embargo, ahora que la corte suprema le abrió una investigación -que se suma a otra que ya realizaba por presuntas acciones para debilitar la democracia durante su Presidencia-, el ex presidente decidió pedir formalmente al Estado norteamericano una visa de turista de seis meses ya que este martes vence la visa especial con la que ingresó en diciembre, cuando aún era mandatario.
En ese contexto y especialmente tras la alianza que Bolsonaro mantuvo con el ex presidente estadounidense Donald Trump, Biden fue muy claro, desde el primer momento, en su buena sintonía con Lula. Lo llamó ni ganó el balotaje presidencial, envió a un enviado especial a su asunción y, en Twitter, condenó el ataque a la democracia en Brasilia, al igual que lo hicieron su secretario de Estado, Antony Blinken, y varios de sus asesores.
Sin embargo, ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado comentaron aún sobre el pedido de Bolsonaro de quedarse en Estados Unidos, ni siquiera cuando un grupo de legisladores del mismo partido de Biden pidieron públicamente que sea rechazada y el ex mandatario brasileño vuelva a su país para rendir cuentas ante la Justicia.
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