Miles de partidarios del ex presidente Jair Bolsonaro -quien aún no reconoció explícitamente su derrota electoral- invadieron este domingo por la tarde la sede de los tres poderes del Estado en la capital de Brasil, Brasilia: el Congreso, la Presidencia y la sede de la corte suprema. La Policía Militar respondió con gases, aunque muchos de ellos parecieron estar en connivencia con los golpistas que piden una intervención militar para poner fin al flamante Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Al final de la noche, el flamante ministro de Justicia, Flávio Dino, el ataque fue "un acto de terrorismo" y de "golpismo".
Tras horas de inédita tensión en la capital brasileña, Lula decretó la intervención federal de la seguridad pública del Distrito Federal y nombró a un interventor que tomará control de todas las fuerzas de seguridad locales y responderá directamente a él, sin pasar por el gobernador. Poco antes y ante los rumores de una posible intervención federal total sobre la capital, el gobernador capitalino y aliado declarado de Bolsonaro, Ibaneis Rocha, había anunciado que echó a su secretario de Seguridad -que había sido ministro de Justicia de Bolsonaro- y ponía a disposición su Gobierno a Lula.
Poco después, se vio un primer cordón nutrido de policías antidisturbios del DF rodeando el Palacio del Planalto, la sede presidencial, y luego una cadena de sirenas con colectivos. Aún no había caído la noche, cuando la prensa local mostró las primeras detenciones y cómo la explanada del frente al Planalto estaba ya casi desierta y los destrozos de la parte externa eran evidentes.
Uno a uno, los bolsonaristas extremistas, la mayoría con la camiseta de la selección o con los colores de la bandera nacional, caminaron en fila y esposados detrás de la espalda por la misma rampa que, hace solo una semana, Lula había subido junto a miembros de la sociedad civil para asumir la Presidencia. Según el Gobierno del Distrito federal, ya son más de 400 los detenidos.
Antes de que Lula se pronunciara y el gobernador del DF reaccionara, las imágenes de la televisión local mostraron cómo destrozaron especialmente el interior del Congreso, incluido el recinto, además del Palacio del Planalto, la sede donde hace apenas una semana asumió Lula en un clima de fiesta. El flamante presidente no estaba en la capital porque estaba visitando una zona de San Pablo afectada por fuertes lluvias. Por eso, primero se reunió parte de su gabinete y fueron ellos y su círculo cercano quienes empezaron a negociar una solución con los otros dos poderes, además de la Procuración General.
Rápidamente quedaba claro que la responsabilidad política principal recaía en el Gobierno del Distrito Federal que no había garantizado la seguridad, pese a que la movilización de los bolsonaristas que hace meses piden en las calles un golpe de Estado se conocía desde el viernes pasado.
Casi como amenaza, el líder del nuevo oficialismo en el Congreso, Randolfe Rodrigues, informó entonces por Twitter que está presentando, junto a la titular del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, un pedido de intervención a la seguridad pública del Distrito Federal. "El Gobierno del DF fue actuó de manera irresponsable frente a la invasión de Brasilia y del Congreso Nacional. Es un crimen anunciado contra la democracia, contra la voluntad de las urnas por otros intereses. El gobernador y su secretario de Seguridad, bolsonarista, son responsable de lo que suceda", tuiteó la aliada de Lula.
A esto se sumó los rumores de un posible juicio político contra el gobernador Rocha, lo que finalmente no sucedió. En cambio, el fiscal general de Brasil pidió la detención de Anderson Torres, el ex ministro de Justicia de Bolsonaro que hasta hacía unas horas era el secretario de Seguridad del DF. Además, el Gobierno de Lula le pidió a la corte suprema que se desmantele de una vez y por todas los campamentos de los golpistas bolsonaristas que están en las calles desde hace meses. Con la nueva intervención federal, tener el poder para hacerlo directamente, sin coordinar con el gobernador de Brasilia.
El inicio del ataque
El enfrentamiento comenzó poco antes de las 15, cuando los manifestantes salieron de su campamento frente al Cuartel General del Ejército, para dirigirse frente al Ministerio de Justicia. Luego, un grupo de ellos se desvió para invadir parte de la explanada cubierta de césped situada en los exteriores del Parlamento. Aún en medio del descontrol y cuando las imágenes de destrucción colmaban la televisión, los helicópteros de la Policía Militar continuaron sobrevolando la zona, aunque en la tierra parecían haber dejado de actuar.
Poco después y ante el silencio del gobierno local de Rocha, el flamante ministro de Justicia, Flávio Dino, informó que se encontraba en la sede de su cartera, coordinando la respuesta del Gobierno. "Esta absurda tentativa de imponer la voluntad por la fuerza no va a imponerse. El Gobierno del Distrito Federal asegura que habrá refuerzos. Y las fuerzas de las que disponemos ya están actuando", tuiteó el funcionario, el primer miembro del gabinete nacional en pronunciarse públicamente.
Lula se encontraba en ese momento en Araraquara, interior de San Pablo, en una visita prevista en agenda desde el viernes para ver zonas de desastre causados por las lluvias, mientras algunos manifestantes llegaron hasta la puerta del Palacio del Planalto, la sede del gobierno, según mostró el canal GloboNews.
Una toma en vivo y en directo
Como sucedió el 6 de enero de 2021 en Estados Unidos, cuando miles de simpatizantes del entonces presidente saliente Donald Trump tomaron por unas horas el Congreso porque no querían reconocer los resultados de las elecciones y la derrota de su líder, las imágenes de este domingo en Brasil hacen recordar a ese ataque masivo. Manifestantes corriendo y recorriendo los pasillos del Congreso, caminando entre las bancas, filmándose mientras gritan consignas políticas y el descontrol.
A diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos, los tres edificios se encontraban vacíos por ser domingo, por lo que no hubo necesidad de evacuar a funcionarios.
URGENTE ⭕️ | Bolsonaristas tomaron el Supremo Tribunal Federal de Brasil pic.twitter.com/ByIO5FPBxf
— El Destape (@eldestapeweb) January 8, 2023
Poco a poco, y tras haber superado el cordón policial, se fueron extendiendo por todo el predio, donde se encuentran las sedes de los tres poderes del Estado en la capital brasileña: el Congreso, la Presidencia y la sede de la Corte Suprema y, por ende, del Poder Judicial, según mostró la cadena de noticias local CNN Brasil.
En las imágenes, se puede ver cómo rompen pedazos del techo y, con esas maderas, intentan tirar abajo las cámaras de seguridad, una medida, sin dudas, que aprendieron tras ver cómo se juzgó y condenó a los trumpistas que atacaron el Congreso en Estados Unidos. También hicieron estallar ventanas, destruyeron oficinas y salas enteras, y se vieron varios focos de fuego.
Una de las características de todos los que participan de este ataque masivo es que llevan los colores de la bandera nacional, un distintivo del movimiento bolsonarista.
El silencio de Bolsonaro
Dos días antes del final de su mandato, el ahora ex presidente tomó un avión, dejó el país y se fue a Estados Unidos, más específicamente, el estado de Florida. No quería ser parte del traspaso del poder a Lula, según él mismo aclaró. Tras el balotaje presidencial, Bolsonaro aceptó que su Gobierno iniciará el proceso de transición con los funcionarios designados por Lula, pero nunca reconoció él mismo su derrota en las urnas. De hecho, sus aliados y asesores varias presentaron recursos ante la Justicia denunciando un presunto fraude, que como sucedió en Estados Unidos con Trump, nunca pudo demostrar.
Desde entonces, sigue allí y, más allá de alguna foto o video, no ha hecho declaraciones. En medio del ataque de este domingo al corazón político de Brasil y lo que ya todos los medios de comunicación califican como un intento de golpe de Estado, el ex mandatario no rompió su silencio.