El gobierno de Luiz Inácio Lula de Silva llamó a consultas a su embajador en Argentina, Julio Bitelli, para que de un "panorama" detallado de la relación entre ambos países, que viró por completo desde que Javier Milei asumió la Presidencia. "No es en señal de protesta", explicaron desde la Cancillería brasileña a El Destape. La última discordia entre los dos mandatarios fue a partir del desplante de Milei en la Cumbre del Mercosur, lo que enojó a los otros países miembros y llevó a Lula a calificar su decisión como una "tontería inmensa". En vez de ir a Paraguay a la Cumbre regional, Milei participó de la Conferencia de Acción Política Conservadora que organizó su aliado, Jair Bolsonaro.
Las mismas fuentes de Cancillería de Brasil agregaron que Bitelli volverá al país la semana próxima, luego de encontrarse con autoridades brasileñas. Hoy Bitelli se reunió con el Ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, y habló Lula al final del almuerzo ofrecido al presidente italiano, apuntaron desde Itamaraty.
Lula: "Milei tiene que pedir disculpas a Brasil y a mí"
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que no mantiene diálogo con su par argentino, Javier Milei, porque considera que antes tiene que pedir disculpas por las "estupideces" que dijo sobre el país vecino y su Gobierno.
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Ante la consulta sobre si había mantenido conversaciones con Milei en la cumbre del G7, realizada en Italia, Lula aclaró que no habló con el libertario: “No conversé con el presidente de Argentina porque creo que él debe pedirle disculpas a Brasil y a mí".
“Yo quiero a Argentina, es un país que me gusta mucho. No es un presidente de la República quien va a crear cizaña entre Brasil y Argentina”, apuntó el brasileño en declaraciones al portal UOL.
Además, sostuvo que, si el mandatario argentino quiere gobernar su país "ya está bien, pero que no intente gobernar el mundo".
Durante su viaje a República Checa, donde mantuvo un encuentro con el primer ministro Petr Fiala, Milei dijo que en el mundo destacan la “tarea titánica” que su Gobierno realiza para bajar la inflación, a la vez que planteó que su “política social” es calificada como “extremadamente buena”.
A su vez, planteó que, "frente a un ajuste de este calibre, la política social ha tenido que ser extremadamente buena porque, si no hubiéramos actuado correctamente, hubiera sido una catástrofe”. Sin embargo, cuando se reunió con el canciller alemán Olaf Scholz, este le pidió que proteja "la cohesión social".
Al llegar a la Argentina, consideró que estaba “reescribiendo gran parte de la teoría económica” con su gestión y que esto podría convertirlo en candidato a recibir el Premio Nobel de Economía junto a su jefe de asesores, Demian Reidel.