Los ataques yihadistas, uno de los motivos que impulsan los golpes en África central

13 de febrero, 2022 | 11.23

Los países del centro de África enfrentan hace más de una década ataques de grupos yihadistas, una situación que, además de provocar miles de muertos y millones de desplazados, es utilizada por los ejércitos locales para conseguir que la sociedad avale sus levantamientos armados.

Una de las características en común de los cinco últimos golpes de Estado en África es que todos se dieron en naciones de la región del Sahel, el cordón geográfico que divide el desierto de Sahara hacia el norte y la sabana africana hacia el sur.

"Esta es la zona más golpeada por el terrorismo islámico", remarcó la historiadora Marisa Pineau sobre una problemática que sólo en el 2020 causó la muerte de 2.440 civiles en Burkina Faso, Mali y Níger, tras ataques de grupos armados, según la ONG Coalición Ciudadana por el Sahel.

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Desde hace una década, varios países de esta región están inmersos en una oleada de violencia atribuida a grupos yihadistas pertenecientes a Al Qaeda y al Estado Islámico (EI).

A mediados de noviembre, 53 personas murieron tras un ataque yihadista en un campamento de gendarmes en el norte de Burkina Faso.

Ataques de este calibre se repitieron en diciembre y en enero en el país, arrojando cifras similares de civiles y militares muertos.

Estos hechos provocaron manifestaciones durante enero en distintas ciudades de Burkina Faso, en las que grupos de la sociedad civil reclamaban mayor acción frente a los ataques.

En este contexto, hace poco más de dos semanas las Fuerzas Armadas de Burkina Faso anunciaron por televisión la toma del poder y detuvieron al presidente Roch Marc Christian Kaboré (2015-2022).

Una de las causas que motivó el golpe fue la poca eficacia del Gobierno burkinés para luchar contra los grupos yihadistas, algo que se repite en otras naciones vecinas del Sahel.

En Mali, la problemática comenzó en 2012, cuando grupos radicales tuareg -un pueblo de tradición nómada del desierto del Sahara- se aliaron con yihadistas y llegaron a tomar parte del norte del país.

"A partir de este avance hubo una intervención directa de Francia. Esta operación hace 10 años fue recibida con bombos y platillos por la mayoría de la población, pero ahora no", señaló Pineau sobre la estrategia militar francesa denominada Operación Barkhane, que en los próximos meses pasará de 5.100 soldados a 3.000, un retiro de tropas anunciado por el presidente francés Emmanuel Macron a mitad del año pasado.

El avance de los grupos yihadistas y el retroceso de las tropas francesa envalentona a las Fuerzas Armadas locales a tomar decisiones como los levantamientos armados.

En agosto de 2020, un grupo de soldados derrocaron al presidente maliense Ibrahim Boubacar Keita (2013-2020), y entre las principales razones están las reiteradas pérdidas que sufrió el Ejército en el norte del país y la inacción del Gobierno.

Esta misma Junta Militar, que volvió a mostrar su poderío al cambiar autoridades del Ejecutivo en mayo del 2021 con un nuevo golpe, expulsó al embajador francés, Joël Meyer, por deslegitimar el Gobierno de facto.

Esta toma de posición por parte de los militares es observada por la historiadora Pineau como "una posición anticolonial, que puede ser retórica, pero que sirve para que estos nuevos grupos se afiancen en el poder".

Una situación similar sucede en Chad, Níger y Nigeria, que desde hace una década se enfrentan a los yihadistas de Boko Haram y del Estado Islámico de África Occidental (ISWA, por sus siglas en inglés) en la zona del lago Chad, donde limitan los tres países.

Desde 2004, más de 27.000 personas murieron a manos de Boko Haram solo en Nigeria, según Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Con información de Télam

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