Pegasus, el software que presuntamente se utilizó para espiar al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a su ministra de Defensa, Margarita Robles, y a líderes independentistas catalanes, se instala en un celular a través de algún link que recibe el usuario y permite acceder a los servicios de mensajería y los datos, además de activar el aparato a distancia para poder captar imágenes o sonido.
Fue concebido por la empresa israelí NSO, que siempre aseguró que solo vende Pegasus a Estados y que estas operaciones deben tener antes el visto bueno de las autoridades israelíes.
En teoría se utilizaba para lograr acceso a teléfonos móviles de extremistas peligrosos, traficantes o pedófilos, pero a mediados del año pasado una investigación publicada por un consorcio de comunicación de varios países reveló que permitió espiar los celulares de al menos 180 periodistas, 600 políticos, 85 activistas por los derechos humanos y a 65 líderes empresariales de distintos lugares del mundo.
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La investigación periodística sobre Pegasus se apoyó en un listado de 50.000 números de teléfono seleccionados por los clientes de NSO desde 2016, obtenido por la organización Forbidden Stories (Historias Prohibidas) y Amnistía Internacional (AI).
Pegasus se infiltra en los teléfonos para robar datos personales y de ubicación, además de controlar subrepticiamente y a distancia los micrófonos y las cámaras del teléfono inteligente.
En el caso de los periodistas, eso permite a los piratas informáticos espiar las comunicaciones de los reporteros con las fuentes.
El programa está diseñado además para evitar la detección y enmascarar su actividad.
"Tales prácticas violan derechos como la libertad de expresión, la privacidad y la libertad, y pueden poner en riesgo la vida de centenares de personas, la libertad de los medios de comunicación y socavar la democracia, la paz, la seguridad y la cooperación internacional", consideraron en su momento expertos de la ONU en un comunicado, en el que pidieron una moratoria internacional para la venta de tecnologías de "vigilancia".
A fines del año pasado, el Gobierno de Estados Unidos anunció que NSO fue añadida a su lista de compañías prohibidas, por ser una amenaza para la seguridad nacional.
"Estas herramientas han permitido a gobiernos extranjeros aplicar represión transnacional, que es la práctica de gobiernos autoritarios para seguir a disidentes, periodistas y activistas fuera de sus fronteras para silenciar la disidencia", dijo el Departamento de Comercio estadounidense al anunciar su decisión.
El software fue utilizado para espiar a corresponsales de grandes medios internacionales, como The Wall Street Journal, CNN, France 24, El País y la agencia AFP.
También familiares y colaboradores del presidente de México, Andrés López Obrador, fueron presuntamente espiados telefónicamente entre 2016 y 2017, cuando el ahora mandatario era el líder de la oposición a Enrique Peña Nieto (2012-2018).
En febrero pasado, Pegasus volvió a quedar en el centro de la polémica después de que se revelara que supuestamente fue utilizado por la Policía israelí para espiar a manifestantes y opositores al exprimer ministro Benjamin Netanyahu.
El Grupo NSO, que se niega a confirmar la identidad de sus clientes y afirma que no tiene conocimiento de sus objetivos, negó la mayoría de estos casos y dice que el análisis forense digital no puede identificar completamente su software.
Pegasus es "el más usado como herramienta de espionaje por gobiernos porque es costoso y efectivo", dijo a Télam Cristian Borghello, especialista en seguridad informática y director de Segu-Info.
"Los compradores buscan sus objetivos, que suelen ser periodistas y personas de interés público, a los que infectan mediante un SMS, ya que este malware se usa en dispositivos móviles, utilizando 'ingeniería social', es decir, envían un link con una información atractiva para la víctima, que cuando lo habilita, baja un troyano que espía todo el tiempo todo movimiento del celular o tablet", agregó.
Borghello aseguró que Pegasus "funda su fortaleza en que es difícil de detectar. Es más, la empresa que lo vende garantiza que si es detectado, inmediatamente subsanarán el problema. Por eso, una vez identificado, lo único que puede hacer la víctima es descartar el teléfono".
Con información de Télam