Chernobil, un punto estratégico en la planificación del avance de Rusia sobre Ucrania

24 de febrero, 2022 | 18.33

La decisión rusa de tomar hoy puntos estratégicos de Ucrania comprendió a la central nuclear de Chernobil, cerrada desde diciembre de 2000, luego de que el 26 de abril de 1986 fuera escenario de uno los dos peores accidentes nucleares de la historia.

En esa fecha, cuando Ucrania formaba parte de la extinta Unión Soviética, ocurrió una explosión del hidrógeno acumulado en el reactor número 4, lo que provocó el accidente más grave en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares (INES, por su sigla en inglés) alcanzando el nivel máximo de 7.

Sólo el desastre de la central nuclear japonesa de Fukushima, en 2011, alcanzó ese nivel de gravedad, por lo que Chernobil es considerado uno de los mayores desastres medioambientales de la historia.

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La historia de Chernobil comenzó en 1972, cuando el gobierno de la Unión Soviética comenzó la construcción de la central nuclear que en 1977 se convirtió en la planta más potente del mundo.

La central Vladímir Ilich Lenin, en Chernobil, fue uno de los proyectos más prestigiosos de la época. Poseía 4 de los 13 reactores RBMK-1000 entonces construidos a nivel mundial. Además, conllevó la construcción por parte del gobierno soviético de la urbe de Prypiat, conocida en ese entonces como "la ciudad del futuro", destinada a albergar a los trabajadores de la planta y sus familias.

Ya desde 1978 circulaban rumores acerca de la rapidez de la construcción -diseñada y dirigida por el arquitecto Víktor Bryukhanov- y se sembraban las primeras dudas sobre la calidad de los materiales.

El 9 de septiembre de 1982, con los cuatro reactores funcionando, ocurrió una fusión parcial de la base en el reactor número 1. Sin embargo, este incidente no se hizo público hasta 1985, por decisión de las autoridades soviéticas.

Luego de varios meses se reparó el problema y continuó funcionando hasta el 26 de abril de 1986, cuando se produjo una explosión del hidrógeno acumulado en el reactor número 4.

En febrero de 1986, el ministro de Energía y Electrificación ucraniano había declarado a la revista Life Sovietica que "las probabilidades de una fusión (nuclear) son una en cada 10.000 años. Las plantas tienen controles seguros y fiables que las protegen de cualquier rotura con tres sistemas de seguridad".

El viernes 25 de abril, como estaba previsto, comenzó una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico. Los reactores comenzaron a funcionar a plena potencia, normalmente, dirigiendo el vapor de la energía a ambas turbinas de los generadores. Dado que la prueba era observar la dinámica de los reactores RMBK con flujo de potencia limitada, los operadores comenzaron a reducir la potencia.

Doce horas más tarde se logró bajar la potencia del reactor al 50 por ciento pero, con un nivel tan bajo, los sistemas automáticos podían detener el reactor por el peligro que representaba, por lo que los operadores desconectaron el sistema de regulación de la potencia, el sistema de emergencia refrigerante del núcleo y otros sistemas de protección.

A las 00.00 del 26 de abril, Aleksandr Akimov, el jefe de turno de la unidad encargada de la prueba notó una drástica disminución en la potencia del reactor (1500 MWt a 30 MWt ) y ordenó a los operadores abortar la prueba. Sin embargo, Anatoly Dyatlov, ingeniero jefe adjunto, insistió en seguir adelante y les ordenó quitar manualmente más barras de control.

El núcleo del reactor, que para las 00.28 ya estaba siendo invadido por xenón, disponía de 170 barras de control y -a pesar de que el protocolo de seguridad exigía que hubiera siempre un mínimo de 30 barras bajadas- los operadores dejaron solamente 8.

A la 1.03 se conectó la cuarta bomba de vapor al circuito de la derecha y a la 1.19 los operadores bloquearon el apagado automático debido a que el bajo nivel de agua y la pérdida de las dos turbinas podría suspender la prueba.

Como el reactor es altamente inestable cuando su núcleo se llena de agua, los operadores intentaron controlar el flujo del agua que volvía de la turbina de forma manual, algo muy complejo, dado que los pequeños cambios de temperatura causaban grandes fluctuaciones de energía.

Este procedimiento no tuvo éxito y a la 1.21 comenzaron a caer bloques de más de 300 kilos en los canales de combustible de la capa protectora superior, y unos segundos mas tarde (1.21:40) cayó abruptamente la presión en los tambores de vapor.

A medida que se calentaba el agua, las burbujas ingresaron a las bombas de circulación y comenzó a registrarse ebullición en el reactor. Fue entonces cuando, a la 1.23:40, Akimov anunció la emergencia, mientras en el panel de control se indicaba que no había flujo de agua y el fallo de las bombas.

Cuatro segundos más tarde (1.23:44) se produjo la explosión del reactor 4. Cuando alcanzó 120 veces su potencia máxima, todos los combustibles radioactivos se desintegraron y la presión excesiva generada por el vapor de agua (que debería ir a las bombas de refrigeración que ya no funcionaban) comenzó a circular por los tubos. Un segundo más tarde la tapa de 1.000 toneladas fue levantada por la presión, el oxigeno del aire alcanzó al reactor y provocó un gran incendio de grafito.

A su vez, el hidrógeno del agua hizo contacto con los tubos de combustible y se produjo una segunda explosión que voló la tapa, lanzando fragmentos de grafito y combustible nuclear fuera de la central y facilitando que el polvo radiactivo ascendiera a la atmósfera.

Se estima que la cantidad de material radiactivo liberado fue 400 veces superior al de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial. La explosión mató instantáneamente a 31 personas y provocó la evacuación repentina de toda la ciudad.

El accidente nuclear de Chernobil, a 120 kilómetros de Kiev, liberó a la atmósfera más de 50 millones de curies de radiación y contaminó vastas zonas de este país, de Bielorrusia y de Rusia.

Más allá de las 31 personas que murieron de forma directa por la explosión, la cantidad de fallecidos desde entonces por trastornos genéticos, malformaciones de órganos internos y cáncer como consecuencia de la radiación está en disputa, con cálculos que ascienden al medio millón.

Con información de Télam