El supuesto descubrimiento ruso de petróleo en la Antártida, abrió varios interrogantes sobre el futuro del continente blanco. El territorio antártico hasta la actualidad se caracterizó por ser un ejemplo de gobernabilidad entre 12 países signatarios de un tratado que establece, entre otros puntos, que es un espacio de paz y que no se explotarán sus recursos naturales. Pero en el futuro cercano podría verse modificado en un mundo cada vez más tensionado. Qué intereses pueden surgir en el lugar que cuenta con la mayor reserva de agua dulce de todo el mundo es apenas una de las preguntas que surge en este nuevo contexto.
El acuerdo
Poco se habla del último continente en ser catalogado como tal. Especialmente porque tiene características que lo hacen muy distinto al resto. Es un territorio cubierto prácticamente al 100% por hielo, sus temperaturas bajas pueden llegar a los más de -80 grados, su población es muy reducida y en general lo habitan por un tiempo determinado, pero además tiene una gobernabilidad distinta a la europea, asiática o americana. Su administración se basa en el Tratado Antártico firmado en 1959, que tiene 12 países signatarios.
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“El objetivo del Tratado Antártico tenía principalmente que ver en ese momento con preservar al sexto continente de la disputa geopolítica que hoy conocemos como Guerra
Fría o el mundo bipolar entre Estados Unidos y la URSS. En ese momento, ambas potencias acuerdan dejar por fuera de sus esferas de influencia a la Antártida y acuerdan
limitar las confrontaciones y poner esta especie de paraguas de soberanía para generar una gobernanza antártida que protegiera al continente blanco en términos ambientales y que fuera un continente preservado para la paz”, explicó a El Destape, la directora de la Fundación Meridiano, especialista en geopolítica y estudios de Malvinas, Mariana Altieri.
Los países que firmaron son Argentina, Chile, Australia, Bélgica, Reino Unido, Francia, Sudáfrica, Rusia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Japón y Noruega. Allí se acordaron los puntos claves de este convenio, como son el hecho de declarar ese territorio para fines pacíficos, la libertad de investigación científica para cualquier Estado, la protección del medio ambiente (protocolo de Madrid 1991) y congelamiento de los reclamos territoriales efectuados por países con presencia antártica, como es el caso de argentino, chileno, australiano, noruego, francés, neozelandés y británico.
En cuanto a los reclamos por territorio que por el acuerdo se mantienen congelados, Altieri recuerda que en el caso de Argentina, Chile y Reino Unido se superpone el territorio reclamado que incluye la península antártica. Lo cual de alguna forma mantiene frenados también posibles disputas, sobre todo si se contempla que el gobierno británico reclama en base a las Malvinas, algo inadmisible para un estado que lo considera una ocupación. La especialista recordó que en el caso argentino actualmente es obligatorio el uso del mapa bicontinental, donde se puede ver cómo el país es parte del continente americano, pero también del más austral. Un dato que suma Altieri es que Argentina es el único país con niños que nacieron allí.
El petróleo
A raíz de una publicación en el medio británico The Telegraph unos días atrás, y también con réplica en otros medios como las redes de los Brics, se comenzó a hablar de la posibilidad de que Rusia haya descubierto petróleo en la Antártida. Algo que a priori despierta dudas porque, como se dijo anteriormente, solo se permiten investigaciones científicas. Sin embargo, esto no fue confirmado por el país gobernado por Vladimir Putin, y están quienes podrán decir que quizás eso implicaría reconocer que se llevó adelante prospección petrolífera, algo que está prohibido, pero en realidad parece responder a más de una cuestión de intereses y a más de una potencia interesada.
“El tema surge con una publicación de The Telegraph citando una reunión en la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña, en donde se trató el tema antártico desde el punto de vista de las amenazas ambientales. Allí, uno de los que expuso, planteó que Rusia ha publicado trabajos en donde plantea que, según sus investigaciones, estiman que en el Mar Antártico habría unas 70 mil millones de toneladas de petróleo. Ahora, el reporte que cita Klaus Dodds no habla de un descubrimiento, como puso The Telegraph y luego copiaron y pegaron todos los medios. Tampoco habla del Mar de Weddell como pusieron todos”, afirmó a El Destape, el director de Pucará, Santiago Rivas, un portal que se especializa en Defensa y Seguridad en la región.
Rivas explicó que Rusia no descubrió petróleo, sino que hizo estimaciones. “Los rusos vienen desde ya al menos fines de los años 90 haciendo prospección en la Antártida, buscando petróleo, gas y también minerales, a pesar de que el protocolo de 1991 de protección del medio ambiente en la Antártida lo prohíbe. En el caso del petróleo lo que vienen haciendo es enviar dos barcos que lo que hacen es, a través de sondas, emitir señales acústicas al fondo marítimo y, de acuerdo a lo que se capta en el rebote de esas emisiones, les permite estimar si hay petróleo o gas. Mapearon gran parte del Mar Antártico, pero eso no significa descubrir petróleo, solo permite hacer una estimación para saber si realmente hay petróleo, su calidad (no todo el petróleo es igual) y si es viable extraerlo, ya hay que hacer perforaciones, lo cual no hicieron”, clarificó el especialista.
Rivas agregó que el estudio del que hablaron en los medios no es nuevo y que tampoco habrían sucedido en el Mar de Weddell, parte del territorio que reclama Reino Unido, Chile y Argentina. Según explicó especialista, si bien Rusia sí llevó adelante estas iniciativas en esa región, las publicaciones harían referencia a un territorio en el sur del Océano Índico. “Lo que sí es importante es que Rusia claramente violó el Protocolo de 1991 del cual es firmante, ya que, si bien ellos dicen que es investigación científica, es investigación con un claro fin de un objetivo de explotación de recursos naturales, lo cual prohíbe el tratado. Rusia también ha hecho estudios, que ellos han publicado, sobre yacimientos de minerales en el territorio continental de la Antártida”, concluyó sobre un punto que podría generar conflicto.
La otra pregunta que surge es por qué desde el Reino Unido publican esa información y por qué en este momento. Rivas no tienen dudas al respecto: “El propio The Telegraph publica pocos días después otra nota en donde pone el foco en Malvinas y en que el ‘descubrimiento de petróleo’ le da un valor enorme a Malvinas, dice que Rusia actuaría junto con Argentina para sacarles las islas y que para eso la Royal Navy necesita más recursos. O sea, es una clara operación, de las que hace habitualmente la Royal Navy para manguearle plata al parlamento británico”.
¿Se termina la paz antártica? ¿Puede afectar a la Argentina?
Altieri recordó dos claves fundamentales de la Antártida. Por un lado, el lugar que ocupa Argentina por su cercanía. Nuestro país es país ribereño del Atlántico Sur, el que está más cerca de la Antártida y de la Península Antártica, que cuenta con el acceso principal al continente, con gran trayectoria y conocimiento el país que tiene presencia ininterrumpida desde el comienzo del siglo XX hasta la actualidad, además de los asentamientos de bases y de la actividad turística que realiza el país, entre otros puntos, como contar con la sede del Tratado en Buenos Aires.
Otro punto que recordó tiene que ver con los posibles recursos con los que cuenta la Antártida y cómo esto puede impactar en un cambio en el Tratado, que se revisará en el 2048. Altieri mencionó no solo que la Antártida es la mayor reserva de agua dulce de la humanidad, sino la cantidad de recursos que se cree que puede tener como es la bioprospección, la pesca y los diversos intereses que pueden tener actores como los estados o empresas como las farmacéuticas o petroleras de explotar la región.
En el contexto de la noticia de que Rusia había descubierto petróleo, la especialista afirmó: “Con esa información aumentan las presiones para modificar el protocolo ambiental y empezar a explotar los recursos, ahí las preguntas que surgen es quiénes serían las que tengan la capacidad, qué estados, qué empresas, eso beneficiaría a qué países y a qué intereses, sería en beneficio de la humanidad que se supone que está preservada o para toda la humanidad. Desde la visión argentina, con un cambio del Tratado no somos uno de los países con mayor capacidad de aprovechar esas ventanas de oportunidad, si creemos que son ventanas de oportunidad”.
Si bien hasta ahora la Antártida se mantuvo como un ejemplo de gobernanza a nivel mundial, alejada de las tensiones e incluso libre de la actividad nuclear, esto podría
cambiar. La línea delgada entre investigaciones y estudios que tengan una finalidad comercial, podría llevar a más de una potencia a buscar que se cambie el acuerdo de no
explotar esos recursos, incluso también reactivaría o generaría conflictos entre quienes reclaman que parte de territorio antártico, como el caso argentino o chileno, e incluso de potencias como Estados Unidos y Rusia que se reservaron el derecho a reclamar en un futuro, por islas en las que desembarcaron varias decenas de años atrás.