El papa Francisco anima en su nuevo libro a los jóvenes de todo el mundo a "que se metan en política", al hacer "diez pedidos en nombre de Dios" que publica a modo de decálogo de su pensamiento en ocasión de su primera década como pontífice y en el que revela su opinión en temas como el rol de la mujer en la sociedad, las críticas a la economía y sus reflexiones sobre lo que considera un "clima de campaña permanente" que rebaja la calidad del debate democrático.
En "Les pido en nombre de Dios", el Papa traza así un balance de sus primeros diez años como pontífice en una obra en la que renueva la "tolerancia cero" a los abusos, denuncia las "fake news" y discursos de odio, pide que los jóvenes se involucren más en política y exige "que se promueva y anime la participación de las mujeres en la sociedad
El libro sale esta semana a la venta en la Argentina, editado por Ágape, tras haber agotado ediciones en Italia y España, en donde fue considerado "imprescindible" por la vicepresidenta Yolanda Díaz al presentarlo, y antes de publicarse en marzo en inglés, francés, portugués, alemán, checo y coreano.
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"El clima de campaña permanente que atraviesa las democracias modernas convierte a los políticos en máquinas de repetir eslóganes efectistas sin intercambios reales con sus adversarios. Los medios de comunicación, con formatos que restringen cada vez más la posibilidad de desarrollar ideas, contribuyen a reducir la calidad de la discusión", se lee en uno de los párrafos del capítulo en el que el Papa pide por una política dedicada al bien común.
"Otro aspecto que la Política no debe descuidar es el de fomentar la participación de los jóvenes. Si la Política busca convertir en realidad los sueños del pueblo, debe involucrar a quienes representan el futuro popular. A los jóvenes les digo que se metan en política. (...) Como el fútbol, el arte o la danza, la Política también debe tener sus propios semilleros para estimular a los jóvenes que tengan vocación de participar", convoca más adelante en la misma dirección.
En la obra, que se cierra con un llamado del Papa a tener "esperanza" para el futuro, Jorge Bergoglio recoge a la vez el pensamiento de varios de sus predecesores, marcando una continuidad de su pontificado con la Doctrina Social de la Iglesia, al tiempo que recurre a citas de pensadores y artistas tan variados que van desde Virgilio y Banksy a Rafael y Gabriel Mistral pasando por René Favaloro y Andrea Camilleri.
El libro ofrece las raíces del pensamiento directo de un Papa que no duda en pedir perdón por los abusos de miembros del clero, que hace suyos los eslóganes de muchos millennials al afirmar que "no hay plan(eta) B" para el cuidado del ambiente y que reclama acciones concretas a los Gobiernos para que maternidad o carrera laboral deje de ser una disyuntiva para muchas mujeres del mundo.
Con un lenguaje en el que coexisten las grandes definiciones geopolíticas con reflexiones sobre el uso de TikTok o redes sociales, lleno de frases contundentes y de alto impacto, Francisco habla a un sujeto colectivo al que primero agradece los rezos y las "buenas ondas", y al que luego convoca a "ser el cambio que queremos ver en el mundo".
El 'Decálogo' del Papa está planteado en forma de diez ruegos. El primero, el más polémico: "Pido que se erradique en la Iglesia la cultura de los abusos", donde Bergoglio aborda la pederastia clerical y su política de 'tolerancia cero'.
En el segundo, "Pido que protejamos el medio ambiente", el Papa defiende los mismos principios abordados en Laudato si', mientras que en el tercero hace un llamamiento, muy necesario también en la Iglesia: "Pido una comunicación que combata las fake news y evite los discursos del odio".
En cuarto lugar, Francisco aboga por "una política que trabaje por el bien común". El quinto 'mandamiento' clama por "que se frene la locura de la guerra", con una clara apuesta por la negociación, el fin de las armas y una paz justa y duradera.
"Que se abran las puertas a los migrantes y refugiados" es el tema del sexto 'mandamiento' del Papa, quien en el séptimo exige "que se promueva y anime la participación de las mujeres en la sociedad" y, también, en la Iglesia.
"En nombre de Dios, pido que se permite y fomente el crecimiento de los países pobres", es el octavo mandamiento de un decálogo que culmina reclamando el acceso universal a la salud y, finalmente, que el nombre de Dios "no sea utilizado para fomentar guerras".
Entre las claves de lectura del volumen es la unidad de los diez temas, que se abordan relacionados entre sí. De hecho, en el prefacio, el propio Bergoglio argumenta que su objetivo es "convocar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a que me acompañen a tener esperanza en el mundo que viene" para que "seamos parte de un proceso de cambio".
El libro muestra, en definitiva, a un Papa que invita a creyentes y no creyentes al cuidado de una casa común pacificada, liberada de la pobreza y preservada para las generaciones venideras, con las puertas abiertas al prójimo; por una humanidad que repudie todo tipo de abusos, que reconozca la dignidad de todas las personas y la igualdad de oportunidades de mujeres y hombres, y que no utilice el nombre de Dios para fomentar las guerras.
Con información de Télam