El jefe de la Agencia Nacional de Policía de Japón, Itaru Nakamura, renunció hoy a su cargo para asumir su responsabilidad por el asesinato del exprimer ministro Shinzo Abe, ocurrido el 8 de julio durante un acto de campaña en la ciudad de Nara.
"Hemos decidido reorganizar nuestro personal y empezar de nuevo con nuestras tareas de seguridad, y por eso he presentado hoy mi dimisión a la Comisión Nacional de Seguridad Pública", declaró Itaru Nakamura.
En una conferencia de prensa en la que detalló los errores detectados en la seguridad del exprimer ministro, Nakamura lamentó que la Policía no protegiera a Abe correctamente.
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"Al analizar y reflexionar sobre el incidente, decidimos comenzar de nuevo y renovar nuestro sistema de seguridad", agregó, citado por la agencia de noticias AFP.
Abe, de 68 años, fue asesinado el 8 de julio durante un acto electoral en la región de Nara.
El asesino confeso, Tetsuya Yamagami, había señalado al político japonés por fomentar a la Iglesia de la Unificación, que acabó arruinando a su madre por el exceso de donativos que ella les entregaba, según recabaron fuentes próximas a la investigación.
La Iglesia de la Unificación, cuestionada en anteriores ocasiones por su sistema de donaciones, aseguró anteriormente que llevó a cabo una reforma interna en 2009, cuando su jefe admitió problemas a la hora de cumplir con la legislación vigente.
Sin embargo, varios miembros de esta iglesia, fundada en Corea del Sur en 1954, han sido detenidos en Japón por amenazas para obtener financiación tales como el uso de "karma ancestral", la creencia de que todo lo que haces, regresa.
La madre del asesino de Abe supuestamente debía dinero a esta organización religiosa.
Abe era el político más conocido y el primer ministro más longevo de Japón, pero su seguridad era relativamente liviana cuando daba un discurso en una calle en la región occidental.
La policía en la zona reconoció fallas "innegables" en la seguridad del ex gobernante.
Con información de Télam