La misión de las Naciones Unidas en Libia manifestó a última hora del jueves su preocupación por las informaciones sobre la movilización de fuerzas en Trípoli y las amenazas de recurrir a la fuerza para resolver una crisis sobre el control del banco central.
La jefa adjunta de la misión, Stephanie Koury, dijo el lunes ante el Consejo de Seguridad de la ONU que la situación política y militar en Libia se había deteriorado rápidamente en los dos últimos meses, incluyendo una serie de movilizaciones por parte de facciones armadas.
"El despliegue de poder militar y los enfrentamientos armados en barrios densamente poblados son inaceptables y amenazan la vida y la seguridad de los civiles", afirmó la misión en su comunicado del jueves.
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La última ronda de tensiones surgió tras los esfuerzos de las facciones políticas por derrocar al jefe del Banco Central de Libia (BCL), Sadiq al-Kabir, con la movilización de facciones armadas rivales de cada bando.
Libia, uno de los principales productores de petróleo del Mediterráneo, ha tenido poca estabilidad desde el levantamiento de 2011 respaldado por la OTAN. El país se dividió en 2014 entre facciones beligerantes del este y el oeste, que acabaron recibiendo el apoyo de Rusia y Turquía.
Los principales combates se detuvieron con un alto el fuego en 2020, pero los esfuerzos para poner fin a la crisis política han fracasado, dejando a las principales facciones en su lugar, uniéndose ocasionalmente en enfrentamientos armados, y compitiendo por el control de los importantes recursos económicos de Libia.
Los líderes políticos del país proceden de órganos elegidos hace una década o más, o instalados durante esfuerzos internacionales periódicos de pacificación para supervisar repetidas transiciones fallidas. La diplomacia encaminada a la celebración de elecciones nacionales para sustituir a todos los órganos políticos libios se ha estancado.
El este de Libia, donde tiene su sede el Parlamento, está controlado por el Ejército Nacional Libio (ENL), del comandante Jalifa Haftar.
Trípoli y el noroeste, donde tienen su sede el Gobierno de Unidad Nacional (GUN), reconocido internacionalmente, y la mayoría de las principales instituciones estatales, albergan facciones armadas rivales que se han enfrentado en repetidas ocasiones.
A finales de julio y principios de agosto, grupos rivales del noroeste de Libia se movilizaron entre sí, mientras que el ENL desplazó una fuerza al suroeste de Libia, lo que hizo temer que se produjeran enfrentamientos entre el este y el oeste.
Mientras tanto, el Consejo Superior del Estado, uno de los órganos legislativos reconocidos internacionalmente, se encuentra en punto muerto tras una disputada votación sobre su dirección. El Parlamento de la Cámara de Representantes, en el este, también ha renovado sus llamamientos para desbancar al Gobierno de Unidad Nacional y al Consejo de la Presidencia.
Las tensiones sobre el control del banco central aumentaron después de que el jefe del Consejo de la Presidencia, Mohamed al-Menfi, tomara la decisión de sustituir a Kabir y a la junta directiva, medida rechazada por el Parlamento.
Con información de Reuters