La presidenta entrante de México, Claudia Sheinbaum, se enfrentará probablemente a un nuevo reto para hacer realidad el sueño de independencia energética que llevó a su predecesor a gastar 17,000 millones de dólares en una nueva refinería: la escasez del suministro nacional de crudo.
El país es un gran productor de crudo, pero el bombeo de los gigantescos yacimientos petrolíferos más antiguos del país, situados principalmente en el Golfo de México, están declinando rápidamente.
Sin un gasto significativo en exploración y producción, México podría verse obligado a importar crudo en la próxima década para alimentar su capacidad de refinación ampliada.
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México no ha podido satisfacer la demanda local de combustible porque sus anticuadas refinerías eran incapaces de procesar el crudo pesado Maya que bombea predominantemente la empresa estatal Pemex.
El presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, se comprometió a cambiar lo que consideraba una humillante dependencia de los combustibles importados.
López Obrador construyó una nueva refinería de 340,000 barriles diarios (bpd) en su estado natal, Tabasco, para hacer frente al déficit de suministro de combustible causado por las seis refinerías de Pemex, que llevaban décadas sin invertir lo suficiente para funcionar a pleno capacidad.
La refinería Olmeca de López Obrador, en Dos Bocas, está por encima del presupuesto y con retrasos, pero una vez que opere plenamente, México podría estar cerca de poder abastecerse por unos años de los combustibles que consume.
Sin embargo, proyecciones de la Secretaría de Energía no divulgadas previamente, sugieren que ese periodo sería de corta duración y que Pemex probablemente tendría que empezar a importar crudo después de que la producción comience a disminuir rápidamente en 2030.
La inminente necesidad de importar crudo supondría un cambio de rumbo inaudito para México, que durante décadas fue un exportador mundial clave.
Ni Pemex ni la Secretaría de Energía y la oficina del presidente no respondieron a solicitudes de comentarios para este artículo.
Zama, un yacimiento marino a una profundidad cercana a aguas profundas, y Trión, en aguas ultraprofundas, elevarían temporalmente la producción a casi 2.247 millones de barriles por día (bpd) en 2028, frente a los 1.8 millón de bpd actuales, según el escenario intermedio de los tres presentados por la Secretaría de Energía.
El escenario más optimista prevé una producción de 2.390 millones de bpd y el más pesimista de 2.164 millones de bpd. Los tres escenarios prevén un rápido descenso de la producción a partir de 2030.
Esto significa que México tendría que empezar a importar crudo ya en la próxima década si quiere que sus refinerías funcionen casi a plena capacidad, según una fuente de la Secretaría de Energía familiarizada con las proyecciones. Además, México dejaría de exportar crudo.
Zama y Trión también podrían decepcionar, dijo la fuente, añadiendo que otros descubrimientos recientes ya lo han hecho.
POTENCIAL INEXPLORADO
Alma América Porres, quien fue comisionada del regulador de hidrocarburos durante dos periodos, incluso durante la histórica reforma energética que abrió el sector hace una década, dijo que las reservas probadas de petróleo de México sugieren que el déficit podría llegar incluso antes.
"Las reservas probadas nos dan la imagen más realista de lo que hay", dijo Porres. "No veo un gran descubrimiento, de la escala de Trión o Zama, a corto plazo", añadió.
A principios de año, México informó de que sus reservas probadas de crudo habían caído a 5,978 millones de barriles desde los 6,155 millones de barriles de un año antes. Sin embargo, sus reservas probadas totales de hidrocarburos aumentaron gracias al gas natural.
La producción de los yacimientos más antiguos -incluido Cantarell, que fue el segundo mayor del mundo después del de Ghawar, en Arabia Saudita- ha disminuido rápidamente en los últimos años. Los nuevos yacimientos no han logrado compensar esta caída.
López Obrador ha invertido mucho en las seis refinerías nacionales, que han aumentado el procesamiento a cerca de un millón de bpd. Aun así, producen cantidades récord de combustóleo en lugar de los tan necesarios combustibles.
Con la puesta en marcha de la refinería Olmeca y las reparaciones de las más antiguas, el documento de la Secretaría de Energía prevé que procesarán 1.6 millón de bpd de crudo, más cerca pero aún por debajo de los niveles de consumo de alrededor de 1.7 millón de bpd, según la Agencia Internacional de la Energía.
Expertos han afirmado que las enormes sumas gastadas en la refinería Olmeca podrían haberse invertido mejor en la exploración y producción de yacimientos petrolíferos y en la diversificación hacia fuentes de energía renovables.
López Obrador, un nacionalista en materia energética, no ha celebrado subastas de bloques que pudieran animar a otras empresas de petróleo y gas a invertir en aguas profundas, donde Pemex carece de dinero y experiencia, y en producción de crudo de esquisto en tierra.
El marco legal para permitir la participación de empresas que operen campos por su cuenta -o en asociación con Pemex- sigue vigente incluso después de que López Obrador impulsara otras reformas que dan prioridad a Pemex.
"La parte de exploración requiere mucha inversión, inversión para la que Pemex no necesariamente tiene el dinero", dijo Carla Gabriela González, otra exfuncionaria de alto nivel del regulador del sector hidrocarburos.
"Ahí fue donde las empresas privadas añadieron valor: porque invirtieron en exploración y esa inversión no le costó nada al Estado mexicano. Al contrario, estas empresas pagaban al Estado mexicano por el derecho a explorar", subrayó.
Tres ingenieros de Pemex en la rama de exploración y producción de la empresa y el ingeniero de la Secretaría de Energía coincidieron en que las empresas privadas podrían aportar inversión, experiencia y tecnología necesarias.
"Lo que necesitamos es una estrategia de exploración masiva, como la que tenía Petrobras en Brasil, en lugar de una centrada en aumentar las capacidades de refinación", dijo la fuente de la Secretaría de Energía.
Pemex pone a Sheinbaum en un aprieto: se ha posicionado como la guardiana del legado nacionalista energético de su mentor, mientras otros se diversifican hacia fuentes de energía renovables.
Sheinbaum ha propuesto gastar más en infraestructura eólica y solar para la generación de electricidad. Sus planes para Pemex siguen sin estar claros y su equipo no respondió a una petición de comentarios.
Con un doctorado en ingeniería energética por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sheinbaum fue una de las autoras principales del capítulo dedicado a la industria del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU en 2014.
Uno de los asesores de Sheinbaum en materia energética dijo que probablemente habría alguna colaboración con empresas privadas durante su presidencia para aumentar la exploración y producción, dando preferencia a las que ya operan en México.
Con información de Reuters