El Vaticano endureció el viernes los procedimientos de evaluación de los fenómenos sobrenaturales, como las vírgenes que lloran y los crucifijos que derraman sangre, que durante siglos ha generado sentimientos encontrados entre los fieles católicos.
En un documento que sustituye a las normas elaboradas en 1978, la Oficina Doctrinal del Vaticano (DDF) indicó que los obispos ya no podrán actuar de forma independiente cuando se enfrenten a informes de tales fenómenos y deberán consultar antes de investigar.
También despojó a los obispos del poder de reconocer la naturaleza "sobrenatural" de las apariciones y otros acontecimientos supuestamente divinos, dejando en manos del Papa y de las oficinas centrales del Vaticano la decisión.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El Papa Francisco se ha mostrado escéptico ante este tipo de acontecimientos y el año pasado declaró a la televisión italiana RAI que las apariciones de la Virgen María "no siempre son reales" y que le gusta verla "señalando a Jesús" en lugar de llamar la atención sobre sí misma.
Los incidentes relatados por los fieles, incluida la aparición de "estigmas", o heridas de la crucifixión de Jesús, en las manos y los pies de personas santas, se han convertido con frecuencia en la base de santuarios y peregrinaciones.
El jefe de la DDF, el cardenal Víctor Manuel Fernández, dijo a periodistas que este tipo de sucesos deben valorarse con mucha cautela, ya que pueden ser fraudulentos y explotarse con fines de "lucro, poder, fama, reconocimiento social u otro interés personal".
El documento afirma que, por regla general, los obispos deberían emitir un "nihil obstat", es decir, un visto bueno para el culto que deja abierta la cuestión de si el Vaticano podría reconocer formalmente el fenómeno como "sobrenatural". Tal reconocimiento es, sin embargo, "muy excepcional", dijo Fernández.
Los obispos pueden llegar a otras cinco conclusiones sobre supuestos sucesos sobrenaturales, dijo el DDF, incluido su rechazo formal, o medidas para prohibir o limitar el culto de fenómenos controvertidos o manifiestamente falsos.
(Editado en español por Carlos Serrano)