Las excavadoras aran a través de montones de residuos, pero los residentes, enfadados, encuentran poco alivio mientras sus hijos rebuscan entre la basura en las calles de Gaza, en una creciente crisis de saneamiento que se suma a la miseria de la guerra.
"No podemos dormir, no podemos comer, no podemos beber, el olor nos está matando", dijo Ahmed Shaloula, uno de los muchos palestinos desplazados, que es de la ciudad de Gaza y vive en Jan Yunis.
Los palestinos se han enfrentado a una crisis tras otra desde que estalló el conflicto entre Israel y el grupo miliciano palestino Hamás en octubre. Aparte de los ataques aéreos israelíes, los bombardeos y la ofensiva terrestre, los palestinos están paralizados por la escasez de alimentos, combustible, agua, medicinas y hospitales en funcionamiento.
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La basura se amontona en el empobrecido enclave —uno de los lugares más densamente poblados del mundo—, reducido en su mayor parte a escombros. Por la noche, la gente permanece despierta peleándose con los mosquitos y algunos están contrayendo enfermedades como la sarna, dijo Shaloula.
"Pedimos al municipio de Jan Yunis que retire los residuos".
Pero la petición de servicios públicos es un deseo en Gaza tras nueve meses de guerra, que estalló cuando Hamás atacó Israel, matando a 1.200 personas y tomando como rehenes a unas 250, según los recuentos israelíes.
Israel respondió con una ofensiva que ha matado a más de 38.000 personas, según las autoridades sanitarias de Gaza.
Jan Yunis es la segunda ciudad más grande de Gaza, con 2,3 millones de habitantes.
Los daños causados por la guerra y la escasez de combustible han creado un problema de residuos, según Omar Matar, responsable de la eliminación de residuos sólidos en el municipio de Jan Yunis.
"La acumulación de residuos ha provocado malos olores, propagación de insectos y roedores, además de la filtración de líquidos de los residuos al depósito subterráneo de agua", dijo.
El depósito es la principal fuente de agua potable para los habitantes de Jan Yunis. En la mayor parte de Gaza no hay agua limpia.
"Este vertedero no estaba correctamente diseñado para impedir la filtración de líquidos de desecho a las aguas subterráneas", afirmó Matar.
(Escrito por Catherine Cartier; editado por Michael Georgy y Sharon Singleton; editado en español por Mireia Merino)