Un físico cordobés de 32 años de edad que había sido convocado por el gobierno de Juan Domingo Perón para auditar el proyecto "Huemul" de investigación atómica que se desarrollaba en la ciudad rionegrina de Bariloche fue el responsable de trazar el camino sobre el que Argentina desarrolla su política nuclear desde hace más de 70 años.
En 1948 el Gobierno argentino comenzó la construcción de laboratorios de investigación en la isla Huemul, del lago Nahuel Huapi, en donde el físico austriaco Ronald Richter se proponía desarrollar la fusión nuclear controlada, lo que permitiría acceder a gran cantidad de energía a bajo costo y con escaso impacto ambiental.
Para 1952 las sospechas sobre los informes provenientes de Bariloche y la falta de resultados por parte de la investigación de Richter llevaron al gobierno de Perón a conformar una comisión evaluadora que fue encabezada por José Antonio Balseiro, un físico cordobés egresado de la Universidad Nacional de La Plata, que en ese momento se encontraba en la universidad de la ciudad británica de Manchester realizando tareas de investigación.
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El informe de la comisión liderada por Balseiro puso en evidencia los nulos avances de Ritcher, pero también destacó la importancia de las instalaciones y los equipos formados en Bariloche sobre lo que propuso consolidar un ámbito de investigación y desarrollo de la tecnología nuclear en Argentina, por eso el Instituto que forma a los investigadores argentinos lleva su nombre.
El actual director del Instituto Balseiro es otro cordobés, Mariano Cantero, un ingeniero nuclear formado en ese mismo centro de estudios que en diálogo con Télam sostuvo que: "en términos de investigación nuclear uno puede encontrar algunos trabajos de Einstein de 1905 cuando todo era teoría, pero la cosa evoluciona rápido a partir de 1940 por la Segunda Guerra Mundial donde el lamentable primer uso que le da Estados Unidos a la tecnología vuelve cualquier investigación en un desafío aún más grande porque las potencias emergentes del conflicto no estaban interesadas en que se generalice el acceso a estos conocimientos".
"A pesar de lo que muchos creen, el primer paso de Argentina en el campo nuclear no fue la experiencia fallida de Richter, sino la decisión del Estado de comenzar a desarrollar estos conocimientos en el país; cuando en 1950 se crea la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y se anuncia que Ritcher trabajaba sobre la fusión nuclear, que era algo que parecía inviable, hizo que muchos países empezaran a trabajar sobre el tema y al día de hoy siguen investigando", mencionó.
El ingeniero nuclear remarcó que "fue el propio Gobierno argentino el que decidió y llevó adelante la investigación sobre el trabajo de Richter, y eso lo hizo Balseiro, quien en ese momento tenía 32 años; Mario Báncora, un ingeniero rosarino, y tres asesores al Presidente; ellos elaboran el informe que advierte a Perón que 'lo estaban charlando' y que resalta que con la inversión realizada y la infraestructura montada se podía armar un instituto para formar recursos humanos y hacer investigación".
"Balseiro y Báncora convencen al capitán de Fragata Pedro Iraolagoitia, quien estaba a cargo de la CNEA, de abrir un Instituto y convocan al físico Enrique Gaviola, que se había formado en Europa y Estados Unidos y compartía la idea de que Argentina necesitaba un ámbito de ese tipo", indicó
Cantero contó que "la personalidad de Gaviola no congeniaba con la de Iraolagoitia por lo que Balseiro y Báncora deciden comenzar de a poco y organizan para 1954 la primera escuela de verano en Bariloche orientada a la tecnología de los reactores nucleares, que resulta positiva y repiten la experiencia en el verano de 1955".
"El 22 de abril de 1955 se firma el convenio con la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) para crear el Instituto de Física de Bariloche, el 1 de agosto comienza a funcionar y el golpe de estado de septiembre toma a estudiantes y docentes durante el dictado de clases", apuntó.
El ingeniero mencionó: "Junto a Balseiro también impulsó este proyecto el físico Jorge Sábato y docentes de la talla de Alberto Maiztegui y entre 1956 y 1957 se dieron cursos de metalurgia; en 1962 Balseiro muere con apenas 42 años y lo sucede Carlos Mallman que suma la mirada sobre el impacto regional que la actividad del Instituto tiene en toda la Patagonia y así se gesta la Fundación Bariloche en 1963 con la idea de armar una universidad patagónica".
"Durante la última dictadura el capitán de navío Carlos Castro Madero quedó a cargo de la CNEA y cumplió un rol importante para sostener el desarrollo de la actividad nuclear en Argentina y que sea en el ámbito pacífico. Con el regreso de la democracia hubo crecimiento y vaivenes hasta que la pseudo dolarización de los '90 forzó a muchos profesores del Instituto a emigrar", dijo Cantero.
Y agregó: "Yo entré como estudiante al Balseiro en 1996 y veía semestre a semestre cómo se me iban yendo los profesores porque lo que hay que entender es que todos los países hacen fila para ofrecerle trabajo a investigadores como los que formamos acá y no tiene sentido invertir en formar y desarrollar estas capacidades para perderlas en un chasquido", completó.
El mismo año que Carlos Mallmann sucedió al primer director, el anteriormente "Instituto de Física de Bariloche" cambió su nombre a "Instituto de Física Dr. José A. Balseiro", y en 1976 se cambió el nombre al actual: "Instituto Balseiro".
Con información de Télam