El adolescente gambiano Omar Kebbeh tiene un techo sobre su cabeza en la isla española de El Hierro y comida en la mesa gracias a un hombre al que llama su padre español, después de haber estado a punto de quedarse sin hogar como otros jóvenes emigrantes.
El archipiélago canario se enfrenta a una oleada de inmigrantes en situación administrativa irregular procedentes de África Occidental que llegan en embarcaciones abarrotadas en busca de mejores oportunidades en Europa.
Unos 19.700 inmigrantes en situación irregular han llegado en lo que va de año a El Hierro, que tiene una población de 11.400 habitantes.
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Los menores de 18 años se alojan en albergues y asisten a la escuela. Pero una vez alcanzada esa edad, tienen que buscar otro alojamiento, y algunos acaban durmiendo a la intemperie en la calle si se retrasan los trámites necesarios para que puedan vivir y trabajar en España.
"Si no tuviera familia, ¿cómo viviría? Estaría en la calle mendigando", dijo Kebbeh, de 18 años, a Reuters, sentado en su propia habitación, creada para él en una casa utilizada por voluntarios locales de protección civil en la pequeña localidad de Frontera.
Kebbeh, que el año pasado realizó un arriesgado viaje en barco de seis días desde Senegal con otras 125 personas, se trasladó a la casa en febrero tras perder inesperadamente su anterior alojamiento justo cuando su estancia en el refugio llegaba a su fin.
Aterrorizado, se puso en contacto con Francis Mendoza, jefe de voluntarios de protección civil y fundador de una organización benéfica de ayuda a los migrantes, que acondicionó parte de la casa de la estación para acoger a Kebbeh.
El trato cercano con los inmigrantes como asistente de primeros auxilios en el puerto fue un punto de inflexión personal para este hombre de 49 años, que trabaja en una ferretería local.
"Veía cómo llegan, no llegan vestidos, van en sus propias carnes. Son cosas que me chocaron mucho", dijo Mendoza.
Su hija de 20 años se ha hecho amiga de Kebbeh, que está aprendiendo español e inglés y quiere ser ingeniero eléctrico y traer a su familia gambiana a España.
Su habitación es básica, con una cama y varios jerséis con capucha colgados en una pared, pero es un hogar.
"Estoy muy agradecido de que todavía haya gente buena en el mundo", dice Kebbeh.
El Gobierno español de izquierdas prometió la semana pasada agilizar el proceso de legalización de cientos de miles de inmigrantes en situación administrativa irregular.
Con información de Reuters