Cientos de bomberos portugueses se afanaban el domingo por apagar un incendio forestal que arrasa parte de la costa sur de la isla atlántica de Madeira, un popular destino turístico, mientras los fuertes vientos complicaban las labores de extinción.
El incendio forestal, que comenzó el miércoles en una remota zona rural de Ribeira Brava, se ha extendido al municipio vecino de Camara de Lobos, y ahora tiene tres frentes, dijeron las autoridades de la isla.
Cerca de 200 bomberos, apoyados por 38 vehículos, están luchando contra el fuego, pero las altas temperaturas, la baja humedad y los fuertes vientos están complicando los esfuerzos para combatir las llamas. Un helicóptero también luchaba contra las llamas, pero tuvo que dejar de operar al caer la noche.
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"Este incendio, que es muy peligroso, no tengo ninguna duda de que ha sido provocado en una zona inaccesible donde no podía operar el apoyo aéreo", declaró a la prensa el presidente del Gobierno Regional de Madeira, Miguel Albuquerque.
No se han registrado heridos ni víctimas mortales, pero 160 personas han sido evacuadas por precaución, añadió.
Toda la costa de Madeira -una región autónoma de Portugal en la que viven unas 250.000 personas- ha sido declarada en alerta naranja, el segundo nivel más alto, hasta el lunes debido a las altas temperaturas.
Según la agencia meteorológica IPMA, la temperatura en Madeira alcanzó los 30 grados centígrados en los últimos días. Los fuertes vientos que avivaban las llamas provocaron la cancelación de decenas de vuelos.
Portugal envió el sábado a Madeira una fuerza de 76 bomberos del continente, y el vecino archipiélago de las Azores iba a enviar 15 bomberos el domingo por la noche.
Con información de Reuters