Especialistas investigan en La Plata la producción de biomasa a partir del álamo y el sauce

04 de enero, 2024 | 17.31

Especialistas de la Universidad Nacional de La Plata investigan la obtención de biomasa como fuente de energía sustentable para procesos industriales, comerciales o residenciales, a partir del álamo y el sauce, informó hoy esa alta casa de estudios.

Se trata de un grupo del Instituto de Fisiología Vegetal (Infive), que depende de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP y de Conicet, que investiga la obtención de biomasa a partir de materia orgánica como la madera, los residuos agrícolas y de la producción alimentaria y algunos cultivos específicos, que se puede utilizar como combustible para obtener energía con fines industriales, comerciales o residenciales.

El equipo de investigadores, liderado por Virginia Lúquez, describió las principales características del uso de árboles de la familia de las Salicáceas (álamos y sauces) en plantaciones destinadas a la producción de energía y, en su trabajo científico, recientemente publicado, analizan los aspectos que será necesario investigar para el desarrollo de este tipo de plantaciones en Argentina, en vistas a la producción de energía.

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"El álamo y el sauce no son las únicas especies para producir biomasa, pero sí unas de las que más se usan en climas templados y templado-fríos. Son de crecimiento rápido, se pueden propagar fácilmente por estacas, y la cosecha puede hacerse mecánicamente", explicó Lúquez.

Estas dos características las vuelven ventajosas para cultivos de rotación corta, pues pueden alcanzar una altura y diámetro importantes en un período relativamente corto de entre 2 y 10 años y además, destacó la investigadora, "se pueden utilizar en plantaciones o en sistemas silvopastoriles, combinando la forestación y la ganadería".

En nuestro país no existen actualmente plantaciones comerciales dedicadas exclusivamente a la producción de biomasa pero los resultados obtenidos en algunas plantaciones experimentales en Buenos Aires, el delta del Paraná, Mendoza y Neuquén, han sido auspiciosos y con potencial para mejoras.

Según un informe elaborado por el INTA, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Argentina hay 15 millones de hectáreas no aptas para agricultura pero sí para cultivos energéticos que podrían complementar la biomasa producida a partir de restos para mantener el funcionamiento de las plantas energéticas, pero los sectores marginales suelen ser aquellos afectados por inundación, sequía y salinidad, en forma sucesiva o incluso en simultáneo.

Por eso es que el grupo liderado por Lúquez y otros grupos de Argentina vienen trabajando sostenidamente para identificar genotipos de álamos y sauces que puedan establecerse y crecer en esas condiciones de estrés.

Los investigadores han identificado clones con tolerancia variable a diferentes grados de salinidad y de disponibilidad de agua (desde la inundación a la sequía, incluyendo ciclos alternados de una y otra).

Según Lúquez, para impulsar todo este desarrollo e infraestructura alrededor de las plantaciones se requerirá una política de subsidios, como ha sucedido en otros países donde fue implementado con éxito.

"En los países donde se usa la biomasa, hubo una política de estado de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y subsidiar las fuentes renovables. Sin una política en ese sentido, no se puede desarrollar nada porque económicamente la biomasa no puede competir con los combustibles fósiles", remarcó.

Con información de Télam

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