El Proyecto de la Nueva Planta de Uranio (NPU) en Formosa, considerado crucial para el ciclo de combustibles nucleares en Argentina, enfrenta hoy una paralización debido a la falta de transferencias por parte del Tesoro de la Nación. Este proyecto, destinado a producir dióxido de uranio (UO2) para las centrales nucleares del país, es fundamental para la producción de energía así como para el desarrollo tecnológico y económico de la región.
El NPU incluye el diseño, la construcción, el montaje y la puesta en marcha de una planta industrial que contará con la tecnología más avanzada para este tipo de instalaciones a nivel mundial. El objetivo es abastecer la demanda de combustible de las centrales nucleares para la generación de energía nucleoeléctrica de Argentina, lo que permitirá grandes avances en la infraestructura del país.
El dióxido de uranio (UO2) es un componente esencial para la producción de energía nuclear, que hoy representa el 7% de la matriz de energía eléctrica de Argentina. La planta actual de Dioxitek en Córdoba fue fundamental en este proceso desde su creación en 1982, pero fue quedando obsoleta y, por eso, la idea de una nueva planta en Formosa que logre mejorar la eficiencia y asegurar la calidad de este tipo de energía se vuelve cada vez más necesaria para abastecer las tres centrales nucleares del país: Atucha I, Atucha II y Embalse.
Además de UO2, Dioxitek también produce fuentes selladas de Cobalto-60 (Co-60) -utilizadas en la industria-, la esterilización de equipos médicos y la preservación de alimentos. Esta empresa argentina exporta Co-60 a Canadá y Chile, lo que la destaca como un líder regional en esta tecnología.
Por eso, genera tanta preocupación la falta de transferencias comprometidas por parte del Tesoro de la Nación que llevó a la paralización del proyecto NPU. Esta desfinanciación pone en grave riesgo la finalización de la planta e impacta negativamente en el desarrollo tecnológico y energético del país. Además, esta situación afecta a las numerosas contratistas que trabajan en el proyecto, las cuales hoy exigen el pago de los compromisos asumidos, generando un perjuicio económico significativo y potenciales conflictos legales.
Con respecto al impacto en la producción de energía, la planta de Dioxitek en Alta Córdoba, operativa desde 1982, enfrenta conflictos legales debido a su ubicación en una zona urbana y a una ordenanza municipal de 1985 que prohíbe este tipo de actividades industriales en la ciudad. Aunque se logró una prórroga para su funcionamiento hasta diciembre de 2024, éste está supeditado al avance de la NPU en Formosa. Si no se logra renovar otra vez el permiso de la Justicia para seguir operando la planta de Córdoba, se pone en riesgo el 7% de la energía eléctrica del país.
En relación a la pérdida de oportunidades económicas, la paralización del proyecto NPU limita la creación de empleos y el desarrollo económico en Formosa y otras regiones asociadas. La generación de pequeñas y medianas empresas locales también se ve afectada, restringiendo el crecimiento industrial y tecnológico de la región. Este impacto negativo se siente particularmente en una provincia que necesita urgentemente nuevas oportunidades de desarrollo económico.
Del mismo modo, la paralización del proyecto NPU implica abandonar infraestructura e instalaciones al 70% de su avance, pasando a costo hundido la inversión realizada por el Estado nacional, que asciende a 150 millones de dólares. Esta pérdida económica es significativa y representa un uso ineficiente de los recursos públicos.
La paralización ya provocó despidos de personal que en su mayoría estaba siendo capacitado para operar la planta de cara al futuro. Esta pérdida de recursos humanos especializados es un golpe significativo para la continuidad y eficiencia del proyecto. La formación y retención de personal capacitado es esencial para la operación de una planta de esta naturaleza, y la pérdida de estos empleados puede tener efectos a largo plazo en la viabilidad del proyecto.
La importancia del NPU
Dioxitek es la única empresa en Argentina que opera en los sectores estratégicos de producción de UO2 y Co-60. Esto la posiciona como un actor fundamental en la industria nuclear argentina, con personal altamente capacitado y tecnología avanzada. Su papel es esencial en la matriz energética del país, garantizando la estabilidad, eficiencia y sostenibilidad del sistema energético nacional. Dioxitek no solo asegura la provisión de energía limpia y confiable, sino que también es un motor clave de la innovación tecnológica en Argentina.
La Nueva Planta de Uranio (NPU) representa un avance significativo en la industria argentina y regional. Se destaca por su total digitalización de procesos, lo que implica que todas las operaciones están automatizadas y controladas digitalmente. Este enfoque permite una mayor precisión y eficiencia en la producción de UO2, asegurando la máxima calidad del combustible nuclear.
Además, el NPU adopta un enfoque de vertido líquido cero, eliminando la necesidad de desechar líquidos y minimizando el impacto ambiental. Comparada con las actuales plantas industriales en el país y la región, la NPU se posiciona a la vanguardia, ofreciendo un modelo de eficiencia, seguridad y modernización.
Actualmente, la Nueva Planta se encuentra en etapa de construcción y se ubica en una zona semirrural a 16 km de la Ciudad de Formosa, capital de la Provincia, dentro del Polo Científico, Tecnológico e Innovación.