El senador J.D. Vance, compañero de fórmula vicepresidencial de Donald Trump, ocupa el centro del escenario en la Convención Nacional Republicana el miércoles en un discurso en horario de máxima audiencia que ilustrará cómo las ideas de Trump podrían dominar el partido en los próximos años.
En su breve carrera política, Vance, de 39 años, ha tratado de construir los instintos populistas de Trump en una agenda política coherente que vería a Estados Unidos desempeñar un papel menos dominante en los asuntos mundiales.
La preocupación por una segunda administración Trump hizo caer las acciones el miércoles, con los fabricantes de chips especialmente afectados después de que Trump dijera en una entrevista a Bloomberg Businessweek que Taiwán debería tener que pagar por su propia defensa.
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Elegido senador hace menos de dos años, Vance se ha opuesto a la ayuda militar a Ucrania y ha defendido los intentos de Trump de revertir su derrota en las elecciones de 2020 frente al presidente demócrata Joe Biden.
Ha argumentado que el gobierno necesita hacer más para ayudar a la clase trabajadora restringiendo las importaciones, aumentando el salario mínimo y tomando medidas enérgicas contra la generosidad corporativa. Estas posturas chocan con la tradicional postura proempresarial del Partido Republicano, pero coinciden con la agenda de Trump.
A pesar de estos cambios políticos, el control de Trump sobre el Partido Republicano parece más fuerte que nunca tras su intento de asesinato.
Sus antiguos rivales por la nominación presidencial republicana, Nikki Haley y Ron DeSantis, ofrecieron su apoyo incondicional a su candidatura en la convención del partido.
"No tienes que estar de acuerdo con Trump el 100% del tiempo para votar por él", dijo Haley, exembajadora ante la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur, que había calificado a Trump de no apto para el cargo durante su campaña.
DeSantis, el gobernador conservador de Florida cuya campaña se tambaleó a principios de año, recibió una calurosa bienvenida de la multitud mientras atacaba a Biden, de 81 años, por considerarlo demasiado viejo para el cargo.
Con la oreja derecha vendada tras el intento de asesinato del sábado, Trump aplaudió desde su palco en el estadio, donde se sentó junto a Vance.
La muestra de armonía pretendía contrastar con los demócratas, que llevan semanas debatiendo si Biden debería abandonar su candidatura a la reelección tras su titubeante actuación en el debate del 27 de junio contra Trump, de 78 años.
Muchos de los discursos de la noche en Milwaukee -centrados en el tema de la ley y el orden- estuvieron impregnados de la retórica antiinmigración de Trump, con oradores que denunciaron airadamente las políticas de Biden en la frontera sur.
(Escrito por Andy Sullivan y Joseph Ax; Editado por Howard Goller, Lincoln Feast y Alistair Bell, editado en español por Juana Casas)