Con la nominación como secretario de Estado de Marco Rubio, caracterizado por su línea dura con China, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado a entender que su política hacia Pekín podría ir más allá de su enfoque en los aranceles y el comercio, y podría adoptar una postura más dura hacia China considerándolo el principal rival estratégico de Estados Unidos.
La elección de Rubio el miércoles vino acompañada de otras selecciones de gabinete que podrían molestar a China, como la del representante Mike Waltz como asesor de seguridad nacional y la de John Ratcliffe para dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
En conjunto, estas decisiones sugieren que Trump quiere acabar con el enfoque de la administración Biden de "gestionar la competencia" con Pekín en cuestiones que van desde el apoyo a Taiwán hasta el papel de China en la crisis del fentanilo en Estados Unidos.
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Los republicanos han criticado la postura de Biden por considerarla demasiado conciliadora.
Rubio "cree de corazón que China es un enemigo de Estados Unidos", dijo David Firestein, exdiplomático estadounidense experto en asuntos de China.
"Eso va a determinar todo lo que haga con respecto a China", dijo Firestein, que añadió que la creencia de Rubio en una competencia existencial de suma cero —es decir, una rivalidad en la que solo una de las partes gana— con China "elevaría el nivel de decibelios" de las relaciones entre Estados Unidos y China.
Como secretario de Estado, Rubio ayudaría a llevar a cabo, no a establecer, la política exterior de Trump, pero su selección pondrá a un antagonista de China con una importante experiencia en política exterior en el centro de los debates de su gabinete.
Trump ha prometido poner fin al estatus de nación más favorecida de China y aplicar aranceles a las importaciones chinas superiores al 60%, mucho más altos que los impuestos durante su primer mandato.
Es casi seguro que el Senado de Estados Unidos confirme el nombramiento de Rubio, del que es uno de los principales miembros de los comités de relaciones exteriores e inteligencia.
El apoyo del cubanoamericano, acérrimo anticomunista, a los manifestantes por la democracia en Hong Kong le valió sanciones chinas en 2020.
Sería la primera vez que China impusiera restricciones de viaje activas a un secretario de Estado estadounidense, lo que supondría una primera prueba de cómo Pekín podría relacionarse con la nueva administración Trump.
Por su parte, Rubio ha sido un defensor de las sanciones estadounidenses en materia de visados a cargos chinos, y presionó al Departamento de Estado para que prohibiera al jefe ejecutivo de Hong Kong, John Lee, viajar a San Francisco para la cumbre de la APEC de 2023.
La embajada de China en Washington no hizo comentarios sobre las sanciones a Rubio o su nominación, pero el portavoz Liu Pengyu dijo que Pekín esperaba trabajar con el nuevo Gobierno para promover los lazos "en una dirección estable, saludable y sostenible".
Con información de Reuters