Las disparidades raciales en algunas naciones europeas no pueden abordarse si se ignoran los legados del colonialismo y la esclavitud, según un informe publicado el miércoles por una red de grupos antirracistas de toda la UE.
El informe "El pecado original de Europa" analiza el uso histórico por parte de seis antiguas potencias coloniales —Bélgica, Francia, Alemania, Países Bajos, Portugal y España— de políticas y legislación que excluían a los grupos racializados, y su persistente impacto en la actualidad.
La Red Europea contra el Racismo, con sede en Bruselas, afirmó que esas políticas y la explotación de los recursos y la mano de obra contribuyeron al crecimiento económico de las antiguas potencias coloniales e impidieron a las personas negras acceder a la riqueza.
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En Países Bajos, que transportó por la fuerza a más de medio millón de africanos a través del Atlántico, la esclavitud era una empresa lucrativa. En 1770, las actividades relacionadas con la esclavitud representaban el 5,2% del PIB, según el informe.
En Portugal, que traficó con casi 6 millones de africanos, más que ninguna otra nación europea, el impacto del imperio en la economía alcanzó un nivel sustancial hacia 1800.
"Al trazar las trayectorias históricas de la colonización, la esclavitud y los abusos de Europa, se hace evidente que estos sistemas profundamente arraigados han dejado un impacto duradero en el paisaje socioeconómico de Europa", señala el informe, que añade que muchas personas siguen sufriendo discriminación racial en la educación, el empleo y los servicios sociales y financieros.
En Francia, la tasa de pobreza de las personas de origen africano es del 39,5%, más del doble que la de las personas de origen europeo. La brecha salarial persiste también en otros países. Según el informe, el racismo y la discriminación también se manifiestan en la aprobación de hipotecas, la elaboración de perfiles financieros por parte de los bancos y la exclusión geográfica.
Entre varias recomendaciones, la Red Europea contra el Racismo hizo un llamado a impartir formación antirracista obligatoria para las instituciones financieras y bancarias, así como para los responsables de diseñar y aplicar las políticas de bienestar social.
"Comprender el legado colonial es esencial para elaborar políticas que aborden las injusticias históricas", afirma el informe.
También afirma que cualquier reparación por la esclavitud y el colonialismo debe reconocer las conexiones directas entre las condiciones económicas actuales y la explotación colonial del pasado. Los planes de estudio de las escuelas también deberían sensibilizar al respecto.
La cuestión de las reparaciones para hacer frente a los agravios históricos es muy polémica desde hace tiempo, pero ha ido ganando impulso, y ya son varias las instituciones —como la Iglesia de Inglaterra— y las naciones que reconocen su pasado.
Con información de Reuters