La situación en las carnicerías de La Rioja es alarmante, con un notable derrumbe en el consumo de carne que preocupa a los comerciantes del sector. Desde la cadena de carnicerías LPM y referente del sector en la provincia expresaron su preocupación en una entrevista con radial, donde describió la crisis que atraviesa la industria cárnica debido a la profunda recesión económica.
"Venimos en una caída del consumo desde hace siete meses. El consumo no levanta. La gente dejó de consumir carne. Estamos muy preocupados", afirmaron, reflejando el sentir generalizado entre los comerciantes del rubro. Según la empresa, la baja en el consumo se agudizó en los últimos meses, y aunque estuvieron esperando una recuperación, "no sucede".
En este sentido, desde la empresa señaló que el consumo per cápita anual disminuyó drásticamente, lo cual se percibe en la menor afluencia de clientes a las carnicerías. "Hay menos ingreso de gente a la carnicería y además se compra poquito", destacaron, evidenciando la gravedad de la situación.
En cuanto a los precios, informaron que en julio la carne vacuna sufrió un aumento de entre un 4% y un 8%, lo que contribuyó a una caída en el consumo que ronda entre un 10% y un 15% en ese mes. Sin embargo, descartaron que esta disminución se deba a un cambio de consumo hacia carnes más económicas como el cerdo o el pollo. "Esos cortes también fueron aumentando de precio. Ahora se elige consumir verduras, o guisos, o fideos. La gente dejó de consumir carne porque no le alcanza el dinero, ese es el gran problema", lamentaron.
La empresa también destacó que la caída en las ventas afectó la producción. "La baja en la producción también es un problema grande que estamos teniendo porque tampoco podemos llevar ese aumento de costos al mostrador. Se faenan menos animales por la baja del consumo", explicaron, evidenciando la complejidad del problema que enfrenta el sector.
En cuanto al comportamiento de los consumidores, señalaron que la población opta por cortes más económicos, como el hígado, el osobuco, la carne picada, el mondongo, la aguja y la marucha. "Se eligen los cortes que a la gente le pueden servir para varias comidas. Los cortes blandos ya no se venden, ya no es prioridad para la gente", comentaron, añadiendo que incluso las costeletas y el asado, tradicionalmente populares, pasaron a ser considerados "lujos" que pocos se pueden permitir.
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Bajo esta línea, subrayaron un cambio en los métodos de pago, indicando que los clientes ya no pagan en efectivo. "La gente está financiando con la tarjeta el consumo diario", revelaron, lo que refleja la precariedad económica que enfrenta la población.
A nivel nacional, la situación no es mejor. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario reveló que el consumo de carne en Argentina cayó a su nivel más bajo en 100 años. El consumo anual per cápita se estima que este año será inferior a los 45 kilos, muy por debajo del promedio histórico de casi 73 kilos.