Campesinos bolivianos juntan sus pertenencias y huyen mientras los bosques arden

29 de agosto, 2024 | 08.44

En Santa Cruz, en las tierras bajas de Bolivia, el agricultor Mario Guasasi empacó esta semana sus pertenencias, metiendo colchones, comida y somieres en un camión, en un intento por escapar de los incendios que se aproximan rápidamente y que se cuentan entre los peores que ha visto el país.

El país sudamericano ha registrado el mayor número de incendios forestales de los últimos 14 años, con 3 millones de hectáreas ya quemadas en lo que va del año y con la temporada alta de incendios aún por venir.

El vecino Brasil también está sufriendo un tórrido comienzo de temporada, con el peor inicio de registro de incendios en las principales ciudades y en la selva amazónica en 20 años, tras una sequía récord agravada por el calentamiento global.

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Estamos "desalojando donde vivo por el fuego", dijo Guasasi a Reuters fuera de su casa en Concepción, en el borde de la selva amazónica y una de las zonas más afectadas de Bolivia.

"Tengo miedo que se queme mi casita, qué vamos a hacer. No quiero que pase todo eso conmigo. Aquí tengo mi alimento para sostener a mi familia".

Bolivia ha registrado 36.800 focos de incendio en lo que va del año, sólo superado por el año récord de 2010, según datos de satélite de la agencia brasileña de investigación espacial Inpe, que monitorea incendios en todo el continente.

Bomberos en trajes amarillos han intentado contrarrestar las llamas y evacuar los pueblos a medida que los incendios han ido arrasando el paisaje.

"Este incendio tiene un frente de 32 kilómetros y aquí solo se encuentra un contingente de 40 personas", dijo el comandante Wilson Lupa, que dirige una operación de extinción de incendios, mientras follaje ardía a sus espaldas.

Milton Villavicencio Durán, que trabaja restaurando bancos de madera y estatuas en iglesias dañadas por los incendios, dijo a Reuters que por momentos el humo era tan denso que el paisaje quedaba totalmente oscurecido.

"El cielo está cubierto, no se ven paisajes", afirmó.

Alrededor de 3 millones de hectáreas han ardido en lo que va del año y se espera que la cifra total para 2024 aumente considerablemente.

"EL FUEGO LO QUEMA TODO"

Sudamérica toda se prepara para una intensa temporada de incendios que suele alcanzar su pico en agosto y septiembre, antes de la llegada de las lluvias primaverales. Tras una sequía que ha secado la vegetación en gran parte de la región, se han producido incendios inusualmente tempranos e intensos.

En Bolivia, muros de llamas envolvieron extensiones de tierra seca en Concepción, mientras un solo helicóptero utilizaba un cubo para hacer frente a las llamas.

Con sus equipos de extinción de incendios desbordados, el gobierno boliviano ha solicitado ayuda internacional. Voluntarios indígenas intentaron proteger las tierras que utilizan para cultivar y alimentar ganado cerca del bosque chiquitano, al norte de Concepción, que se extiende hacia Brasil y Paraguay.

"Nosotros vivimos de la agricultura y ahora no nace nada, está todo seco", dijo María Suárez Moconho, una jefa de la comunidad indígena que lidera el grupo de voluntarios.

Según Moconho las llamas están teniendo un impacto devastador sobre el suministro de agua y alimentos. "El fuego lo quema todo".

En la última década, el país ha sido testigo de importantes desbroces de tierras a medida que disminuía la producción de gas, el principal producto de exportación de Bolivia. En su lugar, la atención se ha centrado en cultivos como la soja y la ganadería, gran parte de la cual se envía a China.

El gobierno ha concedido más permisos para usar métodos de tala y quema para despejar la tierra, llevando a la producción de carne de res a un récord el año pasado, según muestran los datos oficiales.

Las multas por quemas ilegales -menos de 2 bolivianos (0,3 dólares) por hectárea- son demasiado bajas, señaló el especialista en política climática Pablo Solón.

El desarrollo agropecuario ha llevado a una situación en la que se usa "cada vez más esta práctica milenaria del 'chaqueo'", dijo Cecilia Requena, legisladora opositora y jefa de la comisión de medio ambiente.

"Esos chaqueos se convierten en incendios forestales completamente descontrolados", añadió.

El viceministro de Defensa, Juan Carlos Calvimontes, confirmó el miércoles durante una rueda de prensa que casi el 68% de las zonas quemadas eran pastizales. "¿Quiénes queman los pastos? Ustedes saben que esto es por actividad ganadera", dijo.

Adalid Ordóñez Palachay, párroco de la catedral de Concepción, dijo que las llamas amenazaban las características iglesias de madera de la región de las tierras bajas, quemando artefactos y edificios.

“Vivimos en constante peligro por los incendios”, afirmó.

Con información de Reuters

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