De un lado de la avenida, se encuentran acérrimos defensores que vieron en carne propia los efectos benéficos sobre diferentes patologías propias o de familiares cercanos. Del otro lado, están aquellos antagonistas que se oponen a este recurso con argumentos ligados a la dependencia y la adicción por el mero hecho de tratarse de Cannabis.
Planteados ambos bandos, es necesario recalcar que no se debe confundir el consumo recreativo con la necesidad terapéutica. La evidencia científica hasta el momento demostró que los aceites o ungüentos de Cannabidiol, mejor conocido como CBD, son efectivos para el tratamiento de todo tipo de patologías incluso con pocos o nulos efectos adversos.
Así es como muchos países empiezan a dejar los prejuicios de lado y empiezan a investigar a fondo sobre el aceite de cannabis, sus propiedades, efectos, reacciones adversas y dosificación con el objetivo de establecer un protocolo lo más eficiente posible para el tratamiento de enfermedades que son tan diversas como complejas.
¿Para qué se usa el aceite de Cannabis?
En la actualidad el aceite de CBD se utiliza en enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson, Esclerosis Múltiple, depresiones severas, enfermedades inflamatorias sistémicas, Poliartritis Crónica, Síndrome de Crohn, patologías intestinales, tratamiento del dolor crónico, estimulación del apetito y como antiemético para reducir los vómitos post radioterapia o quimioterapia en pacientes oncológicos.
¿Cómo se obtiene el Aceite?
Los principales compuestos químicos derivan de la planta. El CBD y el THC son los compuestos más abundantes y comunes de la planta de cannabis. El primero de ellos es el de mayor aplicación terapéutica y mejores márgenes de seguridad puesto que no genera efectos psicotrópicos ni alucinaciones como sí las genera el THC. Sin embargo, es el THC el que dispara los fenómenos de hambre post consumo que muchas veces no se reflejan con aceites con fuerte predominio de CBD.
El aceite de CBD se realiza de manera industrial a partir del aceite de Cáñamo, aunque también puede realizarse de manera casera, sin perder las propiedades terapéuticas. En aquellos países donde el consumo de Cannabis ya está legalizado para fines recreativos y médicos se puede adquirir diferentes productos en formas de presentación variadas como ungüentos, aceites, comida y hasta en formato masticable similar al chicle.
Receta casera fácil para hacer aceite de Cannabis
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Paso 0: Lava la marihuana en agua caliente para limpiarla y descarboxilarla.
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Paso 1: Elegí un recipiente adecuado para la cantidad de aceite de Cananbis que deseas.
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Paso 2: Colocá en el recipiente aceite de oliva extra virgen para macerar con la marihuana que hayas seleccionado.
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Paso 3: Introduce 20-25 gr de marihuana seca, curada y sin triturar.
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Paso 4: Déjala macerar en un lugar oscuro y seco durante un par de semanas y remové la mezcla cada tanto con el objetivo de que la marihuana libere sus componentes.
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Paso 5: No retires la marihuana del interior del recipiente de cristal.
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Paso 6: Si la mezcla te parece demasiado potente, entonces deposita el contenido en un nuevo recipiente de cristal y agregá una ¼ parte de aceite de oliva para suavizar el efecto. Agitalo con energía y 4 días en reposo en un lugar oscuro.
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Paso 7: Ya tenés lista tu mezcla para usarla de la forma que más te guste.