Szuchmacher: "Ibsen entiende, sin decirlo, la constitución de la burguesía y el capitalismo"

10 de febrero, 2022 | 16.39

(por Héctor Puyo) Rubén Szuchmacher, es el director y coadaptador con Lautaro Vilo, de la versión de "Cuando nosotros los muertos despertamos", última obra escrita por Henrik Ibsen, que se estrenará mañana en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes.

"Mi relación con Ibsen siempre tuvo gusto a poco, porque creo que fue el sistema teatral argentino que no me permitió tomar más de sus obras, como 'Un enemigo del pueblo' -que dirigí en televisión- o una que me gusta mucho, que es 'Peer Gynt'. En 'Lo que pasó cuando Nora dejó a su marido o Los pilares de las sociedades', que dirigí en el San Martín en 2003, agregué el tercer acto de 'Casa de muñecas', que se representaba durante la entrada del público", señaló Szuchmacher en el comienzo de la charla con Télam sobre el autor de la obra que estrena mañana.

El director comentó que mientras dio clases de actuación, muchos alumnos y alumnas tomaron textos del autor escandinavo para sus trabajos, "y por eso es importante mi encuentro en este momento de mi vida con esta obra, en un proyecto que se empezó a gestar en 2019, cuando pensábamos en hacer algo con los autores del último período simbolista".

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Télam: ¿Cómo se decidieron por esta obra?

Rubén Szuchmacher: Con Lautaro Vilo comenzamos a pensar y dijimos: hagamos esta, que no conoce nadie. Es una de esas obras que hablan del veraneo; las vacaciones no son algo tan antiguo. De las obras de Ibsen esta es una de las más cortas; tiene tres actos pero el último es muy corto y contiene algunos intermedios como algunos bañistas que entran, niños... pero nosotros los eliminamos.

Lo que nos sorprendió cuando la leímos fue que nos resultó muy corta para ser una obra de su época. Leída, dura una hora quince o una hora veinte. Ahí viene uno de los atractivos, ya que es como un portal hacia el Siglo XX, no tanto por esa idea de que Ibsen es el fundador del teatro moderno porque instala la cuestión del realismo. Acá ya se va a un lugar que le abre la puerta a August Strindberg, así como a Samuel Beckett o Harold Pinter.

T: Con esta, que es su última obra (1899), se apura a los cambios...

RS: Ibsen era un hombre increíblemente torturado pero de avanzada y estaba ya un poco harto de lo que escribía, y acá lo que empieza a hacer es lo que tiene que ver con la sustracción: empieza a quitar elementos que en las obras anteriores le llevaban tiempo, disquisiciones sobre terceros, esas cosas que están en las grandes obras que le conocemos, y aquí directamente va al grano y comienza con dos personajes, cuando uno le pregunta al otro "qué te pasa", el otro contesta "¡uf!, no soporto el silencio que hay acá".

Son personas que están leyendo el diario; no hay antes alguien que anuncie "en este momento están de vacaciones el señor y la señora Rubek, se van a quedar por un largo tiempo". Hay algo muy atractivo que hace que la obra se vuelva muy contemporánea en su estructura, más allá del tema que trata.

T: Tiene algo de fantasioso, pese a todo.

RS: Narra el reencuentro entre un escultor y su modelo en el que ella dice que él le robó el alma. ¿Pero qué tendrá que ver con nosotros? Es que tiene algo que ver con ese espíritu escandinavo que no sé por qué nosotros lo tenemos; porque hay algo universal. En ese sentido la adaptación que hicimos con Lautaro no altera la obra, le da una capacidad de lenguaje para que sea enteramente comprensible para nuestro público.

Por eso aparece en aquellos años un entusiasmado y joven James Joyce que escribe un larguísimo artículo sobre esta obra y le manda a Ibsen una carta de admiración donde le dice que lo que queda es el silencio. No es una obra previsible, no va por los caminos habituales y a la vez es una obra de un autor del Siglo XIX.

T: ¿Qué sucedió entre tanto?

RS: Se supone que pasó una centuria muy tremenda, como el Siglo XX, y todavía estamos con la cabeza en el Siglo XIX. Yo tengo un dicho que me hace gracia y que dice "Vivimos en el Siglo XXI con la cabeza en el Siglo XIX tratando de entender qué pasó en el Siglo XX". A diferencia de otros momentos de la historia, cada siglo se constituyó como propio, pero yo tengo amigos que son del Siglo XIX.

T: ¿Por qué el personaje de la modelo dice que está muerta, que le quitaron el espíritu?

RS: La obra no se encarga de explicarlo demasiado, creo que lo que hace Ibsen es tomar ideas de la época respecto de la histeria; estamos en pleno momento del neurólogo Jean-Martin Charcot y en el año de la publicación de "La interpretación de los sueños", de Sigmund Freud, con lo cual es toda una temática de su tiempo, con un sujeto al que le "quitaron algo", que no lo dejaron ser.

Como buen autor y como visionario a Ibsen no le preocupa entrar en aclaraciones, si lo vemos en clave de Strindberg nos preguntamos por qué esa mujer dice eso. Si uno lo mira desde un autor contemporáneo, que diga "estoy muerta" no resulta tan indescifrable: la escultura es tan perfecta que se entiende: "Te quedaste con mi alma, por lo tanto estoy muerta".

T: Lo curioso es que en su variedad temática, Ibsen ha tocado todos los ítems modernos.

RS: Yo creo que él entiende algo, sin decirlo, que es la constitución de la burguesía y el capitalismo. Él lo entiende, lo transforma en obras y lo critica a su vez; por eso me parece que también es un autor muy mal leído. No digo que yo sea un buen lector, pero se han quedado con esta cosa de defensor del individualismo burgués por "El enemigo..."; pero en realidad es un autor al que habría que leer cada diez años, porque cada diez años cambia, es otro autor.

Hoy es un autor de una contemporaneidad monstruosa, porque se siguen haciendo "Casa de muñecas" o "Un enemigo del pueblo" y se podrían hacer muchas más de sus obras, como "Peer Gynt" o "Los pilares de la sociedad". De alguna manera aparece algo de ese mundo torturado que genera el capitalismo, algo que en esas sociedades que son más protestantes que católicas, está muy presente. Hay algo que de manera indirecta se refleja sobre la vida que nosotros tenemos.

T: ¿En tu versión fueron eliminados muchos personajes?

RS: Nada, sacando los extras que eran los niños y los turistas, en realidad están todos. Incluso un personaje que está tres minutos en escena, pero su aparición es esencial.

“Cuando nosotros los muertos despertamos” se ofrecerá en el Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815, domingos, miércoles, jueves, viernes y sábados a las 20. Actúan Claudia Cantero, Andrea Jaet, Jose Mehrez, Verónica Pelaccini, Horacio Peña y Alejandro Vizzotti.

Con información de Télam

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