Una viaje a lo profundo de la maternidad en "Años cortos, días eternos"

14 de julio, 2022 | 16.16

El documental "Años cortos, días eternos", de Silvina Estévez, documentó durante cuatro años a madres en puerperio, adentrándose en un mundo donde el amor filial se vive tan fuerte como la incertidumbre, y que se podrá ver en el porteño Centro Cultural San Martín.

"Cuando la coguionista de la película, Brenda Howlin, fue madre, comenzamos a registrar su puerperio, palabra que en su momento no conocíamos. No es inocente que se desconozca cómo nombrar una etapa de la vida; eso implica el desconocimiento de las vicisitudes que lo caracterizan y, a su vez, los derechos", dijo Estévez a Télam.

Aunque más allá del puerperio en sí, Estévez plantea la disyuntiva entre el derecho al deseo de lo que uno quiere y cómo sobreponerse a los mandatos, tanto internos como externos; y cómo el regreso de las licencias por maternidad las alejan de un día para el otro de la crianza para retomar la senda de la producción económica.

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La película que tuvo paso por varios festivales, y cuyo germen fue un cortometraje, se proyectará a el 16, 22, 24 y 28 de julio, las 19.

Télam: ¿Cambio en algo tu visión sobre la maternidad?

Silvina Estévez: Si, claro. Yo no soy madre. A partir de registrar tantas mujeres atravesando el puerperio y las primeras etapas de sus maternidades, pude ser testigo de experiencias muy transformadoras. Pude adquirir información y la información me ayudó a hacerme preguntas. A reflexionar sobre mi deseo. A indagar en el deseo de mujeres de distintas generaciones incluida mi madre, quien nunca pudo preguntarse si tenía el deseo de serlo.

T: ¿Cuál creés que puede ser el cambio en el punto de vista social sobre la maternidad?

SE: Creo que hay muchos cambios que deberían suceder para construir sociedades más saludables. En principio las licencias por maternidad y paternidad deberían ser más extensas y equitativas. Deberíamos bajar la exigencia que el sistema tiene para con nosotras, donde se nos exige por mandato ser madres y luego se nos escinde de la crianza para continuar funcionales al sistema productivo. Preguntarnos con libertad y honestidad por nuestro deseo, implica el esfuerzo de sortear los prejuicios y los mandatos. Pareciera que hacerse preguntas por lo que una siente, piensa o quiere, es un privilegio, pero en verdad debería ser un derecho. Tanto para con la elección de ser madre o no, como para con todo lo demás.

Con información de Télam