(Por Romina Grosso) La cantante y compositora Marcela Morelo, quien festejará 25 años de trayectoria con una gira nacional y un concierto el próximo 2 de diciembre en el teatro Gran Rex, expresó a Télam que en su vida todo fue siempre mucho más allá de lo que imaginaba y confesó que hoy su desafío es seguir siendo creativa y vigente.
En una suerte de repaso por un camino lleno de éxitos como Corazón salvaje y Para la vida, Morelo, una de las figuras más populares de la música argentina, habló de los sueños cumplidos, de la trascendencia que tuvo en su vida el hecho de haber tenido un abuelo músico, del cariño que le transmite el público y el respeto de sus pares; y especialmente del rol protagónico que tuvo y tiene en esta historia su marido, el productor Rodolfo Lugo.
Nada fue fácil, grabé mi primer disco, Manantial" pero yo venía tocando y estudiando, haciendo de todo -contó a esta agencia la cantante-; tenía compuestas un montón de canciones hasta que se dio la oportunidad, conocí a Rodo y ahí en confianza sentí que él podía escucharme y así fue, juntos empezamos a construir este camino.
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Mi vida arranca desde chica estudiando música, soñando con ser cantante; es una locura resumir 25 años, confió la cantante en una entrevista realizada en los estudios Sony, en el barrio porteño de Palermo, antes de iniciar una gira que comenzará el viernes 4 de noviembre en la ciudad de Rosario y seguirá el 5 en Santa Fe, el 11 en Córdoba, el 19 en Mendoza y el 2 de diciembre en el Gran Rex.
Marcela estudió música -guitarra, cancionero popular y solfeo- durante siete años en el conservatorio, y más tarde cantó en bares y grabó jingles publicitarios; antesala de una carrera exitosa que comenzó a fines de los 90, cuando irrumpió en la escena con Corazón salvaje, su primera canción, que enseguida resonó en los medios y fue adoptada por el público.
Télam: Con 11 discos grabados, tantos hits, presentaciones y giras y luego de haber pasado por diferentes etapas musicales, ¿cómo vivís este presente? ¿La vida te fue sorprendiendo?
Marcela Morelo: Yo siento que cumplí muchos sueños. Me refiero a haber encontrado a un compañero de amor mutuo. Soñaba con tener una casa que tuviera árboles y tengo una casa que tiene árboles, soñaba con ser madre, no se dio de la manera que yo esperaba, pero fue más allá de lo que imaginaba, y con respecto a la música ni hablar
T: Tu caso demuestra que pueden convivir la música y la familia.
MM: Es muy complejo porque es un barco lleno de gente, lleno de cosas, lleno de agenda, lleno de todo, el cotidiano es una locura. Tengo tres hijos de diferentes edades (hoy tienen 14, 11 y nueve años) que llegaron juntos a mi casa. Es una movida muy impresionante, también es una movida amorosa muy fuerte, es una experiencia que nunca me imaginé: compartir y ser madre de esta forma y siendo tan grande; fui mamá a los 50, hace seis años.
T: ¿Cómo vivís la experiencia de trabajar con tu marido?
MM: Hace 26 años estamos juntos y hace 19 nos casamos, algo inédito para la época. Entré a una banda donde él ya trabajaba, nos empezamos a conocer, empezamos a viajar, nos enamoramos.
T: Rodolfo tiene todo que ver en tu carrera.
MM: Yo siento que soy una artista con dos cabezas, que a veces es difícil porque a veces el piensa de una manera y yo de otra. Él me propone, yo le propongo, creamos juntos, eso es muy lindo. A mí me gusta más la composición, a él le gusta la tecnología, le gustan los sonidos nuevos. Por eso tenemos tantos cambios en los sonidos.
T: ¿Cuál es hoy tu principal desafío como compositora?
MM: Yo quiero mantenerme en el tiempo, ser actual, quiero seguir haciendo canciones. Ahora salió una con Diego Torres, se llama Chau. Es una linda dupla. Hay cosas que salen de una como este tema. La empecé con la guitarra y salió en 20 minutos, se la mostré a mi marido y me dijo está buenísima. A veces me dice seguí participando, cuando me dice que no le gusta se me viene el mundo abajo.
El desafío es seguir siendo creativa, mantenerme vigente. Siempre escribo o leo, nunca pierdo la conexión, porque estoy ensayando permanentemente.
T: ¿Cuánto tuvo que ver tu abuelo músico en tu amor por la música?
MM: Eso me afectó mucho, como formación fue muy trascedente vivir con un músico. Si no hubiese estado mi abuelo tal vez la influencia de la música no hubiese sido tan apasionante. Me marcó verlo, oírlo, y sobre todo mirarlo a los ojos, se iba a otro planeta, era muy emocionante ver lo que le pasaba. Me contagié de su amor por la música, porque no era su trabajo, tocaba en una orquesta de tango.
T: En tu caso sí es un trabajo. ¿Sos muy exigente?
MM: Soy muy exigente, muy trabajadora, siempre dispuesta a hacer, a crecer, ¿si no qué hago? La música es mi vida. Si uno trabaja y cuida la voz, puede mantenerla joven. Es un don muy valioso, de eso se trata, intentar cuidarla. Mercedes Sosa me decía el cantante que no estudia no llega ningún lado.
T: ¿Cómo cuidás tu voz?
MM: Vocalizo. En este momento tengo mi maestra y fonoaudióloga, Mercedes Bassi, es parte de mi equipo y punto de apoyo. En todos estos años tomé bastantes clases. Empecé grabando discos siendo la cantante de la calle, hasta que un día en España de gira quedé muerta, y ahí fui a una maestra de canto lírico y me retó tanto que me ayudó a convertirme en disciplinada.
T: Tus canciones son cantadas hasta en la cancha de Racing, ¿sentís el cariño de la gente?
MM: Es una locura, es fuerte y me siento muy querida por la gente, respetada por los pares, todo fue mucho más allá de lo que imaginaba.
Con información de Télam