Con la película rusa "De monstruos y hombres" (1998) y el corto "Hayra, el guardián del cinema", la Fundación Cineteca Vida homenajeará a su fundador e investigador de cine, Hayrabet Alacahan, el 23 de agosto a las 19.30, en la sala Leonardo Favio del complejo Gaumont.
La función, gratuita, mostrará el filme del cineasta ruso Aleksey Balabánov, ganador de dos premios Nika de la academia de cine de su país a la mejor película y mejor director, producción que el mismo Alacahan, coleccionista, cineclubista e investigador, señaló como su película "elegida".
La cinta, que se proyectará en copia subtitulada, se trata de un relato que en su título juega irónicamente con una famosa novela de John Steinbeck ("De ratones y hombres"), protagonizada por dos familias en la Rusia de principios del siglo XX.
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La mirada está puesta sobre el mundo de la burguesía de San Petersburgo, con sus apariencias de solemnidad y elegancia, que se derrumba por la aparición de personajes oscuros relacionados con la incipiente industria de la pornografía.
Como si fuese un virus que se extiende sin que sea posible detenerlo, esa marginalidad incrustada en el seno de esas familias hará que surjan en su interior pulsiones fetichistas.
Como prólogo de esta función se proyectará un video especialmente producido y con imágenes inéditas en una edición de Sol Janik y Elias Gismondi: "Hayra, el guardián del cinema", con diseño sonoro de Azud y producción de Sinuncobrecine.
Alacahan, autor de la enciclopedia "Filmografías", falleció el 23 de julio a los 73 años. De origen armenio, llegó a la Argentina cuando tenía 20 años y, con el tiempo, se puso al frente de la Fundación Cineteca Vida y su libro de dos tomos de 1.100 páginas cada uno, con más de 9.000 autores de cine de todo el mundo.
Además, trabajó más de tres décadas en el Museo del Cine, era obsesivo hasta el último detalle y vivía rodeado por parte de su impresionante colección de películas, afiches, fotografías, recortes y proyectores, un tesoro valiosísimo.
"Mi relación con el cineclubismo comenzó en 1979, cuando por casualidad un amigo me llevó al Cine Club Buenos Ayres. A pesar de ser un cinéfilo no tenía idea qué era eso. Fue como caerme en una arena movediza y felizmente nunca más salir de ella. Desde ese momento comencé a leer y juntar todo lo impreso de cine", le dijo el cinéfilo a la agencia Télam en 2019.
"Creo que la mejor reflexión es que otros seguirán intentando completar lo incompletable. Mi proyecto es un diccionario disparador que pueda abrir puertas nuevas a los curiosos del cine. Y así seguirá engordando los diccionarios similares en todo el mundo. Cada diccionario será la parte complementaria del otro y sin importancia que sea de otro idioma. Estoy convencido de que los libros también saben convivir. Miles de libros se llevan muy bien en las estanterías de cualquier biblioteca", contó sobre su pasión en una entrevista con esta agencia.
Con información de Télam