Ana Karenina en Halloween, obra inspirada en la novela de León Tolstói, escrita y dirigida por Eva Halac y protagonizada por Flor Torrente y Federico Salles se presentará a partir de este viernes 2 de febrero a las 20 en El Camarín de las Musas, para contar una historia que reflexiona sobre cómo repercute la llegada de un hijo en una pareja joven.
El principal desafío que asumí en esta obra es hacer de madre, mi objetivo es que los espectadores la sientan y que en cada momento les llegue su magia; la construcción del personaje fue intensa y a la vez muy interesante, contó en diálogo con Télam Flor Torrente.
La actriz que viene de trabajar en piezas como Relojero", de Discépolo y Kinky Boots y en series de TV como Herederos de una venganza y ATAV I, regresa de este modo a la escena porteña de la mano de Ana Karenina Halloween, que tuvo una breve temporada en el teatro Picadero en 2023 y que, en clave de comedia, llegará a la sala porteña ubicada en Mario Bravo 960 para ofrecer ocho únicas funciones los viernes y sábados de febrero a las 20.
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La autora y directora Eva Halac propone acá una lectura abierta y actual de la emblemática novela rusa publicada en 1877, centrada en un adulterio, dos amantes en la alta sociedad; y tiene como protagonistas a una actriz (Torrente) y un diputado (Salles), quienes viven un loft del barrio porteño de Colegiales.
En mi obra, él es un político moderno, progresista, atravesado por el feminismo contemporáneo. Su imagen creció al lado de ella, una actriz quien por el contrario, luego de la maternidad se encuentra perdida y un poco fuera de circulación. Ama a su hijo, pero el haber dado a luz la hizo tomar conciencia de la oscuridad. Y vive en esa dualidad, en ese abismo entre dos mundos, que es lo que también significa Halloween, expresó Halac, que el año pasado dirigió a Torrente en el clásico teatral de Jean Paul Sartre Las manos sucias en el Teatro San Martín.
En la entrevista la actriz y la dramaturga, hablaron, entre otras cosas, sobre cómo viven el hecho de trabajar en esta obra que hace foco en lo que significa ser madre joven, sobre la vida que se deja atrás, y la desigualdad que acarrea esa decisión entre las mujeres y los hombres.
Télam; ¿Qué te atrajo especialmente de la propuesta? ¿Cómo vivís la experiencia de interpretar Ana, en esta versión de este clásico de la literatura mundial?
FT: Me atrajo el personaje, poder transitar una historia que amo. ¡Que sea actual y que me haga reír! Para mí es muy importante el humor y leer el guion y reírme hizo que fuera un sí rotundo.
T: ¿Ya habías leído la novela de Tostói? ¿Cómo fuiste construyendo tu personaje? ¿Coincidís con esta visión de la obra en relación a la desigualdad que existe entre el padre y la madre a la hora de tener un hijo?
FT: En algún momento, cuando estaba en el colegio leí una versión más corta de la novela y luego vi la película también. Pero cuando Eva me pasó el guion me puse a leer el libro de inmediato.
En cuanto a la construcción del personaje, llevó mucho tiempo. Porque hay algo que tiene la obra y la puesta de Eva que es que el personaje dice cosas pero a la vez piensa otras tantas que no tienen nada que ver (y sí) con lo que está hablando en el momento. Esa disociación necesitó de mucho tiempo de trabajo para que ese proceso fluyera de manera verosímil.
T: ¿Cuánto de Ana Karenina hay en esta versión Halloween?
FT: Hay mucho de Ana Karenina en la obra y está llevado a escena de manera interesante porque se ve claramente plasmado ese perfil del personaje y su personalidad tan efervescente, ese espíritu atravesado por los sentimientos de pasión y libertad y también por todas sus contradicciones.
T; Después de Las manos sucias, de Sartre, volviste a pensar a Flor Torrente como protagonista. ¿Podemos decir que es una actriz que te inspira? ¿Cómo fue trabajar juntas nuevamente?
EH: En Las manos sucias, Sartre plantea dos universos distintos, el de los militantes y el de los aristócratas. Dos universos opuestos, donde Flor encarnaba a Jessica, la esposa de clase alta del infiltrado en el cuartel comunista. Más allá del rol exquisito escrito por Sartre, Flor aportaba una dosis de misterio y fascinación que resultó un plus en el espectáculo. En Ana Karenina ocurre algo parecido. El personaje es una actriz y su pareja es un diputado porteño, él está más cerca del progresismo cultural, y ella arrastra en su pasado una complicada marginalidad que la convirtió en autodidacta, y desconfiada del psicoanálisis y todo lo que se relaciona con eso. Esto funciona muy bien con los actores, ambos, Fede Salles y Flor tienen mucha química, y juegan con elementos de sus experiencias de vida, que utilizan con inteligencia en el escenario. Los dos poseen eso que para mí es importante, que las decisiones que toman en escena, los tonos, las acciones, no son convencionales, sino que poseen esa cuota de lo inesperado, que genera suspenso, intriga.
T: ¿Cómo nace la idea de pensar a Ana Karenina en el presente? ¿Cuánto del personaje de Tolstoi hay en esta versión?
EH: Quise hablar de lo que significa ser madre joven, de lo que significa ese paso para una mujer que tiene un espíritu libre. En Ana Karenina el autor describe a una mujer que siente que vive una vida que no es completa, que su juventud le pide otra cosa, aventura que hay algo más allá, lo percibe con su amante, de pronto siente que está viva, pero eso le implica una decisión terrible, abandonar a su hijo junto a su marido, y lleva esa culpa como una sombra y aún así sigue adelante. Por otra parte, Tolstoi habla de la familia, se pregunta si la familia es funcional a una persona que tiene ambiciones individuales o de liderazgo sobre su comunidad. Me inspiré un poco en esos conceptos y en una escena del comienzo de la novela, donde ella con su marido, un ministro de gobierno, regresan de una fiesta donde ella se quedó toda la noche conversando con otro.
T: ¿Cómo apareció el tono de comedia en la puesta?
EH: Trabajo conceptos de Tolstoi, aunque la historia, las circunstancias de la obra de teatro son diferentes a la novela. La obra pasa en la actualidad, los personajes tienen muchas fantasías sobre sí mismos y de lo que creen que serían capaces de hacer. Creo que es ahí donde aparece el humor (encontré ese humor en Tolstoi, también). Más allá de las ganas de leer la novela, puede que en la obra de teatro algunos se sientan identificados.
T: La novela se centra en el adulterio ¿podemos decir que acá la trama se centra en la maternidad?
EH: Claro, si bien la historia que trasciende en Ana Karenina es la de los amantes, a mí me interesó la pareja original, Ana y su marido, el funcionario. Son muy opuestos, aunque a ambos les lastiman las opiniones ajenas, y necesitan pertenecer a esa sociedad que los rodea. Lo que los coloca en una situación completamente desigual es el hijo, donde las consecuencias de haber sido padres son diferentes para ambos. Quise hablar también de esa diferencia, en la actualidad. Porque una mujer ya siente la diferencia desde la decisión, en plena juventud, apremiada por el reloj biológico, y el involucramiento del cuerpo, el parto, la crianza, y todo ese impasse que significa. Y esa conexión mental y emocional con el hijo, algo de lo que quizá no se habla lo suficiente, así como ese cambio para siempre que compromete todas las imágenes del futuro. En mi obra, Inés luego de la maternidad se encuentra perdida y un poco fuera de circulación. Ama a su hijo, pero el haber dado a luz la hizo tomar conciencia de la oscuridad. Y vive en esa dualidad, en ese abismo entre dos mundos, que es lo que también significa Halloween.
Con información de Télam