Guillermina Pico: "Ser extranjero te puede llenar de libertad y de un dolor enorme"

16 de noviembre, 2022 | 16.00

(Corrige nombre de película)

"La escuela del bosque" es la nueva película de Gonzalo Castro, que tiene a Guillermina Pico como protagonista en una historia de dolores y anhelos migrantes, filmada con íntima pulcritud en los diálogos y que se puede ver a partir de mañana en la sala Leopoldo Lugones del San Martín.

"Yo viví, trabajé y estudié en Barcelona. Sé lo que pensaba del camino del trabajo en el videoclub a mi casa, la liviandad vital que respiré perdiéndome en sus calles. Sé lo que les pasaba a mis amigos y lo que deseábamos y extrañábamos. Me acuerdo de los límites con los que me encontré. Ser extranjero te puede llenar de libertad, y también, a veces de un dolor enorme", dijo Pico a Télam.

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Ella interpreta a María, una joven madre argentina, que vive en la ciudad catalana desde hace diez. No sufre pesares económicos y, al parecer, sus apuros pasan por tener que mudarse de una casa con parque en medio de la metrópolis". "Nadie tiene la suerte de vivir en una casa como la tuya", le dice una amiga.

Sin embargo, la visita de su hermana y antiguos reproches se bordan con los diálogos con otros argentinos que también cruzaron el Atlántico. El debate entre el ir y venir está latente en diálogos simpáticos e inteligentes que, apoyados en un humor reconocible, circundan esta historia filmada en blanco y negro.

"Mi aporte en la escritura ha sido desde adentro y luego de cada escena, viendo cómo podíamos seguir armando un mapa de relaciones entre las personas y la narrativa que se iba armando, plano a plano. No había un guion escrito que luego llevar a la práctica. Trabajamos con decisiones previas y con la improvisación como herramienta dentro de cada escena", señaló Pico, que también coescribió la película que tuvo su participación en el Festival de Mar del Plata de 2020.

Télam: ¿Cómo surge la necesidad de contar esta historia de desarraigo y migración?

Guillermina Pico: Tal vez la película se fue escribiendo en una actualización de posibles vidas. ¿Qué hubiera pasado si yo me quedaba en Barcelona y armaba mi familia ahí? Lo hermoso que tiene la forma en la que trabajamos con Gonzalo, él desde la dirección y yo desde la actuación, es que no había un guion y una necesidad de ilustrar ideas. La historia emergió de sus materiales nobles, que éramos nosotros. Gonzalo nos juntó y nos dejó leudar. Esos actores, esa nena, esa casa, esa hermana, yo, todos puestos a relacionarnos.

T: La mayoría de los planos (sobre todo interiores) son fijos. ¿Cómo los trabajaron y qué creés que le aporta a la historia?

GP: Yo no trabajé en la puesta en escena. Por como filmaba Gonzalo, se abocaba a encontrar el plano, y una vez que ese plano producía una escena que le gustaba, o que el circuito narrativo de esa escena se cerraba, cortaba y pasaba a buscar otro plano. Eso nos permitía cierta libertad controlada. Al actuar necesitás saber que no tenés que darle vos el sentido a todo lo que sucede, que ese sentido es mayor que tu aporte, así que yo confiaba en el plano, en el montaje, en la película y en nuestras interacciones porque si algo fallaba se podía cortar.

T: ¿Cómo se puede pensar hoy la película con una actualidad en Argentina en la que muchos se están yendo del país?

GP: Estrenamos con una inflación del 100% interanual y está lleno de gente que se fue o está considerando dejar el país. El contexto de Argentina es muy difícil. Somos muchos los emprendedores y creativos que apostamos a proyectos autónomos y jamás habíamos vivido una situación como esta. Mi generación es la primera vez que se enfrenta con esta locura de darte cuenta que nada vale nada, ni tu dinero, ni tu formación, ni tus esfuerzos. Ya con mis amigos ni hablamos de ahorrar, hablamos de llegar a fin de mes, de sostenerse, de evitar ir para atrás. Por otro lado, irse empujado por ese contexto es muy doloroso, porque no es una decisión basada completamente en el deseo sino en la necesidad imperiosa de poder vivir mejor. Creo que la película no moraliza para ningún lado, se ven las vidas de nuestros personajes, construidas con amor y cuidado. Y se ven las roturas, las cosas que salieron mal, las que salieron bien. No hay conclusiones.

Con información de Télam