(Por Hugo F. Sánchez, enviado especial) La 37ma. edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata comienza a desandar el camino hacia la premiación del sábado y las últimas proyecciones del domingo con algunos destacados como el estreno mundial de hoy de "Cambio cambio", del argentino Lautaro García Candela, y la proyección de ayer de Godard seul le cinema, de Cyril Leuthy, sobre el genial cineasta fallecido recientemente.
Una vez más la gran sala del Teatro Auditorium estuvo casi completa a las 9 de la mañana para ver "Cambio cambio", la penúltima película en entrar a la Competencia Internacional, que mostró un tenso relato absolutamente empapado de la idiosincrasia argentina, que tiene como centro el mundo de los llamados "arbolitos", esos hombres y mujeres que le ofrecen a los turistas extranjeros en la calle Florida del centro de la Ciudad de Buenos Aires comprar sus dólares a un buen precio, que claro, difiere del cambio "oficial".
Protagonizada por Ignacio Quesada (conocido por Las noches son de los monstruos y las series Días de gallos, Puerta 7" y El marginal), el segundo filme de García Candela luego de Te quiero tanto que no sé (2018), en principio tiene dos grandes virtudes: asomarse a un universo desconocido para la mayoría y mostrar la cotidianidad de la ciudad de manera descarnada y con una interesante cuota de verdad, en la senda de los buenos documentales.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Pero se trata de una ficción que registra la lucha por sobrevivir en la urbe, un medio áspero y con sus propias reglas, en donde tratan de mantenerse a flote un joven del interior (Quesada), su novia estudiante de arquitectura (Camila Peralta) y dos amigos, arbolitos veteranos en la tensa calle Florida encarnados por Valeria Santa y Mucio Manchini.
El ritmo enloquecido de la siempre oscilante economía argentina marca también la cadencia de la historia al compás de un heterogéneo grupo de desesperados, que liderados por el protagonista, planifica y llevan a cabo una pequeña estafa que tiene como disparador el dato de una corrida cambiaria que les va a permitir hacer una diferencia en la compra y venta de dólares.
Además del buen pulso narrativo, que la emparenta con Pizza, birra y faso y Nueve reinas, como bien señala el catálogo del festival, con las herramientas del cine Cambio cambio se ocupa de ser clara en las particularidades del oficio del arbolito, demuestra la comprensión de esos personajes y transmite empatía sobre la suerte de cada uno de ellos y de sus estratagemas de supervivencia, en el contexto de una realidad que no les da tregua.
En tanto, en esta edición del festival la mítica Sin aliento fue elegida como película de apertura a modo de homenaje a Jean-Luc Godard, fallecido hace menos de dos meses, y el reconocimiento a su formidable carrera incluyó también la programación de Godard seul le cinema, que cuenta su vida y su obra.
El filme de Cyril Leuthy -que ya abordó la vida de figuras como el director Jean-Pierre Melville y del cantante Maurice Chevallier en Melville, le dernier samourai y Rendez-vous with Maurice Chevallier, respectivamente- es, si se quiere, un documental clásico que aborda la figura inasible del director francés desde la estricta cronología de su vida, con mojones ineludibles de su trayectoria que lo llevaron a ser considerado el cineasta más importante del mundo.
El año pasado el festival realizó la instalación audiovisual en Villa Ocampo Accueil livre dimage, basada en el film homónimo de Godard de 2018, acompañado por El libro de imagen, un volumen que de alguna manera es el texto de la película. El abordaje de la figura inasequible del realizador se completa con Godard seul le cinema y, también, se puede sumar la mirada sobre sus últimos años de "À vendredi, Robinson", proyectada en el último Bafici, sobre el intercambio epistolar a través de mails con texto, videos y crípticas imágenes que Godard le enviaba a Ebrahim Golestan, un viejo director iraní.
Con un impresionante material de archivo que comprende al propio Jean-Luc Godard en diferentes entrevistas, su participación en acciones políticas como el reclamo para que se suspenda el Festival de Cannes en solidaridad con los estudiantes y trabajadores del Mayo Francés hasta las manifestaciones en repudio al despido de Henri Langlois al frente de la Cinemateca Francesa, la película de Leuthy también tiene las voces de diferentes actores, actrices, productores y especialistas en su obra que reflexionan sobre los aspectos públicos y privados que influyeron en el director de más de 120 películas, en donde en todas y en cada una reflexionó sobre el mundo que le tocó vivir y, sobre todo, sobre el cine mismo.
Ha sido todo lo que quiso ser y también lo opuesto en su búsquedas incesantes, dice uno de los entrevistados. Esa reflexión parece ser la correcta en el recorrido de Godard, desde el temprano reconocimiento por Sin aliento, sus días como crítico en la mítica revista francesa Cahiers du Cinéma, el abrazo al maoísmo, su militancia en contra de la guerra de Vietnam, sus acciones para dinamitar el éxito de sus películas que no hicieron más que agrandar su leyenda de genio loco, el tormentoso romance con Anna Karina -protagonista de siete de sus películas-, el período maoísta y las experimentaciones con el formato televisivo.
El retrato del artista y su influencia sobre el cine pretende ser completo y en buena medida lo es, aunque es posible que ese enigma llamado Godard, aun con sucesivas obras que intenten explicarlo, siga siendo el intento por atrapar lo inaprensible.
Con información de Télam