(Por Hernani Natale) Scott Henderson, el genial músico estadounidense que en pocos días más volverá a presentarse en nuestro país, se definió como un guitarrista de blues rock que luego aprendió jazz y, en esa tónica, cuestionó el resultado sonoro que se da a la inversa, cuando los intérpretes de jazz se vuelcan al rock.
Fui músico de rock durante al menos 10 años antes de escuchar una nota de jazz. Definitivamente soy un guitarrista de blues-rock que luego aprendió jazz. Los guitarristas de jazz que intentan tocar rock . bueno, eso suele ser una comedia, lanzó en declaraciones a Télam, el artista que actuó junto a grandes nombres del género, entre los que destacan Joe Zawinul y Chick Corea.
Inmediatamente, argumentó: Su sofisticado conocimiento de la música no les otorga automáticamente las habilidades para tocar rock. Obtener un sonido, un control sobre el instrumento, un fraseo y un vocabulario lleva años, al igual que aprender cualquier estilo de música.
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Precisamente, sus primeros pasos en los que tomó como modelos a seguir a figuras como Jimi Hendrix, Led Zeppelin y Stevie Ray Vaughan, entre otros, dotaron a este versátil guitarrista de un sonido ligado a la tradición rockera que, con los años, trasladó con su toque de originalidad al lenguaje del jazz.
Referente del llamado jazz fusión, Scott Henderson encontró en ese trayecto un personal estilo en el que conviven armonías jazzeras y guitarras con distorsión, tal como el público local puede comprobarlo en vivo desde hace unos 30 años, gracias a sus asiduas visitas que repetirá el próximo 25 y 26 de noviembre, con dobles funciones a las 20 y a las 22, en Bebop Club, ubicado en el barrio porteño de Palermo.
A diferencia de su último show de 2019 en nuestro país, en el que con su habitual trío mostró las composiciones de su disco People Mover y repasó temas de Vibe Stations, esta vez el guitarrista repetirá el formato de su paso por Argentina en 2017, cuando junto a los músicos locales Alejandro Herrera, en bajo, y Fernando Martínez, en batería, abordó un repertorio de clásicos del género.
La última vez estuve tocando en formato de trío con música original. Esta vez estaré tocando algunas tonadas populares de fusión y standards. Espero tener algunos músicos invitados sentados por ahí, dijo Scott Henderson, en una entrevista con esta agencia, poco antes de regresar a la Argentina.
Además de compartir detalles sobre su próximo show en nuestro país, el guitarrista reflexionó en torno al rol de la improvisación en la música que ejecuta y a la diferencia entre los distintos formatos de bandas, entre otras cuestiones.
Télam: El tipo de composiciones elegidas para tu próximo show en la Argentina, ¿están conectadas con algún momento en especial de tu trayectoria?
Scott Henderson: En realidad no, pero algunos de los standards los aprendí a tocar cuando era muy joven y algunas tonadas de fusión las aprendí cuando empecé a mezclar el rock con el jazz. Muchos músicos que hicieron la transición del rock al jazz están muy familiarizados con estas canciones.
T: Vas a volver a tocar con dos músicos locales, como en 2017; pero en tu última visita te presentaste con tu propia banda. ¿Qué sensaciones te atraviesan en cada caso? ¿Es más difícil tocar con otros músicos que con tu propia banda?
SH: Siempre es interesante tocar con músicos diferentes a los que estoy acostumbrado y dado que estos chicos con los que tocaré conocen la música tan bien como yo, no veo ningún problema. Disfruto tocando mi propia música original, pero también es lindo hacer un alto porque estoy girando todo el año con ese repertorio. Por alguna razón, siempre escribo música que tiende a ser muy difícil de tocar, así que para mí este es un concierto más relajado porque la música es más fácil y la conozco desde hace muchos más tiempo.
T: En tu recordado grupo Tribal Tech había un tecladista y, además, siempre reconociste a Joe Zawinul como uno de tus grandes maestros, pero en la Scott Henderson Blues Band y ahora estás tocando en trío con un bajista y un baterista. ¿Qué formato preferís para tu música?
SH: Ambos son divertidos pero de diferentes formas. Fue genial tocar con tecladistas tan brillantes como Joe Zawinul y Scott Kinsey, y aprendí mucho de ambos, pero de todos modos, los teclados tienden a ocupar todo el espacio y los guitarristas a veces terminan asumiendo el rol de trompetistas y no tocan mucho los acordes. Como guitarrista, es un desafío tocar en trío y sé que me convertí en un mejor ejecutante por eso. También me enseñó a interactuar mejor con los bateristas y bajistas.
T: En alguna oportunidad confesaste que tu experiencia con Chick Corea no había sido muy feliz porque no había espacio para improvisar. ¿Qué lugar ocupa la improvisación en tu música y cómo aplicás eso en el estudio de grabación?
SH: La música de Chick era muy estructurada y, por supuesto, pude improvisar en mis solos, pero si no estaba tocando un solo, todo lo demás estaba completamente arreglado. Eso está bien porque a veces es lo que necesita la canción. Yo también tengo canciones así. Sin embargo, tengo canciones que son más sueltas y suenan diferente cada noche. Me esfuerzo por lograr un buen equilibrio entre tonadas más relajadas para improvisar y tonadas más estructuradas. Cuanto menor sea la estructura, mayor será el riesgo de que no salga perfecto, pero en algunas situaciones no vamos por lo perfecto, vamos por la creatividad. La mayoría de lo que tocaremos en Buenos Aires será así, por lo que la creatividad es el principal objetivo. En el estudio es más o menos lo mismo. Las melodías estructuradas que escribí para mi próximo álbum son las que no traje para que las aprenda la banda, porque incluso si las tocara, no cambiaría la manera en que suenan. Las canciones que traje son las más sueltas porque quiero ver qué les sucede en el vivo y cómo podría mejorarlas para la grabación.
T: Los nuevos ritmos que se imponen entre los jóvenes en su mayoría dejan muy relegada a la guitarra. ¿Qué opinás al respecto?
SH: Para ser honesto, no presto atención a lo que es popular o no. Las cosas entran y salen de la popularidad con bastante rapidez. No vale la pena perseguirlas. Es más importante hacer lo que está en tu corazón y no preocuparse si hay una audiencia para ello. Si lo hacés bien, habrá personas que quieran escuchar.
Con información de Télam