(Por Victoria Ojam) El estadounidense Robert Patrick, mejor conocido en la piel del implacable villano T-1000 en "Terminator 2: El juicio final" y como el peligroso antagonista de la reciente y exitosa serie de HBO Max "Peacemaker", llegó al país para participar en la Argentina Comic-Con, que lo recibe como una figura indiscutida de la cultura pop y como una prueba viviente de que la ciencia ficción "no tiene límites".
"En ese mundo, lo que sea que tu mente pueda crear es posible, y me parece algo completamente apasionante", aseguró el intérprete en diálogo con Télam, a horas de presentarse en el primero de los tres paneles que protagonizará en esta edición presencial de la convención que se desarrolla este fin de semana en el predio de Costa Salguero.
La frase consigue sintetizar el espíritu mismo del encuentro local por excelencia de la cultura pop, que desde hace más de una década reúne a miles de fans para celebrar el masivo universo del entretenimiento de ciencia ficción, terror, fantasía y acción. En definitiva, un terreno que Patrick, a los 63 años, todavía sabe dominar.
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Su caso se trata de un combo total: el augurio de sus primeros trabajos en cine con el realizador Cirio H. Santiago, la eterna encarnación del enemigo de Schwarzenegger en la cinta de James Cameron y su habilidad para dar vida a papeles rudos fueron el cóctel que lo posicionó como un habitué en historias pochocleras de alto voltaje.
Iniciado en filmes post-apocalípticos y de acción como "Equalizer 2000" (1987) y "Future Hunters" (1988), sería el terrible T-1000, transformado en policía y dedicado exclusivamente a asesinar a un joven John Connor para asegurar el triunfo de las máquinas sobre la humanidad, el que se convirtió inmediatamente en su personaje por excelencia. Y, además, en uno de los motivos por los que "Terminator 2" permanece hasta el día de hoy como todo un emblema de su género.
Es que las tres décadas que el filme cumplió el año pasado no hirieron el vanguardismo con el que llegó a las salas en 1991, cuando desplegó los asombrosos recursos que transformaron a Patrick en un letal ser de metal líquido que podía recibir escopetazos y explosiones sin detenerse en su misión. Fue, en síntesis, el rostro del paso definitivo en la transición de los efectos visuales artesanales a los digitales.
Ya convertido en ícono, el oriundo de Georgia tuvo su paso a principios del milenio como el agente John Doggett en la popular tira de ciencia ficción "Los expedientes secretos X", mientras cultivaba sus "tipos malos" en filmes tan dispares como "Tierra de policías" (1997), "Mini espías" (2001) y "Los ángeles de Charlie: Al límite" (2003).
Así todo, su mirada intimidante y un atuendo rematado por una campera de cuero de Harley-Davidson -reafirmando su conocido carácter motoquero- entran en una curiosa convivencia con una personalidad afable y locuaz que se devela rápidamente. "Cuando arranqué hasta solía esperar papales en historias románticas", confesó.
Bien lejos de esa expectativa está el rol que ocupa en "Peacemaker", la serie del universo de DC que estrenó en enero pasado con dirección de James Gunn y encabezada por John Cena como el antihéroe del título, tras su paso por "El escuadrón suicida" (2021). Allí, el intérprete volvió a meter los pies en el barro como el villano de la historia, el desagradable, racista y neo-nazi padre del protagonista.
Patrick, que fue el primer gran atractivo para decenas de personas en las primeras horas de la Argentina Comic-Con 2022 con su esperado "Meet and Greet", también conversará en los paneles de la convención que se realizarán esta tarde a las 18 y mañana a las 14.30.
Télam: Tu contacto con la ciencia ficción es de larga data. ¿Qué es lo que más rescatás de ese género?
Robert Patrick: Principalmente ofrece la chance de estirar la imaginación de los espectadores a través de la historia que se cuenta porque no tiene límites. La ciencia ficción como género es responsable de tantas cosas que en algún momento pensamos como posibilidades, y muchas de ellas se volvieron realidad, así que es interesante ver cómo la sociedad y las culturas se superponen con ese mundo creativo.
T: "Terminator 2" fue un antes y un después en tu trabajo como actor. ¿Cómo recordás esa experiencia?
RP: Tuvo un impacto enorme, y a medida que pasa el tiempo me hallo a mí mismo disfrutando y pensando en eso con mucho afecto. El rodaje fue un proceso estresante y muy intenso para mí, porque yo era un actor desconocido, y de alguna manera me arrancaron del anonimato y me arrojaron al fuego del reconocimiento mundial. La película fue muy aclamada, y el hecho de que nadie supiera quién era hizo más fácil que el público me aceptara en ese papel, por lo que el personaje en sí se volvió más famoso que yo como individuo. Desde mi perspectiva sigue siendo una historia cautivante e innovadora, quizás para algunas personas puede ser aburrida, pero fueron épocas muy emocionantes y ser parte de eso fue estupendo.
T: En ese sentido, ¿te imaginabas que se iba a convertir en una influencia tan grande para las producciones que vinieron después?
RP: La verdad es que no tenía idea, hasta que James (Cameron) me dijo que estábamos haciendo magia cinematográfica, que era algo que iba a continuar por muchos años. Él es muy inteligente y creo que se dio cuenta de que estábamos dándole vida a toda una nueva era en el cine. Además, es fascinante ver el impacto que tuvo y la relevancia que tiene esa película en la sociedad actual. Creo que la inteligencia artificial es a lo que más deberíamos temerle hoy en día, la tecnología tranquilamente podría habernos conquistado ya. Tenemos teléfonos con más información que la que tenían las computadoras en la época en la que enviaron hombres a la Luna, y está todo a nuestra disposición. ¿Cómo nos vamos a proteger en el futuro de nosotros mismos y de la tecnología?
T: A lo largo de los años Hollywood te encasilló como el "tipo duro y malo". ¿Qué sentís sobre esa etiqueta?
RP: Creo que la gente a esta altura piensa que soy un villano todo el tiempo, y eso me parece genial, porque en realidad el personaje que más me gustó haber encarnado es John Doggett, porque era un tipo bueno. La verdad es que no me metí en esto para hacer de buenos o de malos, pero estoy sumamente agradecido por todas las oportunidades que se me presentaron.
T: Hablando de eso, la línea que divide a héroes y a villanos en la ficción se volvió algo difusa con el tiempo. ¿Qué opinás de esa tendencia?
RP: Es así, totalmente, y me parece que empieza en la vida real. En general es algo que cada vez resulta más difícil de definir, qué es bueno y qué es malo, y asusta. Creo que lidiamos con eso día a día como seres humanos, constantemente tengo que encontrar qué es lo correcto, la verdad, y cómo proteger esas cosas. Y también es algo que se torna cada vez más difícil a medida que avanzás en la vida. Espero que todos nos mantengamos fieles con lo que es bueno para la humanidad y nos resguardemos de ser superados por la maldad.
Con información de Télam