Las hermanas Paula y María Marull estrenaron en la sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín "Lo que hace el río", una obra que tiene la particularidad de haber sido escrita por ambas a cuatro manos, donde comparten la dirección y en la que una y otra se alternan para interpretar el mismo personaje.
"Lo que hace el río" es también la mayor inmersión en el universo propio, familiar y de la infancia de las Marull a través de la evocación de la figura del padre (fallecido en 2010), que vivió en la ciudad correntina de Esquina, donde transcurre el relato, y que ellas habitaron en los veranos.
La propuesta pone también de relieve el "valor simbólico de la duplicación", en dos actrices gemelas, que además de nombrarse en singular se nombran juntas y en plural ("las Marull") y que proponen un teatro con tonos y paisajes propios y reconocibles.
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Con ellas dos interpretando alternativamente a Amelia, una mujer de mediana edad que deja la ciudad para volver al pueblo en el que transcurrió su infancia y adolescencia para solucionar cuestiones relativas a la herencia de una propiedad que dejó su padre en un viaje abierto a las revelaciones, "Lo que el río hace" se puede ver de miércoles a domingos en la sala Cunill Cabanellas del San Martín (avenida Corrientes 1530).
William Prociuk, Mónica Raiola, Mariano Saborido y Débora Zanolli, completan, con encomiables y ajustados trabajos, el elenco de una obra con fuertes resonancias afectivas, que visita con delicadeza, naturalismo y sin subrayados un paisaje íntimo, existencial y también geográfico.
Télam: La obra transcurre en la ciudad correntina de Esquina y vuelve sobre un territorio litoraleño que cada una de ustedes ya trabajó en proyectos anteriores.
María Marull: Algunas de las obras de cada una de nosotras tienen anclaje en Corrientes, otras en Buenos Aires, pero siempre están atravesadas por el interior y si aparece el Litoral es porque nosotras estamos atravesadas por el Litoral y entonces cuando una se pone a escribir aparecen imágenes que una tiene guardadas y que quizás en el momento en que sucedieron una no tuvo la consciencia de la pregnancia que tenían que sí aparece cuando salen para afuera a través de la escritura. No es que nosotras decidimos hablar sobre el Litoral sino que aparece y lo dejamos que se expanda, es un territorio muy familiar y muy vinculado a nuestra infancia.
Paula Marull: Hay como un acopio natural que uno hace pero sin categorizarlo, uno empieza a escribir sobre un tema y va buscando imágenes; uno lleva a sus proyectos cosas que tienen que ver con las experiencias de lo que vivió y con la forma de observar la vida. En definitiva, nosotras trabajamos con ficciones y ahí las imágenes y la materia surgen de un acopio personal en el que siempre hay un fondo de cosa vivida o realidad pero que nunca se ajusta al documental.
Télam: ¿Cómo fue escribir esta obra a cuatro manos?
Paula: Es la primera obra que escribimos juntas de página cero, que decimos la vamos a hacer las dos. Ya veníamos compartiendo obras y siempre una suele estar muy involucrada en el proceso de la otra pero no de esta manera. Lo primero, en este caso, es que tenemos mucha libertad entre nosotras y mucha confianza, no es esa sensación de escribir con otro al que uno le tiene que consultar.
En términos concretos, en este caso escribimos en un drive, un documento al que las dos teníamos acceso. Ahí escribimos cada una desde el lugar donde estaba casi como si escribiéramos solas. Tuvimos algunos códigos para ordenarnos, como que cada una escribía en un color o si había algo que a una le parecía que tenía que salir lo subrayaba, entonces si yo entraba al drive y veía algo subrayado, ya sabía que ella pensaba que debía salir, si para mí también, lo sacaba, sino lo cotejábamos y charlábamos entre las dos y así fuimos avanzando. La ventaja de escribir juntas es que una va compartiendo con un interlocutor inmediato, sino el proceso de escritura es muy solitario y una tiene que terminar la obra para recién ahí dársela a leer a alguien un poco a ciegas, acá enseguida tenías la respuesta de otro cuando aparecían cosas buenas y también cuando la cosa estaba trabada.
Siento que me costaría tener este nivel de confianza y fluidez escribiendo con otra persona que no fuera ella, porque uno está muy expuesto en la escritura y somos personas cuidadosas, entonces me imagino que con alguien que no fuera María habría toda una zona de cuidados y temores mientras que entre nosotras es más claro todo, tiene que ver con si funciona o no funciona, no va más allá de ahí.
Télam: En la obra la figura del padre, aunque no aparece, es muy fuerte y parece incluir elementos biográficos.
María: la obra tiene varias capas, algunas capas tienen más que ver con lo personal y otras no, lo que tiene que ver con el padre es bastante real, no todo lo que pasa en la obra sucedió pero sí este lugar al que el personaje vuelve es un lugar al que nosotras hemos vuelto y fuimos llevadas por nuestro padre. el lugar que el padre ocupa en Amelia, es parecido al que ocupa en nosotras sin ser exacto.
Paula: Acá se lo nombra y, como decís, se ha convertido en un personaje muy importante. En otros materiales quizás estaba, como en algunos textos de "Hidalgo", pero acá fue más como una visita a ese lugar y a ponerle nombre y también una decisión de decir el pueblo es Esquina, se va a llamar Esquina. La ficción te permite qué cosa va a ser real y qué no y que convivan.
Télam: Ustedes son hermanas y son gemelas y en la obra interpretan, de a momentos una y de a momentos otra, al mismo personaje, ¿cómo fue esta duplicación?
María: Nos quisimos divertir; fue una premisa cuando empezamos a pensar qué material íbamos a realizar, sabíamos que queríamos trabajar juntas las dos en el escenario y utilizar el parecido físico teatralmente, poéticamente. Nos pareció que eso estaba bueno en esta instancia, ya sea como juego escénico o como desdoblamiento de una misma persona de contar aspectos del presente y el pasado, de todas esas que una es y a veces encuentra y a veces no, y empezamos un poco a jugar y cuando empezamos a pensar la puesta en escena fue un desafío porque también tiene la dificultad de que las dos estamos dirigiendo la obra y entonces pensamos que necesitaríamos por lo menos una más, ser trillizas.
Paula (risas): con tres estaríamos genial, así estamos un poco apretadas todavía.
María: Ahí empezamos a probar hasta que le encontramos el juego y el valor simbólico que también tiene en esta obra la duplicidad, fue un desafío la manera de implementarlo.
Télam: ¿Fue difícil encontrar el mismo tono del personaje de Amelia entre las dos?
Paula: Lo más complejo fue encontrar cuándo actuaba una y cuándo la otra, no debía ser algo arbitrario sino en función de la historia que se estaba contando, por eso el personaje de Amelia tuvo como un tiempo extra de elaboración al que hubo que encontrarle ese procedimiento en relación con el resto de los personajes de la obra. Respecto de lo otro, no noté especial complejidad en compartir el tono porque nosotras emocionalmente o en la vida tenemos como un tono bastante parecido, no es que éramos dos actrices con un temperamento muy diferente que lo teníamos que empatar en el personaje, sí llevó un tiempo de prueba y error decidir dónde se iba a dar el cambio de actriz y también encontrar la curva del personaje, que arranca un poco más distante, más desconectada de sus emociones y que de a poco se va encontrando a sí misma.
Con información de Télam