El largometraje de terror "Luz mala", que se estrena hoy en el Cine Gaumont, busca saldar "una deuda que tenía el cine de género argentino con los mitos y leyendas del folclore local", expresó su director Juan Schmidt.
La historia sigue a un grupo de matones que desalojan a una familia de ocupas en un aislado caserón y uno de ellos es incinerado por una entidad misteriosa. Los ocupas vuelven a la casa para refugiarse y ambos bandos se unen para resistir a la entidad que solo se materializa en la oscuridad.
La película tendrá funciones hasta el próximo miércoles en el Cine Gaumont a las 13, 16.30 y 20.30, estará desde mañana hasta el 23 de noviembre en cine.ar play y se podrá ver hoy y el sábado en Cine.ar TV a las 22.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
La cinta también participará fuera de competencia en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre mañana a las 20 en el Multiplex Belgrano y se proyectará en los Espacios Incaa de Tapalqué a las 21 hasta el próximo lunes y en Puerto San Julián y Cinco Saltos a las 20 hasta el domingo.
El elenco del filme está conformado por Diego Alonso, Juan Luppi, Gustavo Luppi, Ximena Damasco, Fabián Benítez, Ricardo Cabaña, Martina Krasinsky y Cleo Díaz.
Schmidt, que además escribió el guion de su película, dijo a Télam que la idea del proyecto surgió por "la gran deuda que tenía el cine de terror argentino con los mitos y leyendas del folclore local".
"Ahora que se produce más, esa deuda persiste: muchos de los directores que trabajan con el género siguen focalizados en zombies, vampiros, poseídos. De todas nuestras criaturas mitológicas, la luz mala seguro es la más popular, la más ubicua, también la más intrigante", agregó.
Télam: ¿Qué inspiración o influencias del género hay?
Juan Schmidt: Creo que lo más me ha influenciado, por una cuestión de edad, es ese cine relacionado a lo que algunos definen como generación VHS, con John Carpenter a la cabeza. Pero ante todo quería hacer una película de terror argentina, basada en un mito de nuestro país, en la que se cruzan ocupas y se viven situaciones que tienen algo de "Casa tomada", el célebre cuento de Julio Cortázar.
T: ¿Qué fue lo más difícil de lograr en términos de producción?
JS: Todo. Para una película independiente, cuando se hace un trabajo comprometido, todo es difícil. Encima nos tocó rodar durante la pandemia: tapados de barbijos y embadurnados en alcohol en gel. Y si bien se ha avanzado mucho a nivel técnico, destacaría que lo más desafiante es rodar en tres semanas. No hay posibilidad de probar nada en el set o "encontrar la escena". Como director y guionista, eso es lo más frustrante: uno prepara el proyecto durante años y después todo se resuelve a las apuradas.
T: ¿Qué es lo que más te gustó del corte final de la película?
JS: Destaco los momentos que mejor están resueltos desde la puesta en escena, o en términos más estrictamente cinematográficos. Como la escena del desalojo, por ejemplo.
Con información de Télam