La política de fuerte ajuste fiscal del gobierno de Javier Milei generó un fuerte impacto en el Estado. La motosierra afectó a varios sectores públicos, uno de ellos fue el nuclear. Este año, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), una entidad clave para el desarrollo del país y que funciona con partidas del Tesoro y recursos propios, tuvo serios problemas presupuestarios y una situación financiera alarmante. Ahora, lo preocupante es que el 2025 será igual o peor.
El Destape entrevistó al subgerente de Tecnología y Aplicaciones de Aceleradores de la CNEA, Andrés Kreiner, doctor en física con prestigio internacional, que fue varias veces premiado a nivel mundial, que reflexionó sobre la situación actual del sector nuclear argentino. Kreiner analizó el impacto de la falta de presupuesto en la CNEA y la propuesta del gobierno para que ingresen capitales privados a Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA), la compañía operadora de las tres centrales nucleares del país: Atucha I y II y Embalse.
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También analizó la crítica situación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) en Neuquén, de la sociedad anónima estatal Dioxitek, que suministra dióxido de uranio para el combustible de las centrales, y de la empresa mixta CONUAR (Combustibles Nucleares Argentinos). Kreiner, que también es titular de la APCNEAN (Asociación de Profesionales de la CNEA), explicó que la Argentina a nivel mundial está muy bien posicionada en el sector nuclear: “tenemos más de 70 años de historia de desarrollo nuclear que no podemos perder”.
- ¿Qué balance hacés del sector nuclear en 2024?
- Por el lado de la CNEA, como todos los organismos vinculados a la ciencia y tecnología, este año sufrió una caída importante en su presupuesto. Este año se trabajó con el presupuesto de 2023. Según el Presupuesto 2025 del gobierno, al menos el que se conoce, la disminución para la CNEA es de un 40% en términos reales (contemplando la inflación) en comparación con este año. Otro aspecto del sector nuclear es que hay un atraso muy grande de los salarios. Lo que perdimos en 11 meses es de alrededor de 35%.
- ¿Y qué pasa en un sector como el nuclear cuando cae tan fuerte el presupuesto?
- Una de las primeras consecuencias es que hay mucha gente que se está yendo de la CNEA. Son muchos profesionales que se van trabajar al exterior o se van a la actividad privada. Esto es muy perjudicial para una institución como la CNEA porque los profesionales son muy importantes en el sector nuclear. Pero, además, la caída del presupuesto repercute en todas las actividades. Se frenaron muchos proyectos como el de la reactivación de la PIAP en Neuquén, que está frenada desde 2017, pero que en 2023 se había reflotado. Este año se frenó el proyecto porque obviamente no cuenta con fondos. La PIAP podría producir 100 toneladas por año a un valor de US$ 100 millones, cuando se necesitan cerca de US$ 50 millones para ponerla operativa. Es decir, en un año se amortizaría la inversión para que la PIAP opere de nuevo. El beneficio podría ser mayor porque las tres centrales nucleares del país también necesitan reponer agua pesada que podría aportar la PIAP, pero que hoy se está importando.
- ¿Hay otros proyectos que se vieron perjudicados?
- Este año hubo un impacto muy fuerte también en otros proyectos de la CNEA como es el desarrollo de tecnologías de aceleradores (de partículas, que sirve para el desarrollo en salud e investigación), que es donde yo trabajo. También en otra iniciativa que se llama Terapia por Captura Neutrónica en Boro (un tratamiento contra el cáncer que se encuentra en fase de ensayo clínico en todo el mundo, incluida las investigaciones en la Argentina), que es un tema que se está desarrollando también a nivel internacional. Son todos proyectos que tuvieron una caída en la inversión, se fueron quedando sin presupuesto durante 2024. Los fondos que están previstos para 2025 son realmente muy insuficientes para que continúen. El único proyecto que fue preservado y que se está apoyando lo máximo posible es el Reactor Nuclear Argentino Multipropósito RA-10 que se construye en el Centro Atómico Ezeiza.
- ¿Qué opinión tenés sobre el plan del gobierno para que ingresen capitales privados a Nucleoeléctrica Argentina?
- No comparto ningún proyecto de privatización. Desde APCENAN no apoyamos ninguna privatización. La inclusión de capital privado a NASA va a depender en qué condiciones se haga. NASA viene produciendo energía eléctrica barata o prácticamente al costo. La tarifa se la fija el Estado Nacional para que esencialmente cubra sus costos. Ante el plan del gobierno, la pregunta es para qué van a ingresar capitales privados en un esquema así. Uno de los principales proyectos que tiene NASA hoy es la extensión de vida de Atucha I. El año pasado, con la gestión de (José Luis) Antúnez en NASA, se consiguieron fondos a través de la emisión de bonos por US$ 180 millones y un crédito de la Corporación Andina de Fomento (CAF) de alrededor de US$ 200 millones. Con un poco más se podría llegar a cubrir todo el financiamiento necesario para la obra de Atucha I.
- ¿Y entonces qué crees que hay detrás en dejar entrar a jugadores privados a Nucleoeléctrica?
- El ingreso de capitales privados a NASA puede ser, en realidad, la venta a precio vil del paquete accionario de la compañía. Además, como los privados lógicamente van a querer obtener una ganancia, va a subir la tarifa de producción de energía de las centrales nucleares y esto provocará una suba en el costo de generación de electricidad. Las inversiones en el sector nuclear las hizo el Estado, ya se amortizaron en muy buena medida y la población se benefició y seguirá beneficiando de la generación nuclear, que tiene un costo bajo en comparación a otras fuentes (térmica, renovable). NASA por normativa no puede lucrar, pero si ingresan capitales privados eso va a cambiar. Me pregunto qué va a hacer el capital privado en NASA si toda la inversión la hizo el Estado. Lo mismo para otras empresas del sector nuclear como Dioxitek. El tema no es rechazar a los privados, por ejemplo, CONUAR es una empresa mixta donde la CNEA tiene el 32,7% (Grupo Pérez Companc tiene el 67,3% restante) y la sociedad público – privada fue relativamente exitosa. El problema es que no se sabe para qué ingresarían capitales privados a Nucleoeléctrica.
- ¿Qué relevancia tiene el sector nuclear en la transición energética mundial y en el contexto internacional actual de pospandemia, guerra en Europa y fuerte conflicto en Medio Oriente?
- La energía nuclear es clave. La Argentina es un país relevante. En los últimos encuentros internacionales como la COP28 (Dubai 2023) y COP29 (Baku 2024) hubo acuerdo en la importancia de ratificar que la energía nuclear va a jugar un rol importante en el este escenario del mundo y es clave para reducir o evitar los desastres naturales por el cambio climático. En la transición energética la energía nuclear es determinante. Tiene una muy baja emisión de gases de efecto invernadero (GEI) asociados, es una de las fuentes que tiene menos huella de carbono. En el mundo hay 440 reactores operativos, pero para 2050 se va a triplicar la capacidad instalada de la generación nucleoeléctrica. La Argentina no puede dejar atrás al sector nuclear.