Las sanciones al petróleo y los productos refinados rusos establecidas por las potencias occidentales en repudio por la invasión a Rusia tienen por objetivo reducir al máximo los ingresos de Moscú, pero también permitieron a India emerger como un jugador importante en el mercado global de crudo. En simultáneo se busca mantener el flujo de combustibles fósiles procedentes de Rusia para evitar una escasez de suministro. La India cumple ambos propósitos y la comunidad internacional no pone reparos a la triangulación de este país para el provisionamiento energético.
A la prohibición de importar petróleo y derivados rusos se ha sumado ahora el tope al precio de productos como el diésel y la gasolina, de 100 dólares el barril, y el gasóleo para la calefacción, en su caso a 45 dólares el barril. La imposición de estas sanciones por parte de Estados Unidos, Reino Unido o países aliados como Canadá no provocaron un efecto inmediato en Moscú y en el mercado global; sin embargo, cuando la Unión Europea se sumó, la historia cambió, tanto para Rusia como para los propios países europeos, que eran muy dependendientes de la energía rusa. El ejemplo más claro fue Alemania, donde la crisis energética alimentó más aún la creciente inflación que había empezado a despuntar con el aumento de los precios internacionales de los alimentos, también a causa de la guerra.
Como consecuencia, el país liderado por Vladimir Putin verá reducida una de sus principales principales fuentes de ingresos hasta en un 38 por ciento -desde los 628.000 millones de dólares de 2022 hasta unos 390.000 millones de dólares, según el Banco Central ruso- y su Producto Interior Bruto (PIB), que caerá más de 1 por ciento en 2023, según consigna una nota de Bloomberg.
Una situación sin precedentes que está cambiando el mapa mundial del crudo, en el cual India adquirió un papel muy relevante. Los actores privados como Reliance Industries y Nayara Energy representan más de la mitad de sus envíos entrantes totales.Este año, las refinerías indias importaron acumulativamente alrededor de 1,3 millones de barriles todos los días entre el 1 y el 15 de enero. Las firmas privadas representaron el 60 por ciento de esto, estimó la firma de inteligencia energética Vortexa.
Por su parte, el país asiático es sumamente dependiente de los combustibles fósiles: el 85 por ciento de sus necesidades de cuadro se cubren con importaciones procedentes de Arabia Saudita y Rusia, entre otros proveedores.
No obstante, desde que se empezaron a aplicar las primeras sanciones a la nación invasora, el precio de sus productos se ha ido abaratando, circunstancia que la India ha aprovechado para incrementar sus compras de materias primas rusas para satisfacer su demanda interna, pero también para refinarlo y exportarlo a Europa y Estados Unidos a un precio más elevado.
Para junio de 2022, la participación de Rusia en las importaciones de petróleo de la India había aumentado de un mero 2 por ciento en febrero de 2022, antes de la guerra de Ucrania, al 18 por ciento. Poco después, Rusia se convirtió en el segundo mayor proveedor de petróleo crudo de la India después de Irak. La constante baja de precios obligó a Irak a hacer lo mismo, aunque eso no impidió que Rusia se convirtiera en el principal proveedor de India.
"Rusia ha sido un socio constante y comprobado. Cualquier evaluación objetiva de nuestra relación durante muchas décadas confirmaría que en realidad ha servido muy, muy bien a ambos países”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores S Jaishankar en Rusia en noviembre de 2022, confirmando la continuidad de la política.