Suba de tasas: cae el crédito tradicional pero crece el subsidiado a la inversión

La línea de financiamiento para la inversión productiva continuó consolidándose como el principal programa de estímulo crediticio, otorgando facilidades especiales para las MiPyMEs.

29 de junio, 2023 | 22.58

Por el alza en las tasas de interés, que impacta negativamente en el costo del dinero, el crédito tradicional para empresas y familias se contrajo en los últimos meses. En contrapartida, cobraron impulso, como única alternativa crediticia para las empresas las líneas de financiamiento de inversión productiva. De acuerdo con los datos del Banco Central, mientras los préstamos al sector privado se ubican ya en sus mínimos en una década, la líneas de inversión productiva subsidiada continuó consolidándose como el principal programa de facilidades especiales para las MiPyMEs totalizó a marzo los 1,4 billones de pesos, alcanzando un 13,4 por ciento de crédito total al sector privado (1,5 puntos más que un año atrás) y casi un cuarto del financiamiento a las empresas.

Desde fines del año pasado, la actividad de intermediación viene observando un moderado desempeño, con ligera reducción del saldo de crédito bancario al sector privado en términos reales y con incrementos del fondeo mediante depósitos en pesos, fundamentalmente a plazo de empresas y familias. "Desde niveles comparativamente bajos el sistema financiero mantuvo un patrón decreciente en su exposición al riesgo de crédito del sector privado", señaló el Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central. El saldo de crédito al sector privado se ubicó en poco más de 27 por ciento del activo del conjunto de entidades financieras, "manteniéndose por debajo del promedio de los últimos 10 años".

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La caída se produjo pese que el riesgo de crédito –la irregularidad del financiamiento bancario al sector privado— se mantuvo sin cambios significativos en los últimos seis meses (en torno a 3,2 por ciento de la cartera total de préstamos). "Esta potencial vulnerabilidad del sistema se mantendría como la más relevante en términos relativos para lo que resta de 2023", anticipa la autoridad monetaria que conduce Miguel Pesce. No obstante, el sistema financiero presenta niveles elevados (y crecientes) de previsión mínima y de capital. Además, en el comienzo de 2023 el sector privado mantuvo moderados niveles de endeudamiento y de carga financiera de su deuda. 

Financiamiento subsidiado

Con el objetivo de mantener el incentivo al ahorro en pesos, el Central elevó la tasa de interés mínima garantizada sobre los plazos fijos de personas humanas, estableciendo el nuevo piso en 97 por ciento anual para las imposiciones a 30 días hasta 30 millones de pesos (154 por ciento de tasa efectiva anual. Sin embargo, las tasas de interés para las líneas de financiamiento para la inversión productiva de MiPyme mantienen la condición de líneas subsidiadas. Actualmente, para proyectos de inversión, la tasa es de 76 por ciento y para capital de trabajo, de 88 por ciento. Ambas elevadas pero manteniéndose por debajo de la inflación. 

Como resultado, la línea de financiamiento para la inversión productiva continuó consolidándose como el principal programa de estímulo crediticio, otorgando facilidades especiales para las MiPyMEs y representa el 25 por ciento (un cuarto) del total del crédito a las empresas, con un incremento de 1,8 puntos porcentuales respecto de abril del año pasado. "Considerando la distribución por entidad del ratio entre el saldo estimado de este tipo de líneas subsidiadas y el crédito total al sector privado, en una comparación interanual aumentó la cantidad de bancos con un cociente superior a 18 por ciento, explicando este conjunto casi la mitad del saldo de este programa", explicó el BCRA. 

Hasta marzo cerca de un tercio del saldo de la línea de financiamiento a la inversión productiva se encontraba canalizado a personas deudoras de la industria, seguidas por el comercio (26 por ciento) y la producción primaria (22 por ciento). La irregularidad en el cobro de estos préstamos se mantuvo por debajo de la media, con un ratio de incumplimiento de 0,7 por ciento al cierre del primer trimestre del año. sin cambios significativos respecto del cierre del 2022 y mucho menor al nivel para las financiaciones totales a las empresas (3,2 por ciento) y a familias (3,3 por ciento).

En particular, el ratio de irregularidad del conjunto de las personas deudoras con crédito subsidiado que ya tenían financiamiento bancario antes de su lanzamiento (fines de 2019) observó un descenso desde 2,1 a 0,7 por ciento en casi tres años y medio. "Estos niveles de morosidad se encuentran muy por debajo de los verificados en el agregado de empresas no participantes del programa y presentes en el sistema financiera en el mismo período (9,7 por ciento a diciembre de 2019 y 6,6 por ciento a marzo de 2023).

Por su parte, se estima que a marzo cerca de 19.200 personas deudoras que no contaban con financiamiento bancario en diciembre de 2019 accedieron a la línea de financiamiento a la inversión productiva, registrando una morosidad de 1,2 por ciento del saldo (0,7 puntos porcentuales superior con relación al nivel de septiembre de 2022). Se proyecta que el número de personas empleadas por los sujetos de crédito que accedieron al programa representó 22,8 por ciento del total de las personas asalariadas del sector privado, aumentando 2,2 puntos con respecto a fin del año pasado. 

Las firmas con financiamiento a través de líneas subsidiadas y cuya actividad principal es la industria concentraron casi el 37 por ciento de las personas trabajadoras en dicho sector; seguidas por las empresas de la rama de la construcción con el 31,5 por ciento.

Las pymes en la Bolsa

Los pagarés bursátiles se consolidan como el segundo instrumento más relevante de financiamiento en el mercado local de capitales (por detrás de las obligaciones negociables), explicando casi un tercio del total en lo que va de 2023. En el primer semestre estos instrumentos continuaron con la dinámica positiva que se observó en particular desde 2021 y 2022. Este crecimiento se dio en un contexto marcado, entre otros hitos, por la habilitación del segmento directo de negociación y por el lanzamiento de diferentes cambios regulatorios.

El pagaré bursátil es, junto con los cheques de pago diferido, una de las principales herramientas de financiamiento para PYMEs en el mercado de capitales local. De hecho, el crecimiento de los pagarés se vio acompañado por una reducción en la participación de los cheques de pago diferido (que venía siendo el principal instrumento PYME). Sin embargo, las condiciones de emisión muestran diferencias entre ambos instrumentos.

En contraste con los cheques de pago diferido, que sólo se emiten en pesos, las emisiones de pagarés bursátiles pueden ser en pesos o denominados en dólares pero pagaderos en moneda local al tipo de cambio oficial al vencimiento. Esta última variante (segmento dollar-linked), representa el 63 por ciento. 

En junio del 2020 se habilita el segmento directo, sumándose al ya existente segmento avalado. Los pagarés que se negocian en el segmento avalado cuentan con garantías de sociedades de garantía recíproca (SGR), mientras que aquellos que se negocian en el segmento directo no cuentan con dichas garantías (aunque existe la modalidad de pagaré directo garantizado por medio de títulos públicos o privados, fondos comunes de inversión). En lo que va de 2023 el segmento directo de negociación representa el 90 por ciento del total negociado en pagarés.

En 2021, la Comisión Nacional de Valores redujo el plazo mínimo de los pagarés a 15 días, a la vez que redujo el monto mínimo de colocación a 5000 pesos (con anterioridad eran 90 días y 100.000 pesos, respectivamente). También otorgó la facultad a los mercados de poder fijar el tipo de cambio para los pagarés emitidos en moneda extranjera. Se incorporó además la posibilidad de que los pagarés sean emitidos a favor de un tercero y endosados para su negociación en mercados autorizados.

Frente al crecimiento señalado de la negociación de pagarés (en los primeros cinco meses del año la participación de este instrumento en el total de financiamiento obtenido a través del mercado local de capitales se incrementó a 31 por ciento frente a 12 por ciento en el mismo periodo del año previo), en los primeros cinco meses del año participación de los cheques de pago diferido se redujo al 21 por ciento del total frente a 37 por ciento en el mismo periodo de 2022.

El plazo promedio de colocación en los pagarés se ubica en lo que va de 2023 en torno a 300 días para los instrumentos dollar-linked, mientras que para el segmento en pesos el plazo promedio se sitúa en 100 días (contra 80 días para los CPD). En el margen, tanto para los pagarés en pesos como para los cheques de pago diferido, se evidencia en el 2023 una reducción en el plazo promedio, en comparación con el año previo.