Las claves del acuerdo de ampliación del swap con China

El Gobierno argentino acordó con su par chino ampliar el swap (intercambio) de monedas entre los bancos centrales de ambos países por el equivalente a 5000 millones de dólares. El mecanismo que permite consolidar un esquema de intercambio comercial sin pasar por el dólar y su impacto en las reservas brutas. 

15 de noviembre, 2022 | 14.31

El ministro de Economía, Sergio Massa, cerró este martes un acuerdo con el China para ampliar el swap (intercambio) de monedas entre los bancos centrales de ambos países por el equivalente a 5000 millones de dólares, que elevaría a 23.000 millones el monto comprometido dentro del stock de reservas argentinas. El mecanismo consiste en recibir yuanes contra pesos a una tasa de interés mínima, la cual corre a partir del uso de la moneda del gigante asiático para operaciones que no sean comerciales bilaterales. Si bien no son convertibles a dólares de manera automática, puede requerirse autorización al Comité Permanente del Banco Popular China para canjearlos por otra moneda, tal como hizo el macrismo en diciembre de 2015 apenas asumió al poder. La ampliación del swap permite consolidar un esquema de intercambio comercial sin pasar por el dólar. En los primeros nueve meses del año, el comercio con el gigante asiático acumula un déficit para la Argentina de 8144 millones de dólares.         

“Lo que representa el swap, o la ampliación del uso del swap para la Argentina, es contar con 5000 millones de dólares más en las reservas a la hora de disponer la acción del Banco Central para el fortalecimiento de nuestra moneda", sostuvo Massa. En el encuentro entre el presidente Alberto Fernández y su par chino Xi Jinping, se planteó la necesidad de ampliar el uso y el volumen del swap de monedas, que son 5000 mil millones que vienen a fortalecer nuestras reservas y nos dan posibilidad de tener más herramientas para garantizar las importaciones de las pymes, que a veces tienen el temor de no poder acceder a los dólares", afirmó Massa. "Fue muy importante por la necesidad de restablecer el equilibrio en la relación con China, que es deficitaria para la Argentina. Y eso lastima la proyección de reservas de nuestro país", concluyó el titular de Hacienda.

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Para qué se utiliza el swap

El primer impacto será abultar en el stock contable de reservas brutas, las cuales hasta la semana pasada se ubicaban en 38.014 millones de dólares, de las cuales solo 4211 millones son netas. De acuerdo con el relevamiento que realiza el Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES), del total, 3125 millones de dólares corresponden a obligaciones con organismos multilaterales de crédito, 700 millones a préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 3001 millones Derechos Especiales de Giro del FMI, 11.579 millones en encajes de depósitos en dólares, 3327 millones en oro y 17.989 millones del swap. El swap representa actualmente el 47,3 por ciento del volumen bruto de reservas y, con el aumento de 5000 millones, el porcentaje se eleva a 53 por ciento.

En este caso, se encuentra un primer riesgo, a partir de la depreciación del yuan frente al dólar, lo que impacta en el volumen bruto de reservas. La apreciación del dólar producto de la suba de tasas de interés por parte de la Reserva Federal impactó en una fuerte devaluación en las principales monedas del mundo, entre las que también se encuentra el yuan. La moneda china cotiza actualmente 7,23 yuanes por dólar, su menor valor desde 2008.

El otro objetivo es habilitar el uso de yuanes para el comercio con China sin el costo de acceder al dólar, en un intercambio en el que la Argentina es ampliamente deficitario y termina insumiendo la mayor cantidad de divisas en poder de las arcas del Banco Central. Para pequeñas y medianas empresas le permite además evitar un paso en esa conversión: en vez de pasar los pesos a dólares y luego a yuan (lo hace el Banco Popular Chino), se paga con pesos que la autoridad monetaria del gigante asiático computaría como el equivalente a los yuanes del swap establecido. Por ejemplo, si Argentina necesita 1000 millones de yuanes debe colocar sobre la mesa el equivalente en pesos. Se abre una cuenta del Banco de la República Popular China en el Banco Central de la Argentina y viceversa. No hay un movimiento físico sino que el dinero queda en las cuentas.

Un swap es un mecanismo por el cual Argentina y China se comprometen a habilitar eventualmente el cambio de divisas, sin la intervención de terceras monedas; en este caso, el dólar. El aporte de capital lo hace el Banco Central de China, bajo la certeza de que los yuanes originales serán eventualmente utilizados. Mientras tanto, hasta que se ejecute el cambio, quedan como libre disponibilidad del depositante, en este caso el BCRA. La idea china fue otorgar este dinero en cuotas, como garantía para el intercambio financiero entre los dos países para la construcción de las grandes obras en el país comprometidas con el gigante asiático; fundamentalmente la represa Cepernic-Kirchner; un proyecto que en algún momento el gobierno de Mauricio Macri prometió clausurar pero que, precisamente por la vigencia del swap decidió mantener vigente.

Los swaps de monedas constituyen el mecanismo que los países del bloque BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, adoptaron para su Acuerdo de Reservas Contingente, firmado el 15 de julio de 2014. El objetivo de prevenir dificultades de balance de pagos de corto plazo. Desde 2008 el Banco Popular de China firmó acuerdos swaps con más de 30 bancos centrales por más de 3300 billones de yuanes, equivalentes a unos 505.000 millones de dólares (de entonces), que representan casi 2 por ciento de las reservas internacionales de China.

Historia del swap con Argentina

La historia del canje de monedas comenzó cuando Martín Redrado estaba al frente del Banco Central durante la gestión kirchnerista. La Argentina entonces participó en 2009 de dos misiones técnicas, una local y otra en Beijing, y en una reunión del Banco Interamericano de Desarrollo en Medellín, en marzo de 2009, se firmó acuerdo por el equivalente a 10.200 millones de dólares a tres años de plazo, con opción de extenderlo. En ese acuerdo ya existía la posibilidad de convertir los yuanes en dólares en los mercados internacionales, o directamente utilizarlos para el intercambio bilateral. O, en su defecto, mantenerlos como parte de las reservas nominados en la moneda norteamericana.

El segundo movimiento con China se activó en el tercer trimestre de 2014, durante la gestión de Axel Kicillof en Economía y de Alejandro Vanoli en el BCRA, por unos 3800 millones de dólares, transferidos en el último trimestre de ese año, con garantía en el comienzo de las obras para el levantamiento de la represa santacruceña Cepernic-Kirchner que la constructora china Gezouba había ganado en licitación en sociedad con la local cordobesa Electroingeniería. El acuerdo total fue por unos 11.000 millones de dólares, en liquidaciones sucesivas dependientes del avance de las obras. Durante el primer semestre de 2015 se concretó un nuevo desembolso por unos 3700 millones de dólares, completando hasta ese momento un total de 6500 millones.

El economista Carlos Melconian había calificado esos desembolsos como “papelitos de colores”. Sin embargo, en los primeros días de la gestión macrista, donde Melconian se desempeñó brevemente como titular del Banco Nación, el Banco Central a cargo en ese momento de Federico Sturzenegger acordó  con su par chino convertir en dólares los yuanes en cartera provenientes del swap para apuntalar las reservas de la entidad. El pase a dólares fue por un total de 20.000 millones de yuanes producto del swap, que representaron 3086 millones de dólares.

 A los fines patrimoniales de la entidad, fue un cambio de asiento contable, pero activó las condiciones de ser un préstamo o alquiler que debía devolverse a los chinos en los dos años subsiguientes. El país que solicita este tipo de asistencia contingente paga una tasa de interés de entre 6 y 7 por ciento anual y el plazo para revertir la operación, es decir, devolver los yuanes y recibir los pesos es hasta tres años.