El vertiginoso dinamismo que cobró la actividad petrolera y gasífera, principalmente con avance de fracturas Vaca Muerta en los últimos meses, puso en relieve la importancia de reforzar los distintos eslabones de la cadena de valor. Esto implica tanto el desarrollo de nuevos proveedores como potenciar los existentes para lograr una mayor sustitución de importaciones. Un estudio realizado por el Banco Nación revela que, considerando los productos con posibilidad de sustitución inmediata de importaciones alta y moderada, la potencialidad de ahorro de divisas alcanzaría entre 260 y 500 millones de dólares anuales. Este volumen representa actualmente el 15 por ciento de las importaciones manufactureras del segmento.
Con un trabajo fuerte desde el Estado, con financiamiento y direccionando de la demanda, las potenciales oportunidades de sustitución de importaciones en productos manufactureros se estiman en más de 11.000 millones de dólares anuales, lo cual representa aproximadamente el 20 de las importaciones manufactureras.
El rol de un esquema de política de sustitución importaciones es generar demanda a empresas locales productoras de bienes manufactureros, reemplazando el abastecimiento externo de estos insumos por compra a proveedores locales. “La demanda es un requisito para que puedan desarrollarse y crecer proveedores locales de bienes manufactureros”, refleja el informe interno realizado por los investigadores Lorenzo Cassini, Javier Rameri y Martín Schorr. Por su parte, las políticas de oferta que tienen como sujeto de aplicación al proveedor de bienes industriales (financiamiento blando, subsidios, asistencia técnica, entre otras) resultan insuficientes si el proveedor no encuentra demanda.
Con al desarrollo del yacimiento neuquino de Vaca Muerta, la demanda está asegurada, al tiempo que existe una masa crítica de fabricación nacional que podría constituir el punto de partida para avanzar en un amplio proceso de sustitución de importaciones manufactureras. “Muchas de estas capacidades se encuentran en proveedores de insumos y bienes de capital de sectores productores de materias primas, ya sea agrícolas, minerales o energía”, señalan los autores del informe interno del BNA. En el sector energético interviene un universo variado de proveedores pyme, cada uno con realidades propias, pero muchos de los desafíos del sector están atravesados por la inestabilidad macroeconómica.
Proveedores
Existen numerosos programas de política industrial a nivel nacional que promueven la sustitución de importaciones. Dos aspectos sobresalen en la agenda de los proveedores pymes del sector energético nacional: la participación de las pequeñas y medianas empresas en el desarrollo de esta industria, con foco en la actividad local y la generación de empleo, y el acceso de las empresas a los insumos importados, que requieren sus contratos con las operadoras.
“Hay muchos problemas con las importaciones, no aprueban en tiempo y formas las licencias no automáticas (LNA) y algunas empresas también tienen problemas para girar divisas al exterior o pagar importaciones”, aseguró Nicolás Marqués, secretario general de la Cámara Argentina de Proveedores de la Industria Petro-Energética. Se estima que los proveedores pymes del sector energético exportan por unos 500 millones de dólares anuales, algo así como el 10 por ciento de la facturación total del segmento.
No obstante, a pesar de los esfuerzos, una desventaja de estos programas es que se concentran en incentivos al productor, pero no direccionan suficientemente la demanda hacia proveedores locales. La falta de demanda dificulta movilizar la masa crítica de producción existente y también obstaculiza su crecimiento y actualización tecnológica. “Contar con un pedido de compra a mediano plazo permitiría a las empresas invertir en maquinaria con las especificidades necesarias para que el bien de capital elaborado cumpla con los requerimientos del comprador y producirlo a mayor escala”, explican los autores del informe sobre sustitución de importaciones.
MÁS INFO
La limitación en el acceso al crédito reduce su competitividad incluso en el mercado doméstico porque los productos importados se venden con financiación. Inflación, tasa de interés, tipo de cambio, brecha cambiaria y desde ya el costo del financiamiento, concentran gran parte del día a día de las pymes que abastecen a las grandes compañías, que operan tanto en extracción, como en transporte y refinación.
La falta de divisas afecta a determinadas telas, algunas barras de aceros especiales, válvulas, insumos para elaboración de químicos, y una gama muy amplia de bienes clave para la operación en la actividad Oil & Gas. La posibilidad de sustituir importaciones le otorgaría un aire extra para no frenar el impulso del sector. En la Argentina se estima que hay unas 1.500 empresas nacionales, proveedoras de bienes y servicios para la industria de petróleo y gas, que generan en conjunto unos 100.000 puestos de trabajo.
Marqués sostuvo que, al ritmo de la mayor actividad extractiva, la industria ya empezó a traccionar. Hay más consultas y se ve cierta reactivación en la demanda de algunos productos, sin embargo, todavía no se recuperaron los niveles de actividad pre pandemia entre los proveedores pyme.
Sergio Echebarrena, coordinador de la Secretaría de Transición Energética y Tecnológica de CGERA y representante del Observatorio de Gas y Petróleo en el Consejo Asesor Sectorial del INTI, señaló al sitio Energía Online que se advierte que “haya un derrame automático por la mayor actividad petrolera y, además, no se ha podido implementar un buen programa de sustitución de importaciones”. Desde el sector se propuso al Poder Ejecutivo la conformación de una mesa tripartita en la que el Gobierno, empresas productoras y proveedores puedan abordar la agenda sectorial con vistas a desarrollar la cadena de valor local, capaz de abastecer a las operadoras y avanzar en planes de exportación.
Sustitución
El informe del BNA relevó las posibilidades de avanzar en el diseño de una línea de financiamiento específico para la promoción de procesos de sustitución competitiva de importaciones por producción local, con especial énfasis en las pequeñas y medianas empresas (pymes). En el caso del sector energético, se tomaron como base a la petrolera estatal YPF y a la Pan American Energy (PAE) de Carlos Bulgheroni.
Las oportunidades de sustitución fueron buscadas en el sector manufacturero por ser el sector que presenta mayor déficit comercial. La finalidad del estudio fue analizar las oportunidades latentes de transformación de la forma de industrialización de la Argentina mediante el aprovechamiento de la “masa crítica” de capacidades productivas existentes para apuntalar un proceso de sustitución de importaciones.
Para su comparación se basaron en las experiencias internacionales y en las políticas aplicadas en décadas recientes por cinco países de desarrollo exitoso: Taiwán, República de Corea, China, Noruega y Australia. Los casos analizados combinaron políticas de sustitución de importaciones y promoción y diversificación de exportaciones con el fin de industrializar sus economías. En los casos analizados, las estrategias de sustitución de importaciones y promoción de exportaciones demostraron ser complementarias.
La protección del mercado doméstico permite construir capacidades tecnológicas e incluso desarrollar marcas propias, que en etapas posteriores posibilitan competir en los mercados externos. Antes de exportar, las empresas deben aprender a producir y el mercado interno es la fuente de aprendizaje más próxima.
El direccionamiento del crédito fue uno de los principales instrumentos de política industrial utilizados, ya sea mediante bancos de desarrollo de propiedad estatal o mediante regulaciones estrictas del mercado crediticio y de capitales. La intervención estatal en el financiamiento permite orientarlo hacia los sectores definidos como prioritarios por la política industrial.
También posibilita absorber el riesgo que actores privados no están dispuestos a aceptar como el financiamiento a pymes que no cuentan con las garantías o trayectorias exigidas o proyectos de innovación que habitualmente implican gran incertidumbre respecto a sus resultados futuros. En este sentido, la banca pública constituye un elemento nodal en una red coordinada de agencias que promuevan el desarrollo industrial.
Entre los productores productos demandados por la industria petro-energética que podrían fabricarse en el país, según el informe, se destacan los reductores, multiplicadores y variadores de velocidad, incluidos los convertidores de par; compresores de gases (excepto aire) y de émbolo (pistón); intercambiadores de calor tubulares metálicos; aparatos de destilación o rectificación alcoholes e hidrocarburos; turbinas de gas de potencia inferior o igual a 5000 kW; electrobombas sumergibles; válvulas esclusas; partes para máquinas de sondeo rotativas; calderas de vapor acuotubulares con una producción de vapor inferior o igual a 45 toneladas por hora; mezcladores; turbinas de gas de potencia superior a 5.000 kW; aparatos elevadores o transportadores, de acción continua, para mercancías, de banda o correa; bombas volumétricas rotativas; aparatos de filtrar o depurar gases y conductores eléctricos para una tensión inferior o igual a 1.000 V, entre otros.
Muchos de los productos con alto potencial sustitutivo se vinculan con la dependencia tecnológica. La ampliación de fabricación doméstica en estos sectores es importante no sólo para eludir la restricción externa, sino también para la consolidación de una estructura productiva que permita el mejor aprovechamiento de las capacidades creativas locales.