El Gobierno de La Libertad Avanza acelera su motosierra en línea con sus pretensiones dolarizadoras. Por un lado, el ministro de Economía, Luis Caputo, ejecuta el ajuste fiscal que licúa los ingresos de la población, mientras que Santiago Bausili, titular del BCRA, suma reservas en base a pisar el pago de importaciones y restringir al máximo la emisión monetaria. La holgura con la que parecen moverse los funcionarios del Poder Ejecutivo, a pesar de haber trastabillado en el Congreso, podría explicarse por el tiempo extra que le obsequió el FMI al momento de enviar los DEG para cancelar las deudas con el propio organismo. Pero el tic tac suena cada vez más fuerte.
Ese puente de gracia vence a fines de marzo, justo para el inicio de la cosecha gruesa de soja. ¿Habrá más dólares para entonces? ¿Milei mantendrá el mismo ritmo de ajuste que hasta ahora? ¿Apostará todo a la dolarización?
Dado el actual contexto de precios internacionales y locales vinculados a las materias primas agropecuarias, sumado al alza de los insumos para la cosecha y una inflación acumulada que superará ampliamente el 50% entre enero y marzo, lo más probable es que los grandes productores y exportadores de soja se reúsen a liquidar sus stocks y presionen para ganar rentabilidad vía devaluación del tipo de cambio oficial. La motosierra no para. Los sojeros tampoco. ¿Habrá match?
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Sube y baja
El pasado 11 de diciembre, el precio local de la soja rondaba los 225.000 pesos por tonelada. Ese día, con un Milei ya sentado en la Casa Rosada, sólo se comercializaron 4215 toneladas, de acuerdo al detalle publicado en la web SIO Granos.
Los grandes jugadores, con capacidad para almacenar sus stocks en silo bolsas, aguardaban la devaluación de Caputo, cantada desde la campaña electoral. Dicho y hecho.
Para el 14 de diciembre, el precio de la oleaginosa había trepado un 18%, comercializándose en torno a los 267.000 pesos. Los grandes exportadores respondieron con compras por 9762 toneladas, multiplicadas a casi 20.000 para el 20 de aquel mes. El pico llegó el 9 de enero, con un valor de venta local de 274.000 pesos, y 60.000 toneladas comercializadas.
“Las ventas de soja de la nueva cosecha (Abril 2024) forward o futuras, tuvieran cierta reactivación durante los meses de diciembre y enero, una vez conocida la medida anunciada por el gobierno, acerca de la exclusión del tema fiscal (retenciones) para el tratamiento de la Ley Ómnibus pero luego empezaron a caer frente a la incertidumbre”, explicaron desde la cámara que reúne a las grandes exportadoras (CIARA –CEC), las verdaderas dueñas de los granos y los dólares. Al menos por ahora.
Los sojeros aprovecharon esa breve ventana para hacer sus negocios. Según datos del BCRA, las ventas registraron en enero una suba del 96% en relación al mismo mes de 2023. Después, todo se fue a la baja. En los últimos diez días, su valor en la pizarra de Rosario descendió un 14%. El viernes pasado los contratos marcaban 237.000 pesos por tonelada. La incertidumbre mencionada por la CIARA – CEC responde a factores internacionales y locales. Milei parece no ver ninguno de los dos aspectos. ¿O se aprovechará de ambos en su puja dolarizadora?.
La inflación acumulada entre enero y marzo superará ampliamente el 50%. Las cerealeras ya hacen cuentas. “El tipo de cambio actual equivale a la mitad del valor que poseía sobre el final de la gestión de Massa. Por eso creo que el Gobierno debería acelerar el crawling peg (micro devaluaciones periódicas) para que no se retrase más y liquiden”, analizó Alejandro Vanoli, ex titular del BCRA durante la segunda gestión de CFK.
Para este economista, dicha actualización del crawling peg debería rondar entre el 8 y 10 por ciento mensual. Ergo, una nueva devaluación del tipo de cambio oficial que seguiría pulverizando los ingresos de los trabajadores, clases medias y sectores populares.
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La hora señalada
El tic tac se acelera. La incertidumbre muta a caos organizado, al decir de Sergio Palazzo y Claudio Lozano. ¿Los sojeros van a conseguir el tipo de cambio que pretenden para liquidar las divisas de una cosecha de 50 millones de toneladas? La pregunta no es retórica. Milei no tiene a este sector dentro de su casta empresarial predilecta.
“Es llamativa la ausencia de representaciones políticas provenientes del agro pampeano, debido a su incidencia histórica y la que sigue ostentando en la actualidad. Se trata de la ausencia de una fracción del capital que fue central en el surgimiento y consolidación de la oligarquía agropecuaria. Esta situación anticipa, al menos como hipótesis de trabajo, conflictos y contradicciones significativos dentro de los sectores dominantes y en consecuencia en el funcionamiento gubernamental”, sostuvieron los investigadores Eduardo Basualdo y Pablo Manzanelli en un reciente trabajo titulado “La teoría del ciclo del eterno retorno”.
Dentro de esta puja, los sojeros no solo apostarán por la devaluación sino también por la baja de las retenciones. Por su parte, Milei parecería apostar por las privatizaciones de las empresas públicas y la llegada de BlackRock como sus proveedores predilectos de dólares.
Soja y algo más
Algunos analistas de mercado y técnicos del equipo económico que pululan entre el Palacio de Hacienda y el BCRA, consideran que a los productores más pequeños y medios no les quedará otra que vender su cosecha, calculada en aproximadamente 50 millones de toneladas; aunque en los últimos días se redujeron algunos millones en función de la ola de calor que viene pegando fuerte en la zona núcleo.
¿De dónde surge este análisis? Con la sequía del año pasado, miles de productores habrían quedado endeudados; a esto se le suma la regulación vigente que establece una sobretasa de financiamiento para quienes guarden más del cinco por ciento de su cosecha. La medida la implementó Massa y Bausili la renovó. El actual gobierno también mantiene el esquema del dólar soja implementado en el anterior gobierno, que les permite liquidar un 20% de sus ventas a través del contado con liquidación.
La regulación vinculada a la sobre tasa, no les hace mella a los grandes actores del sector, integrados verticalmente con acopios y exportadores, no les hace mella. Pero sí a los pequeños. Por ende, desde el Gobierno se atreven a especular con que una buena parte de los productores vendería en tiempo y forma. ¿Le alcanzarán estas divisas al Gobierno en su esquema de ajuste y dolarización?
Desde el mercado estiman que durante 2024 el BCRA podría acumular cerca de 15.000 millones de dólares, con una abrupta caída en el pago de importaciones. La actividad podría cerrar el año con un rojo del 4% del PBI. Así y todo, “las reservas netas serían negativas en 5000 millones, muy lejos de la dolarización”, explicaron a El Destape desde el propio Palacio de Hacienda.
Milei ya demostró que no tendría problemas en destratar a los sojeros. De ahí que en su ejido de acción apueste a una dolarización vía privatizaciones de las empresas públicas y la llegada de BlackRock.
El mundo dice
La baja de los precios de los commodities se explica por varios motivos. El año pasado, el Ministerio de Agricultura de China anunció un plan para reducir la ratio de harina de soja que se utiliza en la alimentación animal. De representar el 14,5% del forraje total en 2022, se bajó al 13%.
“Se espera que sigan reduciendo este consumo. La baja del año pasado equivaldría a un recorte de consumo de cerca de 9 millones de toneladas de soja”, explicó el economista Ernesto Mattos, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo y la Innovación de la Universidad Nacional de José C. Paz.
También se está dando cierta especulación de los fondos de inversión que poseen posiciones tanto en soja y maíz, cuyo objetivo momentáneo sería mantener los precios bajos. Esta conclusión surge del último informe de la Commodity Futures Trading Commission (La comisión de negociación de futuros de EE.UU).
“Las posiciones netas de los administradores de fondos especulativos en maíz volvieron a caer, mientras que las de soja se mantuvieron prácticamente sin cambios”. Estos movimientos vienen tirando los precios hacia abajo en todos los commodities y derivados. Por ejemplo, el trigo (efectivo del campo) cayó un 37%; el aceite de girasol tuvo una merma de 35% y el aceite de soja otro 25%.
El año pasado, durante el escenario electoral, la Fundación Multiplicar (Roberto Urquía, ex senador del PJ y dueño de Aceitera General Deheza), elaboró una suerte de iniciativa para acelerar las exportaciones de soja. ¿Con qué instrumento? La baja de retenciones. Un clásico.
“En el mercado de Chicago, la soja está en 400 dólares, cuando el año pasado cotizaba cerca de los 520. La única manera de tener un shock de ingresos es a través del sector sojero. Y para hacerlo y que liquiden, deberían bajarse las retenciones del 33% al 31% en el caso de los porotos y entre 20 y 17 por ciento para los subproductos. Y al mismo tiempo, subir cinco puntos las retenciones a las exportaciones de granos de trigo y maíz y bajar los productos con valor agregado. Hoy, con los insumos por las nubes y los precios locales a la baja, el sector no es rentable”, explicó Delfo Emilio Buchaillot, ex subsecretario de Agricultura durante la gestión del Frente de Todos y autor de la iniciativa. La Libertad Avanza también leyó el documento.
Este planteo podría poner sobre la superficie el “plan de lucha” de los exportadores; no sólo presionarán para una mejora de su tipo de cambio, sino que jugarán sus fichas para la baja de retenciones, algo que no parece estar dentro del radar mileista. Tic tac.