El pleno exportador al que apuesta el Gobierno de Javier Milei para que los sojeros liquiden las divisas suficientes podría encontrar varios escollos. Las empresas nucleadas en la CIARA – CEC apuestan a una posible nueva devaluación para mejorar su esquema de ganancias. Por otro lado, los precios internacionales de las diferentes materias primas vienen en caída. Así lo acaba de confirmar el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. La merma se daría tanto para el trigo como la soja. El informe estima que la producción de trigo para este año en Argentina llegaría a las 15 millones de toneladas, mientras que en soja se alcanzaría las 50 millones. En términos productivos, se dejarían atrás las consecuencias de la sequía.
A nivel global, las estimaciones para la producción de trigo dan cuenta de “variaciones para los stocks iniciales y menor uso de semillas”. En los Estados Unidos, la producción llegaría a las 49 millones de toneladas. El consumo global sería de 796,5 millones.
“Se revisaron al alza los números para el comercio internacional, apuntalados por mayores estimaciones para las exportaciones australianas, canadienses, rusas y ucranianas. El mayor volumen de oferta bastaría para estimar niveles más elevados de stocks finales, terminando así en 260 millones”, explicaron desde el organismo norteamericano. “Ante las nuevas estimaciones, el mercado de Chicago ajusta a la baja, cayendo en más de 5 dólares por tonelada. Otro informe que de manera consecutiva estima subas para el nivel de oferta mundial de trigo, en un escenario con graves problemas productivos para los principales exportadores descomprime las tensiones sobre el mercado”, explicaron desde USDA.
En cuanto a la producción nacional, se alcanzarían las 15 millones de toneladas; este año podrían exportarse cerca de 10 millones de toneladas. En términos de divisas, podrían ingresar un poco más de 2000 millones de dólares.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también advirtió sobre la caída en los precios. “Los productos agropecuarios, ya sean los granos o sus derivados industriales, son los que más sufrieron la caída de los precios internacionales. También se ubica en el podio la energía”, explicaron.
Este escenario contiene una paradoja: mientras que en el mundo hubo un descenso en el precio de estos insumos claves, en la Argentina no se detuvo el alza en los alimentos. “El precio internacional de las principales materias primas, como el caso de los cereales, registraron el año pasado un descenso del 25%. Es decir, hubo una corrección de las cotizaciones post estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania”, sostuvo la FAO.
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Soja
La producción estadounidense de soja se estima en 113,4 millones de toneladas, por encima de las estimaciones de diciembre. “La cosecha global llegaría a los 400 millones de toneladas, “ya que las previsiones de mayor producción en Argentina, Estados Unidos, Rusia, China, Paraguay y Bolivia se ven compensadas por la menor producción de Brasil”, agregaron desde el Departamento de Agricultura norteamericano. En el país se alcanzaría una producción de 50 millones de toneladas, mientras que en Brasil se llegaría a las 157 millones. En el país se alcanzaría una producción de 50 millones de toneladas.
Cuando los sojeros huelen sangre, no se demoran en mostrar sus colmillos. Las empresas nucleadas en CIARA–CEC, las grandes exportadoras de cereales, le habían prometido al tándem Milei–Caputo el adelanto de exportaciones por 5000 millones de dólares. A pesar de beneficiarse con la devaluación, en diciembre solo liquidaron 1245 millones de dólares, una merma del 66% en relación al mismo período del año pasado.
Al inicio de la gestión Milei, los sojeros retenían cerca de 4000 millones de dólares en granos. Todavía cuentan con stock para presionar. Por eso se huele una nueva devaluación en el mediano plazo (¿marzo?), más allá de que se puedan conseguir los DEG del FMI. Las cerealeras también leen las variaciones del contado con liquidación. El miércoles, el CCL subió un 5,3%. El analista Christian Buteler vaticinó que “los incentivos a las exportaciones ya pierden fuerza”.