Argentina se ubicó el año pasado en el primer puesto en exportaciones de aceite y harina de soja. Su capacidad de procesamiento, en sus 35 plantas industrializadoras, asciende a 63,1 millones de toneladas, muy por encima de la producción de soja de la actual campaña 2021/2022, que cerró con un volumen de 43,3 millones de toneladas. Con esta estructura, la importación de soja procesada parece un sinsentido. Sin embargo, por la falta de venta de los productores de la oleaginosa a la industria, la importación de aceite y harina se disparó en los últimos meses.
En la primera mitad del año se importaron 55.916 toneladas de aceite, mientras que el promedio nunca superó los dos dígitos y a esta altura del año pasado se habían comprado en el exterior, principalmente a Paraguay, apenas 5 toneladas. En harina pasó de 138 toneladas en el primer semestre del 2021, a 7806 toneladas en lo que va de este año. La importación supera los 100 millones de dólares. Si bien no es un monto muy significativo, resta computar este accionar en los meses de julio y agosto, donde siguen sin venderse la soja en silo bolsas. Además, no existe ninguna razón para importar esta cantidad, algo que no se hizo nunca.
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"Lo están importando o bien para ara mezclarlo con el aceite argentino de buena calidad para exportarlo luego todo junto o bien para la mandarlo a producción de biodiesel", explicó un ex funcionario vinculado con el sector. El punto es que compran temporal porque el productor de granos local no está vendiendo a la industria. Según pudo saber El Destape, la Aduana puso el foco en esto y ya hicieron las primeras intimaciones.
Pese a algunos incentivos que se ofreció al sector, hasta la semana pasada los productores vendieron el 50,3 por ciento de la cosecha de soja 2021/22, lo que implica un relevante retraso en las ventas (estimado en 5,4 millones de toneladas. El secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, junto a ministro de Economía, Sergio Massa, trabajarán el fin de semana para dar alguna respuesta a la primera agenda que se planteó con los miembros de la Mesa de Enlace.
Mientras tanto, la liquidación de los chacarero sigue en compás de espera y la industria opera con una capacidad instalada ociosa que supera el 35 por ciento. En simultáneo, crecieron a niveles nunca visto los niveles de soja industrializada. En la primera mitad del año, según las estadísticas de la Secretaría de Agricultura, las importaciones de aceite de soja sumaron 93,2 millones de dólares, a los que se suman 7,8 millones de dólares en harina y pellets de soja. El año pasado se había importado 18 mil y 187 mil dólares en aceite y harinas y pellets de soja respectivamente. En porcentaje se dispara a 530.009 por ciento en dólares de importación aceites y 4064 por ciento de harina.
Desde Ciara-CEC aseguran a El Destape que "con exportaciones por casi 6 millones de toneladas al año, salvo que sea un aceite especial para industria quimica o de pinturas, donde se usa mucho, no se explica". "Si bien la molienda cayó, sigue habiendo aceite para el mercado interno, aunque es cierto que cayó muchísimo la molienda", agregó el directivo de la entidad agro-empresaria". También puede ser alguna subsidiaria de las grandes empresas que tengan operación en Paraguay", deslizó, sin dar mayores precisiones.
Este medio pudo reconstruir cuál es el camino y los motivos de este aumento en la importación. "No están vendiendo los productores locales y para no parar la fábrica están importando", explican desde el equipo económico.
Fuentes vinculadas con el sector agropecuario explicaron a este medio cómo la sequía en Paraguay les asegura un negocio rentable a algunas cerealeras que operan en la Argentina país y tienen esquemas de movimientos de inventarios con el país mediterráneo. "La cosecha este año fue muy mala en Paraguay, con mucho elemento clorofílico, lo que se llaman grano verde, que le otorga un bajo de valor comercial en comparación con los estándares que se busca para la soja", sostuvieron.
El negocio entonces es importarlo a precios de remate, ante la falta de venta de los productores locales, para mezclarlo con el aceite argentino de buena calidad y así exportarlo a un mayor valor. La otra opción es enviarlo a la producción de biodiesel, donde no se requiere de altos estándares para la materia prima. Esto último además permite no derivar aceite argentino que es mejor calidad para el biocombustible, ya que tiene mayor precio comercial para su exportación.
"Algo de granos siempre se compra. Pero, ¿por qué aceite? Esto es un negocio para ganar con el diferencial de precios que puedan obtener ante una rebaja de las compras en Paraguay", resumió la fuente. Mientras tanto, la exportación de aceite de soja se contrajo 27 por ciento en toneladas mientras que la de harina cayó 10 por ciento en el primer semestre en términos interanuales.
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Los datos correspondieron a la existencia física de granos al primero de cada mes, incluyendo mercadería depositada en acopios, plantas industriales y elevadores terminales de granos, se ubica a agosto en 17.4 millones de toneladas, mientras que en julio previo se ubicaba en 19,6 millones. Estos volúmenes no incluyen existencias en poder de productores, según cifras de la AFIP.
En este contexto, se avanza también en desarticular maniobras especulativas. Esta semana, inspectores de la DGI y de la AFIP incautaron casi 7000 toneladas de granos no declarados que se encontraban almacenados en silo-bolsas dentro de un feedlot. Se trataban de 5486 toneladas de maíz partido, 1216 toneladas de soja y 174 toneladas de trigo. Los granos incautados totalizan 6876,70 toneladas y equivalen a la carga de 230 (doscientos treinta) camiones, tomando en consideración una carga de 30 toneladas por camión, es decir, un total de casi 5 kilómetros colocando uno tras otro.
En simultáneo, esta semana el departamento de Santa Cruz, Bolivia, detectó cargamentos contrabandeados de semillas transgénicas de soya y maíz en una planta de almacenamiento en el municipio de Cotoca. Decomisaron más de 620 toneladas de dichos granos proveniente de Argentina. Este es un indicio de la triangulación de muchas empresas del sector, que no se circunscribe solo con Paraguay, para evadir impuestos con el grano y traer los derivados procesados, una manera más de "afanarse reservas".