En el primer trimestre del año se produjo un aumento de la desigualdad vinculada a los niveles de ingresos de la población. El coeficiente de Gini establece que cuanto más cerca del valor 0 se encuentra una población, se daría una situación de igualdad, y cuando su resultado es 1, lo contrario. En el período enero–marzo se ubicó en el 0,446 cuando para el primer trimestre del año pasado se hallaba en el 0,430. La brecha entre el estrato poblacional que más ingresos recibe contra los sectores más vulnerables fue de 14 veces.
Además de confirmar un incremento de la desigualdad, el último informe del Indec sobre la evolución en la distribución del ingreso, ratificó el bajo nivel salarial promedio, situación que se agudiza ante el escenario inflacionario.
“El 62,6% de la población total (18.376.702 personas) percibió algún ingreso, cuyo promedio es igual a $123.782. Analizado según escala de ingreso individual, los recursos promedio percibidos por el estrato bajo (deciles del 1 al 4) equivalió a $44.235, mientras que para el estrato medio (deciles del 5 al 8), fue de $114.804”, puede leerse en el último informe del Indec con los datos de la EPH. Los últimos dos deciles percibieron ingresos, promedio, equivalentes a $300.882.
En la actualidad, con el dato inflacionario de mayo, la canasta básica total para una familia integrada por cuatro personas, se ubicó en los 217.000 pesos. Este dato da cuenta de que una porción relevante de la población que recibe algún tipo de ingreso laboral no llega a cubrir dicha canasta.
El dato del incremento en la desigualdad podría explicarse por el aumento de la informalidad laboral para el mismo período. Se registró un incremento del trabajo no registrado en 1,2 puntos porcentuales en comparación con el último trimestre del año pasado, según el Indec. Se pasó de 3,3 millones de empleados informales a 3,6 millones, es decir un incremento de 300.000 personas.
Conflictividad laboral
En tiempos en que la inflación sigue por arriba de los tres dígitos interanual, salarios que corren por detrás del costo de vida –tanto para los sectores formales como informales-, y un escenario electoral complejo, los reclamos laborales de los asalariados aumentaron en intensidad. Así lo definió la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) que elabora un índice de conflictividad (ICL). En el bimestre marzo – abril, hubo un alza del 39% en relación al mismo período del año pasado.
La UTDT construye este índice de acuerdo a las negociaciones paritarias de cuatro grandes sectores: transporte, construcción, industrias manufactureras, y comercio. Este conjunto representaría alrededor del 57% del empleo formal en el país, aunque dentro de estos rubros también se perciben alto grados de informalidad.
“El alza de la aceleración inflacionaria, la caída del salario real registrado y el clima político de comienzos de 2023 explican este aumento de la conflictividad interanual en 2023, que comienza a acercarse al nivel de ICL pre pandemia, con un 39% de aumento en el promedio marzo-abril respecto de mismo periodo de 2022”, puede leerse en el último informe de la UTDT.