En enero, con impacto pleno de la duplicación en el precio del dólar (el gobierno lo elevó en un 117 por ciento), los agroexportadores liquidaron 1522 millones de dólares, lo que representó un incremento del 64 por ciento en relación con igual mes del año pasado, según informó este jueves la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC). La mejora no responde al impacto de la sequía el año pasado, dado que el grueso de los granos no fue aún cosechado, sino por la liquidación de stocks retenidos luego que el ministro de Economía, Luis Caputo, devaluara en un 53 por ciento la moneda y mientras se mantiene el actual esquema de retenciones, cuyos retoques quedaron afuera del tratamiento del proyecto de ley ómnibus.
“El ingreso de divisas de enero es el resultado del nuevo régimen de dólar agro y de los movimientos macroeconómicos del nuevo gobierno que impactan sobre las decisiones de venta de la oferta de granos”, reconoce en un comunicado. Incluso respecto a diciembre, cuando ya comenzó a notarse la mayor “predisposición” del campo a liquidarle al gobierno de Javier Milei, el aumento de ingreso de divisas fue del 22 por ciento.
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Desde el sector destacan la mejora en su rentabilidad a partir de la suba en el tipo de cambio. "El ingreso mensual de divisas, transformadas en pesos, es el mecanismo que permite seguir comprando granos a los productores al mejor precio posible", agregó la cámara que nuclea a las principales corporaciones rurales. La liquidación de divisas está fundamentalmente relacionada con la compra de granos que luego serán exportados, ya sea en su mismo estado o como productos procesados, luego de una transformación industrial.
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El principal producto de exportación es la harina de soja, con el 14,2 por ciento del total, que es un subproducto industrializado generado por este complejo agroindustrial, que tiene actualmente una elevada capacidad ociosa cercana al 50 por ciento. El segundo producto más exportado en 2022, de acuerdo con el INDEC, fue el maíz, con el 11 por ciento, y el tercero fue el aceite de soja, con el 6,9 por ciento.
Los rendimientos
La devaluación y la mejora de la campaña –respecto de la cosecha anterior, afectada duramente por la sequía—implican una mejora importantísima en los rindes, lo que también explica la decisión de cristalizar esa mejora en los márgenes. El último informe de la Bolsa de Cereales de Rosario (BCR), se estima un rinde promedio de 41,2 quintales por hectárea como promedio de soja, muy por encima del margen de 13,3 quintales por hectárea del año pasado. La producción estimada supera por 1,5 millones de toneladas el horizonte productivo “que se trazaba con un clima normal” en 18,7 millones para la región núcleo.
De acuerdo con el informe, con 20,2 millones de toneladas estimadas para la campaña 23/24, ya se superan las expectativas productivas del inicio de la campaña. “Es importante destacar que este guarismo ya supera por 1,5 Mt el horizonte productivo que se trazaba en la región con un clima normal. Ese horizonte de normalidad proyectaba una producción de 18,7 quintales por hectárea con un rinde promedio para la región con 38 quintales para el total de soja (primera y de segunda)”, detalla el documento de la Bolsa rosarina.
De esta manera, el gobierno de Javier Milei disfrutará las mieles de una cosecha que le redituará un importante flujo de divisas e ingresos tributarios, cortando una racha de casi un lustro de malas campañas y los productores, de la mejora en sus márgenes. “De atrás para adelante comienza con la trilogía de “La Niña” que muestra la peor marca, la del año pasado con 13,3 quintales por hectárea (qq/ha) y la de los dos anteriores con 31 qq/ha. Y siguen 35 qq/ha en la 2019/20 y luego sí una muy buena marca, la del 2018/2019 —tras la brutal sequía del 2017/18— con 40,7 qq/ha”, señala el informe. Esa era la mayor marca para la región desde que GEA/BCR monitorea la región núcleo, la cual sería ya superada por esta nueva estimación 2023/24 con 41,2 qq/ha.
Si bien las últimas siembras de la soja de segunda se han realizado contrarreloj, y algunos cuadros han quedado por fuera de su fecha óptima, hay un 65 por ciento del área (650.000 hectáreas) que se encuentran en excelente a muy buena condición. El 30 por ciento restante está en buen estado y hay un 5 por ciento en condición regular a causa de emergencias desparejas, faltantes de plantas, siembras tardías y proliferación de malezas como yuyo colorado.
Si bien resta buena parte del ciclo por recorrer, con el 40 por ciento de los cuadros en estados vegetativos, el 55 por ciento entre inicio y plena floración y un 5 por ciento en inicio de fructificación, las expectativas sobre la oleaginosa tardía son muy buenas y los rindes promedios estimados por los técnicos zonales no bajan de 30 qq/ha promedio. De todos modos, desde el sector insisten en atajarse contra una eventual suba de impuestos que, hasta el momento, quedó fuera del debate parlamentario. “En un contexto de precios y márgenes a la baja, una suba de derechos de exportación podría afectar gravemente al sector”, alertó otro informe del mercado cerealero.