Por la baja de inflación en EEUU anticipan que no habrá suba de tasas

Este miércoles la Reserva Federal se reunirá y decidirá qué hacer con la tasa de interés, que se encuentra en sus máximos desde 2007.

13 de junio, 2023 | 19.46

Este martes, la Oficina de Estadísticas Laborales estadounidense difundió el dato de inflación, la cual se ubicó para mayo en ese país en el 4 por ciento interanual, una décima por debajo de lo previsto y la más baja en dos años. Dado que la política monetaria de la Reserva Federal se enfocó en una agresiva suba de tasas de interés, analistas del mercado anticipan que esa escalada habría llegado a su fin. Para la Argentina es una buena noticia por dos razones: por un lado, mejora el perfil de los mercados y baja las condiciones de financiamiento y, por el otro, podría apuntalar los precios de las materias primas que se exportan.

El IPC mensual estadounidense avanzó un 0,1 por ciento, también una décima por debajo de lo esperado (0,2 por ciento) y tres décimas menos en comparación con el 0,4 por ciento de abril. De tal manera, la inflación en Estados Unidos acumula el onceavo mes consecutivo de retroceso, de acuerdo a lo informado por el ente estadístico estadounidense.  La caída del Índice de precios al consumidor (IPC), correspondiente al quinto mes del año, es la segunda más importante desde que el indicador comenzó a disminuir en julio de 2022. La cifra se conoce en la previa de la reunión de la Reserva Federal estadounidense (FED) que abordará su política de tasas de interés.

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Si bien el comité de la Fed toma en cuenta otros datos para definir la política monetaria, como el desempleo y el nivel de actividad (ambos evidencian un buen comportamiento), la baja inflacionaria hace prever en el mercado que no se producirá un alza en las tasas de interés durante esta semana. De todos modos, se mantiene la previsión de un nuevo retoque –ya anunciado en su momento—de 25 puntos básicos en su reunión de julio.

El nuevo descenso del IPC estadounidense se debe a la caída de los precios de la energía, los combustibles, junto con menores aumentos de los alimentos y otros artículos. La energía, cayó un 3,6 por ciento intermensual en mayo y se convirtió nuevamente en el rubro de mayor retroceso. Dentro de esta categoría, se destaca la merma en el precio de la gasolina (-5,6 por ciento intermensual) así como el del fuel oil (-7,7 por ciento).  Los alimentos, por su parte, registraron un descenso de manera interanual al pasar del 7,7 por ciento en abril al 6,7 por ciento en mayo.

La Fed ajustó en diez oportunidades las tasas de interés para tratar de reducir la inflación, pero corre el riesgo de empujar a la economía a una recesión si sube las tasas demasiado rápido. Pero el titular de la autoridad monetaria, Jerome Powell, dio señales que indican la posibilidad de una pausa en el ciclo de subas. Sería la primera después de diez aumentos consecutivos que la mantendría constante. La tasas se ubica actualmente en el rango del 5 al 5,25 por ciento, siendo la más alta en 16 años.

Habitualmente, cuando el IPC es más alto de lo esperado, el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) fortalece el valor del dólar en comparación con otras divisas (mediante un alza en el nivel de tasas), pero una cifras más baja de lo esperado puede hacer que la divisa estadounidense se debilite. Un dólar más débil hace más competitivos los precios de materias primas. En simultáneo, el Banco Popular de China (PBoC) recortó este martes su tasa de interés de referencia a siete días, con el objetivo de estimular a una economía que, tras un rebote por el fin de las restricciones sanitarias por la pandemia de coronavirus, comenzó a estancarse en los últimos meses, algo que también juega en la política del “super dólar” tal como define la Fed a su política.

Los riesgos en torno a las recientes quiebras de varios bancos estadounidenses y el enfrentamiento por el límite de la deuda entre los republicanos en el Congreso y el presidente Joe Biden suman las expectativas de cautela de la Fed a la hora de intentar endurecer aún más las condiciones financieras. El incremento del costo del dinero que implica la suba de tasas se traduce en un condicionante recesivo para la actividad económica, pues se endurece el crédito y se desincentiva la inversión.

De cumplirse las expectativas del mercado, habría un rebote en Wall Street que empujaría los precios de los activos emergentes. Este desempeño podría potenciar los activos argentinos en caso de una recuperación para los mercados. 

Los activos locales habían logrado desacoplarse en los últimos meses de los vaivenes externos, al menos en el caso de los papeles privados. La expectativa empresaria de una fuerte recuperación local de la actividad económica, impulsada además por mejores datos del exterior, llevaron a las acciones de empresas que cotizan en la Bolsa porteña hasta a duplicar su valor en los primeros cinco meses del año, mientras que en el cotejo interanual llegan a multiplicarse por hasta siete veces.  

De acuerdo con el último informe del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC), las acciones argentinas vinculadas a la actividad petrolera y del gas suben hasta más del 100 por ciento y se desacoplan del mundo. En el acumulado de los últimos doce meses, las acciones de YPF saltaron 530 por ciento.

Por su parte, precios más sostenidos de las materias primas con un dólar más débil favorecería a la Argentina en el corto plazo, dado que una Fed menos agresiva en su política habilitaría la liberación de fondos que podrían volcarse a acciones y bonos en Wall Street como así también en el mercado de commodities. Un freno en la migración de capitales desde emergentes hacia los Estados Unidos también favorecería a la Argentina. De todos modos, la estrategia del equipo económico que conduce Sergio Massa es seguir financiándose en el mercado financiero doméstico.

Los títulos argentinos podrían también captar en materia de precios parte de este posible rebote de la renta fija y la variable, que también se trasladaría a las materias primas que la Argentina exporta, en momentos en que la sequía afectó duramente la cosecha de soja, el principal rubro generador de divisas para el país por ventas al exterior.